Sean Baker es un cineasta fascinante. Quedó demostrado con “The Florida Project” y ahora a través de este magistral filme que escribe y dirige atrapando al difícil público de Cannes, con lo que bien se ha descrito como una versión de “La Cenicienta” para estos tiempos tan revueltos.
Es la historia de Anora, una americana muy joven con raíces rusas que vive de la industria del sexo en Brooklyn. Su vida en el club de table dance donde trabaja cambia cuando su patrón le pide que acompañe a un hombre ruso. Ella acepta forzosamente y así conoce a Iván (Mark Eidelstein), un apuesto joven con inglés limitado y dinero de sobra.
La química parece instantánea, pero primero llegan a un acuerdo en el que Ani sólo saldrá con él a cambio de un monto. De ahí viene la fiesta completa con drogas, sexo, viajes a Las Vegas, vuelos privados y finalmente del amor nace un matrimonio espontáneo con un obstáculo a la postre: la familia de Iván. Aquí se acaba el cuento.
El acoso se Igor, Toro y Garnick es cosa seria, pero Anora no parece perder el sentido del humor. Con su manera de desarrollar la trama, Baker narra los hechos sin matizarlos, y de pronto uno es testigo del peligro que cambia estrepitosamente el tono de la película porque así es la realidad hoy en día. Uno nunca sabe. Sin embargo, esos son apenas los últimos cinco minutos de este largometraje y no hay más que sentir empatía por Anora. Sirve también el hecho de que Mikey Madison es simplemente brillante en este papel.
Qué dúo hicieron el director y la joven actriz. Una joya de película para recordar. ****
Punto final.- Entre “Smile 2” y “Terrifier 3”…