Como si a Batman le robaran de su aura oscura, carácter imponente, o a Superman de su sentido de justicia, heroísmo e ideal de protector, el Guasón de Joaquin Phoenix queda expuesto, frágil y e inerme ante el guion co-escrito por el cineasta y director Todd Phillips y Scott Silver.
La secuela (ya disponible en cines) ha dividido el criterio tanto de expertos cinéfilos como a quienes consideran una maravilla osada, su primera entrega, la cual tuvo a Phoenix como ganador del Oscar a Mejor Actor. Sin embargo, como toda buena obra, el titubear en una continuación era de esperarse, las impresiones que generó “Joker” (2019) dieron altas expectativas a “Joker: Folie á Deux”, terminando en un desesperante viaje y un mal logrado Arthur Fleck (no por la actuación que desempeñó Phoenix), sino por lo vulnerable y fuera de sí que quedó el personaje principal, quien en esta ocasión fue acompañado por una nada explotada Lee Quinzel (Lady Gaga).
Atrás quedaron las palabras de Joaquin al referirse a “no corromper lo logrado en Joker”, pues la obra queda totalmente ajena a la esencia que encarnó el actor mostrándolo de manera miserable, cuya odisea se basa en esperar el veredicto final efectuar el atentado en contra del presentador Murray Franklin (Robert De Niro). En ese lapso, temas como “Bewitched, Bothered and Bewildered”, “If My Friends Couls See Me Now”, “That’s Entertainment” y “Me and My Shadow” desfilan en la imaginación de los protagonistas.
En cuanto a Gaga, la idea de hacer algo para celebrar la complejidad de una mujer que tiene peligro dentro de sí y, al mismo tiempo, dulzura, como lo es su personaje, queda reflejada en pantalla, ni decir a la hora de las interpretaciones; Sin embargo, la película no es bastante gentil con Lee, pues tenían a toda una artista para sacarle provecho, quedando simplemente en una buena actuación que sirve para adornar.
En conclusión, “Joker: Folie á Deux” cumple con el seguimiento que se venía gestando desde su precuela, pero no termina de abonar a la raíz y locura que manifestó el personaje de Arthur en la primera obra, al contrario, no parece el mismo personaje, y aunque sus sentimientos quedan expuestos, el musical resultó en una apuesta no atinada de Phillips durante las 2 horas y 18 minutos que dura la película.