“Sí, señor Presidente. Le dije que, como en el teatro, hay butacas de primera, segunda, tercera, penúltima y última fila. Nosotros ocupábamos las del fondo, si acaso, frecuentemente excluidos de la sala”.
-Julio Scherer a Carlos Salinas.
Si tiene usted oportunidad de leer la edición impresa de enero (2025) de la revista Proceso, descubrirá la grandeza del periodismo y la poesía. También en las páginas del Semanario ZETA, a través de la Sección Cultural que coordina Enrique Mendoza.
No existe el premio Nobel de Periodismo, pero en 2021 el de la Paz fue para la periodista filipina María Ressa y el ruso Dmitry Muratov.
En 1979 la Madre Teresa de Calcuta recibió esa distinción.
Publicidad
El poeta mexicano Octavio Paz el de Literatura 1990.
Un amigo que visitó el Instituto de Ingeniería de la Universidad Californiana de Stanford, se admiró porque tan sólo en esa área habrían trabajado como investigadores 11 premios Nobel de Física.
Cuando el poeta mexicano Octavio Paz era embajador de México en la India (1970s), al Presidente Luis Echeverría Álvarez se le ocurrió irrumpir y pisotear el Gran Diario de la Vida Nacional, Excélsior, y a su director, el periodista Julio Scherer García; abrazado, le acompañaron don Vicente Leñero, Rogelio Naranjo, y muchos colegas.
Octavio Paz, diplomático en la India, en solidaridad con Scherer, renunció como embajador. El periodista fundaría la prestigiada revista Proceso, y en lugar de Plural semanal de Excélsior, Octavio Paz fundó Vuelta.
La honestidad de los poetas, literatos y periodistas, su amor por las personas y la verdad les ha guiado al sacrificio de su vida misma. Es el caso del pensador griego Sócrates que prefirió tomar el veneno (cicuta) que sostenerse en la mentira de la idolatría helena: con el cuento de los dioses, el imperio griego tenía asustado al pueblo con el petate del muerto. Sócrates desenmascaró la mentira de la teocracia helena.
Octavio Paz fue perseguido y despreciado tanto por nazifascistas radicales como por comunistas soviéticos. Grandes poetas rusos postrados ante Stalin y Lenin. Insoportable la crítica del mexicano Nobel Octavio Paz. ¡Qué se le va a hacer!
No todo lo grande es bueno, pero todo lo bueno es grande.
Más allá del prestigio y el premio en efectivo de miles de dólares que otorga anualmente la academia sueca de los premios Nobel, destaca la honestidad y dedicación de las personas en el área, reconocida por su servicio a la humanidad como es el caso de las vacunas para las diversas pandemias o alimentos.
En YouTube escuche usted, por ejemplo, el discurso del Nobel de Literatura (1970), el ruso Alexander Solzhenitsyn en la Universidad de Harvard (en español). Su Archipiélago Gulag circuló de contrabando en Rusia y en la Europa de la Cortina de Hierro.
Hoy resulta que todo o casi todo lo que dijo don Julio Scherer y su escuela, tanto como Octavio Paz y su escuela (hoy Letras Libres), es verdad o veraz. Una alerta para salvar a las personas.
La grandeza de Octavio Paz es tan admirable que por Las Trampas de la Fe, sabemos que Sor Juana Inés de la Cruz escribió unos sonetos-versos al misionero jesuita Eusebio Kino, porque ella lo presentó con el erudito novohispánico Carlos de Sigüenza y Góngora.
Por el escritor Gabriel Trujillo (Mexicali) conocemos que el abuelo de Octavio Paz vivió en Ensenada a principios del siglo XX. De hecho, por acá en la Feria del Libro de la UABC ofrecían la vida del padre José María Morelos, escrita por Irineo Paz (1ª. Edición).
En “Scherer, testigo de la historia”, en enero de 2025, Proceso es un memorial de la trascendencia entre poesía y periodismo.
En la Segunda Guerra Mundial, el religioso holandés Tito Brandsma fue martirizado por los nazis por defender a los periodistas y la libertad de expresión. El Papa Francisco lo canonizó el 15 de mayo de 2022.
Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.