El gran Baja California Center fue nuevamente el portal para rugir al ritmo de los leones argentinos la noche del sábado 16 de noviembre, recinto al que desde muy temprano comenzaron a llegar los fanáticos de Los Fabulosos Cadillacs, fuera en solitario, compañía e incluso en autobuses colectivos, aprovechando el clima despejado, aunque fresco, con un DJ ambientando a quienes esperaban la hora de ingreso y que en cuanto pusieron un pie en el interior corrieron a buscar su mejor lugar.
Adelantándose a la programación, “Nunca jamás” abrió el escenario a las 8:20 con una vibra enérgica y divertida; los sonorenses Omar, Pedro y Cesar Bernarld emocionaron a los asistentes con su rock agropecuario e introduciéndolos a la otra dimensión que estaba por vivirse.
Y poco antes de las 10, los Cadillacs irrumpieron ante los gritos del público con una apertura instrumental, tras la cual se fueron directo a vibrar con sus fusiones de reggae, rock y ska.
“Muy buenas noches queridos y queridas amigas… ¡Tijuana, esto es el león del ritmo!”. Un público bastante adulto y consciente, pero muy activo, disfrutó de dos horas de concierto prácticamente ininterrumpido, donde los Cadillacs presentaron un set de lo más querido de su discografía, y que fue del gusto de todos los presentes en todas las secciones.
Así, omitiendo los grandes discursos, la agrupación conformada por Vicentico, Sr. Flavio, Sergio Rotman, Dany Lozano, Nando Ricciardi, Mario Superman, Astor Cianciarulo y Florian optaron por dar toda su energía a los más de cinco mil asistentes, quienes a cambio se mantuvieron en un estado de euforia, con todo y que la presentación dividida en tres momentos también permitió instantes de contemplación e introspección en muchos de los presentes, así como pausas necesarios para adquirir botanas y bebida de los vendedores que no paraban de atravesarse entre la multitud.
Acelerando los ritmos progresivamente, los Cadillacs generaron una hipnosis colectiva, en un juego psicodélico de luces y vaivenes auditivos, con grandes temas como “Manuel Santillán”, “La luz del ritmo”, que abrieron el show; “Vos sabes”, haciendo llorar a más de uno; “Calaveras y diablitos”, donde se cantó el coro a capella con toda la gente”; y “Mal bicho” y “El satánico Dr. Cadillac” que hicieron brincar; adaptando varios de sus sencillos con referencias a Tijuana, antes de despedirse brevemente y volver con un tremendo encore de “Matador”, “Vasos vacíos” y “Yo no me sentaría en tu mesa” que concluyó la comunión musical de 25 canciones con un “Ahora sí es el momento de Tijuana. Adiós, hasta siempre”. Una despedida que continúo para cientos de asistentes que aún en los pasillos del Baja California Center siguieron coreando a modo de reminiscencia de lo que fue una muestra de amor de los argentinos.