“En un pueblo virtuoso es imposible que se erija un tirano”.
-Félix Varela, sacerdote cubano (1787-1853). Cartas a Elpidio.
Me platica un amigo que en el Estado de Jalisco, hay un pueblito al que es casi imposible que penetre la maldad en sus múltiples manifestaciones. Los moradores, que seguramente son pocos, tienen la tradición de cernir o filtrar todo lo que afectaría a la niñez y a lo esencial de la comunidad: la familia.
El admirable pensador y sacerdote cubano Félix Varela, en su última obra: Cartas a Elpidio, al ser menospreciado y marginado por la Corona Española y sus “instituciones”, debió pasar 30 años de su vida en Estados Unidos y desde allá redactar Cartas a la juventud (para él, la fuerza de una nación).
El padre Varela, convencido y convincente, expresa el centro de una tiranía, despotismo y dictadura. La Impiedad. El desprecio de lo religioso, no sólo con palabras, sino como en el caso del miserable tirano y déspota Nicolás Maduro, en la actual Venezuela. Él invoca a Dios y a Cristo, a Bolívar, pero para hacerlos quedar mal perversamente con su pésimo testimonio. Y así muchos déspotas y tiranos que manchan el nombre sagrado de Dios y de la Fe, para simular que coinciden con el sentir popular, pero sólo para maltratarlo o despojarlo. Sobre todo de la piedad. Y eso significa Impiedad: no sólo no creer, sino aparentar que se cree, y vivir una vida abiertamente negando con los hechos esa piedad o creencia.
¿No se darán cuenta los políticos, de que ya las personas no las aceptan? Por eso el torpe e inmaduro presidente venezolano vocifera “Fuera de Venezuela Wasap…” (si Wasap). Los venezolanos por millones han elegido a un nuevo presidente. El actual es como el dictador ruso, se reelige asesinando o eliminando a sus opositores. Este es el terrible mundo que no ha tocado vivir. Los extremos como en El Salvador, Argentina, USA, China, Irán, Palestina, Siria, Israel. Un mundo convulsionado incluso y a pesar de sus creencias.
En un mundo ensombrecido por la pobreza, migraciones, hambre, injusticias, desempleo, sin casas, sin servicios de salud, y ante las caravanas latinoamericanas de gente buscando un mejor mañana, desfilan miles de millones de dólares en equipos militares, armamentos, tecnología para espionaje, defensa y seguridad. Y la gente sin qué vivir.
Y nosotros en la Impiedad, porque muchas de las naciones en conflicto tienen en el centro de su proceder a un Dios a su medida. No se diga Israel, o Palestina, o los árabes, judíos, y el cristianísimo Patriarca Kirill de Moscú, bendiciendo el armamento para matar ucranianos y quien se ponga.
Impresionante la frase del cubano sacerdote Félix Varela: En un pueblo virtuoso es imposible que se erija un tirano. Y en las circunstancias actuales podría ser hombre o mujer.
“El freno santo de la religión es el único que puede subyugar las pasiones humanas, cuando el poder garantiza la impunidad y los que pretender destruir este vínculo sagrado dejan al género humano sin defensa alguna contra la tiranía, que se burla de las leyes y desprecia las declamaciones de los ilusos, que intentan que sirvan de barrera cuando ellos mismos las han desvirtuado y reducido a frases pomposas, pero de poca consistencia, a la manera de las bombas de aire con que suelen divertirse los niños”. (Félix Varela, sacerdote. Cartas a Elpidio).
Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.
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