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jueves, noviembre 21, 2024
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“El Mayo”, en prisión “más dura” que Guantánamo: NYT; “Un verdadero infierno”: Esquire

El capo sinaloense Ismael Mario Zambada García, alias “El Mayo”, de 76 años de edad, fue registrado por el Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos (BOP, por sus siglas en inglés), bajo el número 27102-511 y preso en el Centro Correccional Metropolitano, Nueva York (MCC New York, por sus siglas en inglés).

El cofundador del Cártel de Sinaloa -junto a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”, quien también estuvo preso un tiempo en MCC de Nueva York-, compareció, por primera vez, a las 08:00 horas del 13 de septiembre de 2024, tiempo del centro de México, ante el juez James R. Cho, en la sala 11 D Sur, de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, acusado de 17 cargos relacionados con tráfico de drogas, delitos con armas de fuego y lavado de dinero.

Dicha agencia del Departamento de Justicia estadounidense reveló que ‘El Mayo’ fue trasladado, el 13 de septiembre de 2024, al MCC de Nueva York, una cárcel federal ubicada en Manhattan, donde también estaba internado Genaro García Luna, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de México, del 1 de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2012, durante el Gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.

El narcotraficante -originario de El Álamo, una comunidad ubicada en el municipio de Culiacán de Rosales- estaría bajo confinamiento solitario en el ala 10 sur, una sección de máxima seguridad para los prisioneros más peligrosos, donde se encontraban desde jefes mafiosos, terroristas y traficantes de armas, hasta defraudadores financieros, como Bernard Madoff.

“El Mayo” se encontraba recluido en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York -al sur de Manhattan, a unos pasos del puente de Brooklyn-, una prisión “más severa y dura” que Guantánamo en Cuba, afirmaron los diarios The New York Times, el New York Daily Post y Los Ángeles Times, además de que se “asemeja al mismo infierno”, señaló la revista Esquire, en reportajes publicados a finales de enero de 2017, cuando ingresó “El Chapo” a dicha prisión.

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La citada cárcel tenía, desde entonces, una de las medidas de seguridad más estrictas entre las prisiones en Estados Unidos, y desde allí, “El Mayo” será trasladado para ser presentado ante la Corte neoyorquina, donde fue acusado de 17 cargos relacionados con tráfico de drogas, delitos con armas de fuego y lavado de dinero.

Según un libro de memorias publicado por Uzair Paracha, condenado por proporcionar apoyo al grupo terrorista Al-Qaeda, dicha prisión de Manhattan mantenía condiciones menos hospitalarias que el centro de detención militar de Guantánamo, en Cuba.

Por su parte, el diario The New York Times publicó un reportaje en el que señaló que los reclusos que se encontraban alojados en las celdas de máxima seguridad del MCC de Nueva York, se habían quejado de condiciones tan aislantes, que algunos la culpaban por sufrir deterioro en la visión.

La cárcel, abierta en 1975, tenía alrededor de 795 presos. Aquellos presos considerados más peligrosos, estaban alojados en unas seis celdas en un ala conocida como 10 Sur, donde también se encontraban recluidos en régimen de aislamiento y se les prohibía comunicarse entre ellos.

Según el NYT, en las celdas del Centro, las luces se mantenían encendidas 23 o 24 horas al día, e inclusive, la ranura en cada puerta permanecía cerrada, lo que significaba que los reclusos veían poco más allá de su solitaria celda.

Además, los guardias podían ver el interior de las celdas, a través de una cámara dirigida a la ducha y otra por encima del inodoro o la cama, según recuerdan las mismas memorias de Paracha.

El primer abogado designado para “El Chapo”, David Patton, entonces director ejecutivo de Defensores Federales de Nueva York, declaró al NYT, que “las unidades segregadas son horripilantes e inhumanas […] Si alguien quisiera diseñar intencionalmente un lugar para enloquecer a la gente, tendría dificultades para hacerlo mejor” que en el Centro Correccional Metropolitano neoyorquino, afirmó.

Otro medio, el New York Daily News, aseguró que el reo Ahmed Ghailani, originario de Tanzania, quien antes estuvo en la prisión de Guantánamo para acusados por terrorismo, y posteriormente, en el Centro Correccional Metropolitano neoyorquino, dijo que la prisión cubana era “más placentera” y “más relajada”

Citando un documento desclasificado, el rotativo neoyorquino enfatizó que Ghailani -que cumplía una cadena perpetua por su participación en el bombardeo de dos embajadas en África del Este, en 1998-, indicó a un psiquiatra, en el 2010, que en el centro de detención en la isla cubana se podían realizar actividades recreativas, pero en el MCC neoyorquino no.

Una de las principales quejas del reo era que nunca se le permitió interactuar con otros reclusos y que el único contacto humano era para registros al desnudo. Sin embargo, Ghailani, que pasó dos años en el Centro Correccional en Manhattan, consideró que el proceso legal civil en EE. UU. era “más justo” que el militar al que fue sometido en la prisión de Guantánamo.

La prisión, una serie de torres de ladrillo café conectadas a través de pasillos elevados, se encontraba ubicada sobre Park Row, una calle cerrada al tráfico. Sólo la recorrían patrullas, autobuses públicos y camionetas de correos.

Comparado con el resto de la zona baja de Manhattan, el área era especialmente silenciosa, enfatizó, por su parte, un reportaje del diario Reforma. Alrededor se encontraban los tribunales y los cuarteles centrales de la Policía neoyorquina. También estaban la Suprema Corte del condado y la oficina del alcalde.

Dentro del Centro Correccional neoyorquino, la celda de ‘El Mayo’ podría parecerse a la del estafador Madoff: una pieza de 2.2 por 2.4 metros, con una pequeña ventana. La cárcel, según el NY Daily News, también permitía a los reos, subir, algunos días, a una azotea cercada.

Por su parte, la revista digital The Intercept, citó el caso de Mahdi Hashi, un somalí acusado de terrorismo, quien vivía en una pequeña celda sin luz natural, de la que sólo podía salir una hora al día, sin contacto físico con otro ser humano y con derecho a una sola llamada telefónica de media hora al mes.

Las cámaras de vigilancia también monitoreaban ininterrumpidamente la regadera y el escusado. Las paredes de la celda eran metálicas, lo que convertía al lugar en un horno, durante el verano, y un témpano de hielo en invierno, señaló la revista Esquire.

‘EL MAYO’ PODRÍA SER CONDENADO A LA PENA CAPITAL

Según lo reveló el periodista Armando Guzmán, en una columna de opinión publicada en diversos medios -entre ellos en el portal de Fuerza Informativa Azteca y el diario El Economista-, el 16 de septiembre de 2024, Zambada García sería juzgado bajo los llamados “Estatutos de Kingpin” y bajo ellos podría ser condenado a la Pena Capital en Estados Unidos.

Según estas leyes, o “Estatutos de Kingpin” -citadas por el reportero-, desde el 15 de abril del 2009, las personas que participaron en una empresa criminal continua, y que intencionalmente asesinaron a otro ser humano, o cuyas acciones provocaron la muerte de terceros, podrán ser condenados a muerte.

“A diferencia del caso de ‘El Chapo’, Joaquín Guzmán Loera , Zambada no fue extraditado, por lo que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos no tiene la obligación de abstenerse de solicitar la pena de muerte para él”, escribió el periodista, quien colabora con Radio Fórmula.

“Los delitos de que se acusa a ‘El Mayo’ Zambada son tan graves que la ley específicamente prohíbe que quien sea acusado de ellos pueda alcanzar cualquier tipo de libertad condicional. Estas leyes diseñadas para castigar a los traficantes de drogas también prohíben la suspensión de las sentencias de quien resulte culpable de ellas en una corte de justicia”, indicó Guzmán.

“Ismael Zambada García puede buscar mediante negociaciones el estatus de ‘Testigo protegido’, pero la ley llamada ‘Foreign Narcotics Kingpin Designation Act’ del 3 de diciembre de 1999, bajo la cual está siendo procesado, y bajo la que será juzgado, le amarra las manos a los fiscales para tener con él cualquier tipo de compasión”, señaló el periodista.

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Autor(a)

Carlos Álvarez Acevedo
Carlos Álvarez Acevedo
Reportero del semanario ZETA Tijuana y del periódico Noroeste de Culiacán, desde febrero de 2016.
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