La interconexión eléctrica entre la planta fotovoltaica de Puerto Peñasco y Baja California requeriría una inversión de 2,100 millones de dólares, dijo Gonzalo Monroy, consultor de energía, quien señaló que aun cuando la autoridad ha reconocido la urgencia de concretarla no ha sido transparentado el proyecto formal y su financiamiento,
La gran inversión para conectar eléctricamente al sistema de Baja California con el Sistema Nacional Eléctrico se debe a que la planta fotovoltaica de Puerto Peñasco, en Sonora, tiene una frecuencia y una carga distinta a la del sistema bajacaliforniano.
El cual está en línea con el del sur de California y tiene déficit de energía cada verano, por lo que, estarían incrementando los apagones, si no se concreta la interconexión ni se amplía la infraestructura para importar energía de Estados Unidos.
La planta fotovoltaica en Puerto Peñasco es de 1,000 megawatts, y el gobierno federal sólo ha construido cerca de 100 watts, porque se irá haciendo por módulos, explicó el especialista, quien destacó el riesgo de que el avance sea más lento o incluso el proyecto no se complemente debido a que formalmente, de manera contable, no está en la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El proyecto depende de las asignaciones presupuestales de la Secretaría de Energía lo significa que hay que esperar el presupuesto que se le dará para los siguientes años, y ante una crisis económica existe el riesgo de que “se quede parado” tal como ocurrió en la década de 1980 con otros proyectos en materia energética.
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El proyecto de la planta de Puerto Peñasco es una idea muy similar a lo que ocurre con la refinería de Dos Bocas, en la que el gobierno federal va financiando la obra y una vez ya completada y que haya pasado las certificaciones de obra se le transferirá en donación a la CFE.
Se hizo de esta manera, porque “no se les quiere meter más deuda” a las empresas del Estado (CFE y Pemex) que genere un desbalance en las métricas que está siendo revisadas por mucha gente. En el caso de la refinería Dos Bocas aún no ha sido transferida formalmente a Pemex, apuntó.
En cuanto a la posibilidad de que en el sexenio actual haya más participación de las empresas privadas, Gonzalo Monrot consideró que es “muy posible que pronto se diga a ver, voy a construir una planta y a través de empresas privadas la construya e incluso puede llegar a operarla, pero en el nombre formalmente el que está generando la energía y la va a vender va a ser Comisión Federal de Electricidad (CFE)”.
“Acaba de salir una licitación para ir haciendo la exploración del potencial geotérmico por parte de la Secretaría de Energía; esto podría ser una parte muy buena”, porque en los últimos dos sexenios no se avanzó en geotermia, añadió en entrevista con ZETA.
Otro reto para la CFE es la necesidad de invertir más de 3,000 millones de dólares en el país para reforzar el sistema de transmisión y evitar que siga incrementado los apagones en diferentes regiones del país.
En la gestión de Manuel Bartlett al frente de la paraestatal y de Rocío Nahlé en la Secretaría de Energía se hizo un “cuello de botella” en la transmisión, porque erróneamente se dejó de invertir en este rubro en 2020 cuando la demanda cayó por la pandemia de COVID-19, pero la demanda creció tras la contingencia sanitaria.
Ante la insuficiente inversión en infraestructura de ese tipo, hay estados como Querétaro que construye las subestaciones y a veces también refuerza las redes de transmisión, “pero para no violar la Constitución, una vez construidos se los donan a la CFE”.
Esto último ayuda a que generadores privados, principalmente de energías renovables, suban a la red, y el estado continúe desarrollándose. No obstante, “depende muchísimo de las diferentes condiciones fiscales y económicas que tenga cada uno de los estados”, agregó.
