Con la resonancia compleja de la pérdida de fe como común denominador, además de temas universales como la comunidad, migración y la esperanza captada en los filmes “El reino de Dios”, de la veracruzana Claudia Saint Luce y “Un viaje al corazón”, del tamaulipeco Alonso Álvarez -protagónico de Omar Chaparro en un contexto mayormente tijuanense –, la cartelera de cines en México será nutrida a partir del jueves 10 de octubre
Una filmada en las zonas rurales de Veracruz, y la otra en Los Ángeles, Tijuana, y Popotla en Baja California, “El reino de Dios” de Claudia Saint Luce y “Un viaje al corazón” (“The Wingswalker”), de Alonso Álvarez, protagonizarán los próximos estrenos de las carteleras de cine en México a partir del jueves 10 de octubre, mismos de los que ZETA dialogó con sus realizadores.
“El rodaje lo hice en mi pueblo Tlalixcoyan, en Veracruz (2021) durante doce días, con una sensación térmica de 48 grados Centígrados, filmando sólo al amanecer y atardecer. En un momento en el que perdí la fe espiritual y conmigo misma, estaba infantilmente enojada con Dios por la enfermedad, agonía y muerte de mi padre; y, por otro lado, dejé de creer en mi trabajo, soy muy víctima, me comparaba con otros. Hacer cine te expone a juicios al buscar incentivos, y cuando el público ve tu trabajo”, señaló a ZETA la también guionista de 41 años, cuya película obtuvo el Mayahuel a Mejor Película Mexicana en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
Estrenada en el Festival de Cine de Berlin (2022), “El reino de Dios” sigue la historia de Neimar, un niño de 7 años amante de los caballos que se prepara para su Primera Comunión porque su abuela, a quien ayuda a vender tamales, le ha dicho que el día que la haga conocerá a Dios, pero mientras se prepara para recibir el sacramento, va perdiendo la fe.
“Traigo angustia de estrenar en salas de cine, debería decir ansiedad, lograremos proyectarla en cines comerciales, suerte que no corren todas las producciones en México, pero ahora, cómo convences a las personas de ir a verla, a lo mejor con el título vaya la comunidad cristiana, pero ese es mi miedo. Esta historia la construí yendo a visitar a mi abuela, buscando mis personajes en gente que no son actores y locaciones en el pueblo, lo que me pareció una experiencia distinta”, relató la directora de “Los insólitos peces gatos”, “La caja vacía”, “Amor y matemáticas” y “El camino del Sol”.
Apoyada por un fotógrafo, sonidista, asistente de cámara y un gaffer, Saint Luce tradujo su sentimiento de pérdida de fe a la historia de Neimar, alimentando la ficción y contextualizandola a las costumbres rurales: “Quería hacer algo en mi pueblo y hablar de muchas situaciones que he sentido ahí, y otras que he vivido”.
Por otra parte, Claudia espera que la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, atienda el tema de la violencia y la cultura, “porque un pueblo sin cultura sólo consume televisión y se queda muy pendejo, o ve cine comercial que sólo adoctrina y anestesia, o acuden a plataformas de streaming que te dicen qué debes ver. No nos automaticemos, no perdamos la capacidad de decidir. Espero que Dios ilumine a la Presidenta e incentive a los exhibidores físicos y digitales para que proyecten nuestro cine y no coman puro McDonalds”.
TIJUANA, MIGRACIÓN Y OMAR CHAPARRO
Escrita entre el cineasta Alonso Álvarez y el actor Max Arciniega (“Breaking Bad”), la cinta “The Wingswalker” (“Un viaje al corazón”) se logra al converger diversas situaciones, entre éstas, que el padre de Arciniega -quien en la cinta interpreta a Rambo un deportado que vive en la canalización en Tijuana-trabaja como rampero en el Aeropuerto en Chicago; el encierro en una prisión federal del director, donde conoce la historia de un migrante deportado justo cuando su hija sería intervenida quirúrgicamente y tenía miedo a que falleciera y no volverla a ver; y otro prisionero que predicaba después de la comida, que hablaba de Dios y de no perder la fe a volver a reunirse con sus familias.
“Me enamoré de esta historia inspirada en hechos reales y personajes que están dentro de la película, lo que sin duda me permitió llevar al máximo a mi personaje, que fuera verosímil, real, que se sintiera, sobre todo las calles de una Tijuana densa, llena de colores y matices en el bordo, de casas migrantes, donde los deportados pierden el pudor porque muchos de ellos ya no tienen esperanza, dinero, ni papeles, y terminan en el mundo de las drogas”, relató a ZETA Omar Chaparro, quien interpreta a Julián.
“Es una historia de resiliencia, valentía y de lo que es capaz de hacer un padre por salvar la vida de su hija, y ahí es donde el filme toma otras dimensiones sin importar si eres migrante, vives en Canadá o Tijuana. Es una película con temas universales, que habla de no perder la fe, y la esperanza”, agregó.
En la cinta, Chaparro comparte créditos con los tijuanenses Héctor Jiménez y Adolfo Madera, además de Julio Bracho, Luis y Daniel Moncada, Jesús Ochoa, Julio César Cedillo, Gustavo Sánchez Parra, Mercedes Hernández y Mónica Dionne. Construye un personaje pro Donald Trump, porque al igual que otros latinos, no quiere que otro mexicano llegue a quitarle su trabajo.
“En ese sentido, vemos el arco de mi personaje que es deportado y todo el viacrucis para retornar con su hija, y por otro lado, que pierde la fe en Dios porque su esposa muere, y al final toma el lema ‘In God We Trust’’”, enfatizó el histrión, quien subió 14 kilogramos para encarnar su personaje, que lo ayudó a enfrentar situaciones de salud mental.
El drama que alejó a Chaparro de la comedia está situado entre cine de autor y comercial para adentrarse al suspenso, emociones y profundidad, descubriendo lecciones sobre la paternidad y la perseverancia, en un viaje de autodescubrimiento.
