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martes, enero 7, 2025
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Carta a los reyes magos

“Querido niño Dios, mi hermanito me está haciendo el favor de escribir esta cartita ya que, como sabes, no tengo brazos, bueno, tampoco tengo piernas. Pero tengo voz para dictarle a mi hermano esta humilde cartita que te pide humildemente un regalo para la navidad. ¡Ah! ¡Por favor! ¡No me vayas a traer otro sombrero!”.

Dos niñas en el patio de la escuela después del día de Reyes. Le pregunta una a la otra:

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— ¿Qué te han traído los Reyes Magos?

— Una mini-cadena —contesta la otra muy afónica.

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— ¡¡Ah!! Muy bien, pero ¿por qué hablas tan bajito…?

— Es que me aprieta mucho…

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Autor: Melchor, Gaspar o Baltasar.

 

Breves

Venancio dice:

— ¡Vaya, tío! ¡Es la primera vez que una mujer me trae el desayuno a la cama!

— ¡Cállese y tómese la pastilla!

— ¡Sí enfermera!

 

*  *  *

 

Dos hombres conversan sentados en la barra del café de la esquina.

—  A mí me gustaría una mujer que me lleve el café a la cama.

—  Pues compadre, ¡a mí me gustaría una mujer que me traiga la cama al café!

 

*  *  *

 

—  ¿En una escala de 1 a 10 cómo evaluaría su capacidad de comprensión?

— ¡Pizza con queso extra!

 

*  *  *

 

—  ¿Ya está lista la vacuna?

—  ¿Qué tal la vacuna rusa?

—  No stanilista.

—  ¿Por qué tiene interés en trabajar como bibliotecario aun recibiendo el salario mínimo?

—  ¡Porque me gusta decirle a la gente que se calle!

 

*  *  *

 

El papá, al escuchar los aullidos del perro le dice a Pepito:

— ¡Pepito! ¡No le jales la cola al perro!

A lo que el niño contesta:

—  ¡Sólo se la agarro pero el maldito perro corre!

— Le tengo dos noticias.

— Dígame primero la buena, doctor.

—  ¿Cuál buena?

 

*  *  *

 

En la boutique, la señora al recibir el vestido que la mujer que atiende le alcanza y darse cuenta que es muy diminuto le dice:

— Por favor, señorita, ¿tiene este vestido en talla de una mujer que coma?

 

*  *  *

 

El juez al acusado:

— ¿Jura decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad?

— No.

— ¡Uy! ¡Usted es el primero en decir la verdad!

 

*  *  *

 

Un empleado le lee a Juan un memorando de la gerencia que acaba de llegar:

—  ¡Uy Juanito! En este memorando dice que el viernes lo van a despedir a usted del trabajo.

—  ¿Y para eso me despertó? Es lunes, ¡faltan cinco días!

 

*  *  *

 

— Carlos, ¡Me siento ignorada! ¡Quiero el divorcio!

— Y yo a ti más, ¡amorcito!

 

*  *  *

 

El cliente grita al ver el desayuno que le ha traído el mesero:

— ¡Mesero! ¡En mi plato hay un gusano!

— No señor, ¡Esa es la salchicha!

 

*  *  *

 

El año pasado mi suegra prometió: “Este año me voy a mudar”. Estuve esperando a que se fuera de casa y no. ¡Lo que hizo fue permanecer callada!

 

*  *  *

 

— ¿Qué prefieres? ¿Muslo o pechuga?

—  ¡Oh! ¡Me gustaría hablar con otro cirujano, por favor!

 

*  *  *

 

En la escuela, la profesora le pregunta a los niños:

— Niños, díganme… ¿Cómo se piden las cosas?

— ¡Por Amazon, profesora!

 

*  *  *

 

— Señor…

La persona responde con voz gruesa:

— ¡SEÑORA! ¡Respete, doctor! ¡Dígame qué tengo por favor!

— Okey señora, ¡Tiene crecida la próstata!

 

*  *  *

 

— Señor, ¿me regala 200 pesos para un cigarrillo?

— ¿Y todo eso vale un cigarrillo?

— ¿Y qué quiere? ¿Que me lo fume en ayunas?

 

*  *  *

 

El abogado le dice a la mujer:

— Señora, su esposo la demandó por malos tratos.

– No lo creo… ¿sobrevivió?

 

*  *  *

 

— ¿Qué hace un chino con un capucha?

— Un capuchino.

Autor: El último lector de 2024.

El mar

— ¿Cuál es el mar más duro?

— El mar tillo.

— ¿Cuál es el mar más agotador?

— El mar atón.

— ¿Cuál es el mar que cualquiera puede dominar?

— El mar ioneta.

— ¿Cuál es el mar más rico?

— El mar qués.

— ¿Cuál es el mar más holgazán?

— El mar mota.

— ¿Cuál es el mar más sucio?

— El mar rano.

Autor: Un marinero.

 

Nuevo gerente

Una empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo gerente general. El nuevo gerente vino con la determinación de hacer cambios y hacer la empresa más productiva.

El primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección en la empresa. En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba recostado contra la pared con las manos en los bolsillos.

Viendo una buena oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le preguntó al joven:

— ¿Cuánto gana usted por mes?

— Cuatro mil pesos, señor, ¿por qué? —respondió el muchacho, sin saber de qué se trataba.

El gerente sacó cuatro mil pesos del bolsillo y se los entregó al joven, diciendo:

— Aquí está el sueldo de este mes. Ahora desaparezca y ¡no vuelva nunca más!

El joven guardó el dinero y se fue, de acuerdo a las órdenes recibidas.

El gerente entonces, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios:

— ¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese joven?

— Sí, señor —respondieron los operarios—. Vino a entregar una pizza.

Autor: Anónimo de Rappi.

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Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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