A poco más de un siglo (alrededor de 1914) los burro-cebra instalados en la Avenida Revolución fueron retirados para colocar en su lugar prototipos de madera, realizados artesanalmente por los burreros, los cuales fueron expuestos desde el pasado domingo 29 de septiembre.
“Era desgastante la visita de diferentes direcciones, en este caso la Dirección de Medio Ambiente, que estuvo pidiendo una serie de requisitos. En realidad, se nos salió de las manos; es un gasto que ya no podemos solventar”, explicó a ZETA Aidée Mendoza, quien se encarga de una de las carretas.
Entre los principales requisitos solicitados estaba la actualización del permiso de trabajo ambulante -que tenían bloqueado por la cuestión del burro vivo-, contar con un veterinario especialista en equinos, análisis sanguíneos, entre otros.
Según narró, ante la dificultad para adaptarse, el proyecto se preparó desde hace un año. Primeramente, buscó a alguien que realizara el dibujo a escala con las dimensiones correctas del animal. Después de ello, y utilizando su fabricación de forma terapéutica ante los momentos difíciles que atravesaba, tardó un mes en tallar y pintar la actual versión.
“Para nosotros no se nos dificultó mucho, porque la gente reacciona igual: tenemos críticas buenas y críticas malas”, comentó.
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En ese sentido, sobre la incógnita del paradero de los burros vivos, de 7, 8 y 13 años, respectivamente, manifestó que optaron por donar los tres al propietario de un rancho en Tecate.
Sin embargo, la influencia de las autoridades surgió desde los movimientos animalistas que presionaron con distintas iniciativas legales.
Frank Ortiz González, director de litigio estratégico de Abogados Animalistas México, explicó que en 2018 presentaron un amparo en contra de la patrimonialización del burro-cebra. Siendo la misma autoridad quien otorgó el nombramiento, sin asegurarse o brindar recursos para su sustento adecuado, “es producto de esta impunidad; no se respetaban los reglamentos municipales, ni las leyes estatales”.
“En 2022, se presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado y logramos que se pudieran rescatar, mediante una orden de cateo, cinco burras que eran mantenidas en condiciones de maltrato y sufrimiento innecesario, sujetas a esta actividad de comercio”, destacó.
En 2023, nuevamente interpusieron una denuncia en la Dirección de Protección al Ambiente Municipal.
“Hablando de un maltrato sistemático por las grandes jornadas de trabajo, también el tema de que eran pintados; el pelaje de los animales no está capacitado para absorber esta clase de tintes, aunado al alimento”, explicó.
Por último, celebró la salida de las calles del animal, liberado de años de explotación laboral, afirmando que Tijuana dio un gran paso en el tema del derecho animal; sin embargo, consideró que aún quedan pendientes temas como la adopción animal, la esterilización, una mejor estructura en el centro de Control Animal y la tauromaquia.
