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jueves, octubre 17, 2024
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Cautivará “Hilando Sones” en el FICM

El documental ganador de una Mención Honorífica en la categoría Emerging Filmmaker en el Hot Docs Canadian Documentary Film Festival llega al Festival internacional de Cine de Morelia (FICM), trabajo en el que sumerge al espectador a la comunidad de San Pedro Amuzgos, Oaxaca, donde la historia de Donato Núñez, el último violinista del lugar y la de Lorenzo, su hijo, quien busca recuperar esa tradición, así como la de Zoila Bernabé, la madre del realizador Ismael Vásquez, en un rodaje acompañado por el tema “Mi universo”, de Natalia Hernández Hernández, una músico de la misma comunidad.

Para el director este trabajo es importante, ya que se realiza una mirada desde el interior de la comunidad porque “desafortunadamente en este mundo, el morbo es muy comercializado, como la miseria y todo eso, entonces se ha generado un punto de vista muy paternalista, todo el tiempo de ‘ay, pobrecito’, ‘ay mira esto’, por lo que intenté hacer fue proyectar nuestras historias, nuestras imágenes, con mucha dignidad”, cambiando el discurso etnográfico y dejar en claro que en las comunidades “estamos proponiendo la solución de algo, quiero que en nuestras historias se muestre nuestras vidas, porque muchas veces se presenta como un objeto de estudio (…) y es el difícil encontrar la voz real de la comunidad en estos trabajos”.

El trabajo surge de la necesidad del realizador de explicar su entorno y, sobre todo, de la muerte de Donato, quien era el violinista que escuchaba desde niño, alguien a quien veía “mucho tocar en momentos importantes de la comunidad y recuerdo como me quedaba escuchando su música, generalmente él no tenía público, casi no había gente que lo escuchara, o sea, sí tocaba, pero mucha gente hacía sus actividades. Eso permitió que llegara con su hijo, quien intentó recuperar sus sones” por lo que lo hizo uno de los protagonistas del relato.

La incorporación de su madre, quien se dedica al hilar, se da porque “nosotros crecemos dentro de nuestra comunidad donde las mujeres trabajan mucho la artesanía de telar de cintura, entonces muchos de nosotros, sus hijos, crecemos debajo de sus telares, entonces nuestras primeras experiencias en nuestra niñez las vivimos debajo del telar” lo que hace que en ese espacio surjan “los cuestionamientos, las preguntas y los problemas existenciales que tenemos y consideré que la mejor forma de abordar estas preguntas que son difíciles de responder, se diera alrededor de su telar”.

Ismael remarca que al ver trabajos hechos por personas ajenas a las comunidades es algo que no lo tiene satisfecho, “para mí son un poco complejas en el sentido de que no me siento identificado, no siento que se trate con dignidad nuestra imagen. Se explota mucho lo folclórico, lo miserable, lo triste, que no es que no exista, eso es verdad, hay mucha música en nuestras comunidades, hay mucho baile, hay situaciones difíciles, pero también hay otros puntos importantes de nuestra comunidad, como el amor, como la tristeza, el enojo, el que nos vean como un ser pensante, como personas qué cuestionamos, qué preguntamos”.

Lo anterior provocó que durante el rodaje el equipo tuviera que desaprender lo aprendido de las comunidades y comenzar a mirarle con otros ojos, “mi equipo de producción, el crew, siempre esperaba que le diéramos prioridad a los momentos que son comercialmente más esperados o queridos para las comunidades indígenas y entonces hubo que convencerlos a decir ‘ok, sí, sí hay música, sí hay danza, sí hay pobreza y todo eso, pero mira que también el campo es bello’ y así transmitir esas emociones que se sienten al estar en el contexto del lugar.

Ismael Vázquez realizó estudios en “Cultura, Lengua y Memoria” en la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (UNISUR), “Hilando Sones” es su primera incursión en el mundo del cine, por lo que para él, “la parte difícil de entrar al mundo del documental que de repente estamos entrando en terrenos muy complejos, donde a muchos de nosotros, dentro de las comunidades, no nos creen capaces como de muchas otras cosas. Entonces es muy difícil para mí conseguir colaboración dentro otros proyectos. No me ha sido posible entrar a trabajar en otros proyectos, desconozco un poco cuál sea el motivo, pero estaré muy feliz en colaborar con otros indígenas o no indígenas”.

Para Ismael, el ser de la comunidad le ayudó a realizar el trabajo, aunque reconoce que “es un tema un poco difícil porque hubo una época donde había mucha explotación académica, mucho estudio, gente haciendo trabajo antropológico dentro de nuestras comunidades, pero desafortunadamente, cuando se concluyeron estos trabajos, nunca regresaron a ella. Mucha gente tiene esa desconfianza de ser explotada su imagen, su historia” por lo que la relación con los involucrados fue “más de amigos, lo que permitió que las cosas fluyeran con más facilidad”.

Sobre el uso del amuzgo, el director comenta que los habitantes del lugar “se sorprendieron mucho al darse cuenta de que su lengua era útil para contar una historia de la comunidad, por lo que yo los sentí muy incluidos en ese mundo, donde sí importan, que sí existen, pasaron de sentirse explotados a darse cuenta, al regresar el material y verlo ahí y verse ellos dentro de una pantalla, que era algo impresionantemente y a la vez súper importante. Entonces muchos de ellos empezaron como a decir, ‘oh, oh, qué lindo, qué bueno, hay que hacer más cosas’ y es volver a intentar tener confianza otra vez, que es algo complejo dentro de nuestras comunidades”.

Actualmente, el director trabaja en una cinta sobre la migración, “sobre un amuzgo que emigra a los Estados Unidos, y un gringo que emigra a México” esto porque “ahorita nuestra región está llena de estadounidenses comprando propiedades, hay zonas de puros extranjeros, estamos cerca de Puerto Escondido”. El trabajo girará sobre la idea de vivir una mejor vida, cuando muchos de nuestros migrantes aunque se queden muchos años no podrán comprar una propiedad” mientras que en Estados Unidos “hay gringos que compraron casas, pero las perdieron por no poder pagar los impuestos, el que puedas comprarte una casa no significa que puedas heredársela a tus hijos por los impuestos”, esto debido a que allá, “cuando un grupo de blancos llega a vivir a tu barrio, tus impuestos suben mucho, entonces no los podrás pagar y terminas vendiendo o embargado, entonces pierdes tu casa prácticamente nada es tuyo en Estados Unidos y jamás podrá tener un patrimonio sólido. Entonces, muchos estadounidenses están considerando que México es un lugar donde sí puedas generar o construir uno”. (Irving Eduardo Torres Yllán / Especial para ZETA, con información de Roberto A. Partida Sandoval)

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