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jueves, noviembre 21, 2024
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El asalto

Dos abogados están en un banco cuando entran unos tíos enmascarados con pistolas. Rápidamente uno de ellos le da 100 dólares al otro.

— ¿Qué es esto?

— Te lo debía por la cena del otro día.

Autor: Otro abogado.

 

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Tres preguntas

Una mujer va a un abogado.

— ¿Usted cuánto cobra por una consulta rápida?

— 100 euros por tres preguntas.

— Vaya, es un poco caro, ¿no?

— Sí… y dígame, ¿cuál es su tercera pregunta?

Autor: Un estudiante de Derecho.

 

Cierra los ojos

— Abuelita, cierra los ojos.

— ¿Por qué quieres que cierre los ojos? ¿Alguna sorpresa? ¿Un regalo?

— Mmmm, no, porque papá ha dicho que cuando tú cierres los ojos, seremos millonarios.

Autor: Ex suegro.

 

Pregunta a Jaimito

— A ver Jaimito, si tengo 40 manzanas en una mano y en la otra tengo 50, ¿qué tengo en total?

— Unas manotas.

Autor: Jaimito reprobado.

 

La felicidad de Pepe

— Pepe, ¿por qué estás tan contento esta mañana?

— Cómo no voy a estar contento, si mi mujer me ha dicho que soy el mejor amante de todo el barrio.

Autor: Anónimo del barrio.

 

Imprudente

— Qué niño tan feo.

— Es mi hija.

— Ah! no sabía que fueras padre.

— Soy madre.

— ¡Ah, sí! Es verdad, sí te vi embarazada.

— Es adoptada.

— Mejor me voy.

Autor: La mujer.

 

El reloj de un gallego

Un gallego le muestra a un amigo el reloj que le regalaron:

— ¡Mira esto…! ¡Mira qué reloj me mandó mi primo! Da la hora, los minutos, los segundos, la fecha. Tiene alarma, cronómetro, tiene linterna y radio.

— ¡Excelente, Manolo, cuántas cosas!

— ¡Sí! Y mi primo me dijo que me podía bañar con él, pero no encuentro el botón para que caiga el agua.

Autor: Un joyero.

 

El casting

— ¡Mamá, conseguí un papel en el casting!

— ¡Qué alegría! ¿Y de qué harás?

— De marido.

— Bueno hijo, no te preocupes, ya te tocará un personaje con diálogo la próxima vez…

Autor: Estudiante de teatro.

 

La verdad

— Cariño, estás preciosa.

— Dime algo que no sepa.

— Estacionar el auto.

Autor: Ex marido.

 

Amarte

Llega un hombre a su casa, de madrugada y cayéndose de borracho y le dice con voz ronca a su mujer:

— ¡Amorrr míooo…! ¡¡¡Voy a amarte!!!

— ¡Si quieres vete a Júpiter, pero a mí déjame dormir!

Autor: Ya sobrio.

 

La carta

Un día el capitán le dice al soldado:

— Le han mandado una carta en blanco, soldado.

El soldado responde:

— Es de mi mujer.

— ¿Cómo sabe?

— Porque se enojó y no nos hablamos.

Autor: Un soltero.

 

Primer hijo

— ¡Ring! ¡Ring!

— ¿Sí?

— ¡Doctor, mi mujer está a punto de dar a luz!

— ¿Es su primer hijo?

— No, soy su marido.

Autor: Un primerizo.

 

El tratamiento

Una mujer de 25 años le cuenta a una amiga sobre su matrimonio con un señor de 75 años.

— Es tan caballero… me trae flores todos los días, me regala bombones, me lleva de paseo, fuimos de vacaciones a Hawái, me compra ropa todas las semanas, me lleva al cine, al teatro, de cenas a los mejores restaurantes, joyas.

— ¿Y en la noche? —pregunta la amiga.

— En la noche hacemos el tratamiento.

— ¿Cuál tratamiento?

— Él trata y yo miento.

Autor: Terapeuta de parejas.

 

Buscapleitos

Uno que va hacia un señor que, sin meterse con nadie, bebía su copa en un extremo de la barra, le dice en tono amenazante:

— ¿Está usted buscando pleito?

El otro le responde calmado:

— Desde luego que no, amigo. Si buscara pleito ya me habría ido a mi casa con mi mujer.

Autor: Un cantinero.

 

Pajarera

Un borracho llega a su casa como diablo y llama a la puerta de su casa. Toc, toc, toc… y no le abren. Se pone a gritarle a su mujer:

— ¡Golondrina, hip… hip… ábreme la puerta, pichoncita! ¡Ábreme, hip… hip… la puerta! ¡Gorrioncillo pecho amarillo, ábreme la puerta hip… hip…!

En eso su mujer tiernamente le abre la puerta; al verla, el borracho la ve y la dice:

— ¿Por qué no me abrías URRACA?

Autor: Borracho sin esposa.

 

Lo que no se sabía

El matrimonio Ramírez está esparcido en el sofá, viendo la televisión: él, con camiseta de tirantes y una lata de cerveza en la mano; ella, con bata, con una toalla en la cabeza.

— Pedro, ¡hace 30 años que estamos casados y nunca me has comprado nada!

— Amor, no sabía que vendieras algo…

Autor: Anónimo de Marketplace.

 

A campanadas

Esto es un borracho que se encuentra con un amigo por la calle y le dice:

— Oye, ¿sabes qué? Ayer llegué a casa borracho a las 12 de la noche y mi mujer me dio un cacerolazo por cada campanada.

— ¿Y has aprendido la lección?

— Sí, ¡a partir de ahora llegaré a la una, porque duele menos!

Autor: Un ebrio sensato.

 

San Google

— Amor, prométeme que cuidarás a los niños y que les hablarás de mí.

— ¿Otra vez buscaste tus síntomas en Google?

—  Te quiero mucho…

Autor: Estudiante de Medicina.

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Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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