Por lo menos 25 niños, niñas y adolescentes, así como 61 mujeres, perdieron la vida durante el presente año al encontrarse entre las víctimas de 117 multihomicidios registrados en territorio nacional. Así lo detalla un recuento realizado por ZETA, el cual advierte de un total de 613 personas asesinadas en esos hechos cometidos en 22 de los estados, destacando los conflictos armados entre grupos del crimen organizado o el enfrentamiento con autoridades de los diferentes niveles de gobierno.
Baja California lidera las entidades federativas con mayor número de asesinatos masivos, en cantidad de tres o más víctimas, con 18 eventos de esta naturaleza, en los que perecieron 66 personas; Jalisco le sigue de cerca con 17 acontecimientos que arrojaron saldo de 69 fallecidos; Guerrero reporta 12 ataques a grupos de individuos, con 72 defunciones; Guanajuato, nueve masacres con 43 bajas, algunos de ellos menores de edad; Chiapas, que en sólo siete matanzas en poblaciones rurales, perdió a 74 seres humanos a balazos.
Los números son insuficientes para relatar el dolor de familias y comunidades enteras ante el terror que han desatado células delictivas que como en Chiapas y otros estados, arrasan lo mismo por la disputa del trasiego de drogas, que por apoderarse de las tierras; o los altercados por el control de puntos de la venta de enervantes al detalle, venganzas contra las traiciones sin importar que haya niños de por medio, o la irrupción de comandos armados en bares, restaurantes o centros nocturnos. Los números son fríos, pero ilustran la gravedad del fenómeno.
Por ejemplo, los indicadores revelan que en el 79.4 por ciento de los asesinatos masivos, los autores emplearon armas de fuego para conseguir su objetivo. En 93 de los 117 eventos, los cuerpos de las víctimas presentaron heridas de bala, aun cuando pudiesen tener otras lesiones producidas por golpes, quemaduras, asfixia machete, explosivos o el ambiguo informe de “presentaba huellas de violencia física”, que posteriormente no se aclaran, o “rastros de tortura”. En la mayoría de los casos de desmembramiento de cuerpos, la causa principal de muerte fueron los balazos recibidos por la víctima.
Los meses más violentos en ese sentido fueron febrero y mayo, con 22 multihomicidios cada uno. En enero ocurrieron 18; abril, 17; marzo, 15; once en junio y 12 en lo que va de julio. En 37 ocasiones mataron a tres personas en una sola agresión; 30 veces asesinaron a cuatro; en 15 eventos, perecieron cinco; hubo seis muertos en once eventos criminales; el número de siete víctimas se repitió en siete hechos; ocho muertos en un solo hecho, tres veces; nueve asesinados en tres actos; de diez muertos, se contaron dos asuntos; de 12, dos agresiones. Los casos en que resultaron muertas 11, 13, 17, 19 y hasta 20 personas, fueron en una ocasión, cada uno.
Autoridades, sobre todo federales, repiten incesantemente que en México ya no hay masacres. La última vez que lo dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue el miércoles 29 de mayo de 2024, ocasión que la Central Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) aceptó reubicar su plantón en el Zócalo capitalino para permitir el cierre de campaña de la entonces candidata de Morena a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum. El mandatario dijo: “Quiero terminar el gobierno sin un sólo acto de represión, sin una masacre, sin desaparecidos, con paz, con tranquilidad, pero al mismo tiempo sin autoritarismo”.
Sobre la alarmante violencia en Chiapas, López Obrador minimizó lo que era evidente, y el viernes 17 de mayo, señaló que se trataba de un fenómeno reciente: “Reiterando de que, en los últimos meses, en los últimos días, en esa región de Chiapas, de la sierra, ahí tenemos problemas en lo que corresponde a homicidios, pero aún por lo que está sucediendo, muy lamentable en esta región, Chiapas, en promedio de homicidios, ocupa los últimos lugares en el país, no es como Guanajuato, Colima, Baja California, es de los estados con menos homicidios”.
Curiosamente, en Colima no se han registrado masacres.
NIÑOS
Si las agresiones en contra de grupos de personas en comunidades, o los nombres de municipios o estados no llaman la atención de algunos representantes de autoridad, lo que sí debería preocupar son los ataques armados y la pérdida de vidas de menores de edad, entre ellos niñas y niños pequeños que acompañan a sus padres en mal momento e incluso son víctima de balaceras durante sus fiestas infantiles. En Guanajuato y Sonora, grupos criminales han dado muestra del desprecio por la vida de inocentes; en otros casos, como Jalisco o Michoacán, los asesinos se ensañaron contra adolescentes.
Así, el 3 de febrero, Maycoba, municipio de Yécora, Sonora, reportó a tres personas acribilladas, entre ellas dos mujeres y un niño de 2 años. Sujetos a bordo de tres camionetas artilladas, de color blanco, ingresaron a la comunidad disparando indiscriminadamente contra los vehículos a su paso. Al día siguiente, otro comando armado, desde un cerro ubicado entre los ejidos Salomón Quihuis-Yaqui Justiciero en Caborca, atacó a tiros una camioneta van que transportaba 29 jornaleros del Rancho San Francisco. Murieron cuatro varones, tres de ellos menores de 15 años. En los hechos fueron heridas otras siete personas.
En la colonia Buenos Aires, de Tlaquepaque, Jalisco, el 18 de febrero fueron asesinados siete adolescentes que esperaban amaneciera en la terminal de la Ruta 52 para abordar un transporte que los llevara a casa. Sujetos desde un auto blanco les dispararon. Sólo una jovencita sobrevivió. El 23 del mismo mes, en un domicilio de Avenida La Presa en Acultzingo, Veracruz, fueron acribillados siete miembros de una familia, entre ellos dos mujeres y un menor de edad.
El 16 de marzo, en la colonia Dos Plazas en Salvatierra, Guanajuato, cuatro hombres murieron baleados en una vivienda, uno de ellos menor de edad. Cuatro sujetos dispararon en más de 40 ocasiones. El 5 de mayo, sobre Vía Corta a Chihuahua capital, una pareja y sus dos hijos menores fueron asesinados. Seis días después, en la colonia Obrera, en Puerto Peñasco, Sonora, una mujer y sus dos hijos de 4 y 9 años de edad fueron torturaos y asesinados.
La ejecución a balazos de cuatro mujeres y dos bebés en una vecindad la calle Pénjamo en la colonia Industrial, en León, Guanajuato, la noche del 9 de junio, causó conmoción nacional. Sicarios irrumpieron a uno de los cuartos y perpetraron los crímenes; sin embargo, antes, agentes de la Guardia Nacional habían ingresado a ese lugar, según se advirtió a través de videos captados por cámaras de videovigilancia. Aunque no se ha detallado el móvil del múltiple crimen, algunos policías militarizados y otros sospechosos han sido detenidos para investigación.
El 12 de julio, en una vivienda de la colonia España, municipio de Encarnación de Díaz, Jalisco, tres personas fueron asesinadas a balazos, entre ellas un adolescente. No hubo personas que informaran sobre los hechos. Tres días más tarde, de noche, sujetos con armas de fuego entraron en una fiesta infantil que se celebraba en la colonia Los Fresnos II en Pénjamo, Guanajuato y dispararon contra algunos de los presentes. El saldo fue de cuatro personas muertas, entre ellas una niña de 10 años.
En la misma entidad, donde la vida no vale nada, así sea de menores de edad, el 16 de julio en la comunidad La Aldea, municipio de Yuridia, una familia fue sustraída violentamente de su domicilio. Horas después, en las inmediaciones del panteón de la localidad fueron localizadas sin vida, ejecutadas, seis personas, entre las que se hallaba un niño de 10 años. El 20 de julio reciente, en la colonia Santa Cecilia en Morelia, Michoacán, cinco menores fueron asesinados a tiros y otros tres lesionados por sujetos que les dispararon desde un carro blanco, cuando se hallaban afuera de un depósito de cerveza.
NUMEROSOS
Desde luego que los crímenes con mayor número de víctimas impactaron fuertemente no sólo a nivel nacional, sino que trascendieron fronteras y algunos fueron informados por medios de comunicación de diversas partes del mundo, mostrando la barbarie que se vive en México, sobre todo en Chiapas, donde ahora también las disputas del narcotráfico generan más muertes y desplazamientos humanos que se suman a los de las disputas de aguas y tierras. Así inició el año, el 4 de enero, en la comunidad Nuevo Morelia en Chicomosuelo, Chiapas, donde se reportaron más de 20 personas muertas por arma de fuego. Aseguran, se trató de un enfrentamiento entre los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Sinaloa (CDS). Vecinos aseguran que duró siete horas.
El 9 de enero, a un costado de la línea de ductos de Petróleos Mexicanos en el fraccionamiento San Gil, cerca de la autopista México-Querétaro en San Juan del Río, militares y personal de la paraestatal localizó nueve cadáveres baleados y dos vehículos abandonados. El 18 de febrero, sobre un camino de terracería, cerca del Lienzo Charro y del Rancho Las Quintas, en Miguel Alemán, Tamaulipas, presuntos sicarios del Cártel del Golfo atacaron a militares que repelieron agresión. Doce civiles armados abatidos a tiros y 12 armas de fuego largas, cargadores y cartuchos, asegurados.
Trece personas fueron asesinadas y calcinadas dentro de una camioneta, así como en el entorno de la misma, sobre la carretera al Ojo de Agua, Pesquería, Nuevo León, entre el 20 y 22 de marzo. El último día de ese mes, en la localidad Niños Héroes en La Concordia, Chiapas, diez personas murieron a balazos durante un enfrentamiento entre dos grupos criminales y la Guardia Nacional. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas aseguraba que fueron 25 muertos, algunos de la población civil, que esperaban cruzar la presa La Angostura.
El 17 de abril, en el poblado San Marcos en Jalapa, Tabasco, otra balacera entre militares y grupos criminales dejó ocho personas abatidas a tiros y cuatro detenidas. Cuatro días después, sobre la carretera Chihuahua-Ciudad Juárez, en el entronque a Punta de Agua, fueron localizados ocho cadáveres de hombres torturados, desnudos y maniatados, junto a un narcomensaje. Algunos de los occisos tenían los pies envueltos con plástico.
En dos puntos diversos, el 7 de mayo en Fresnillo, Zacatecas, autoridades hallaron nueve cuerpos sin vida. Uno de los sitios fue el Mercado de Abastos, y el otro, el puente El Mineral. A este hecho se sumaron bloqueos carreteros con incendios de vehículos por supuesta captura de 26 criminales del CDS, dos días antes. El 8 de mayo, en la cabecera municipal de Morelos, también en Zacatecas, a 22 kilómetros de la Capital, encuentran otros nueve cadáveres abandonados, envueltos entre cobijas y bolsas de plástico.
El 9 de mayo, elementos del Ejército abatieron a miembros del Grupo Delta del CJNG tras balaceras registradas en comunidades de Ayumbo (Cotija), Santa Inés y La Laguneta (Tocumbo). El saldo fue de diez sicarios abatidos. Dos días más tarde, en un depósito de cerveza del barrio de San Juan, en Huitzilac, Morelos, ocho hombres murieron por impactos de bala disparados por sujetos que pasaron a bordo de dos autos. El día 13, nuevamente en el Ejido Nuevo Morelia en Chicomosuelo, Chiapas, once personas fueron masacradas a balazos, entre ellas varias mujeres. Entre las víctimas están siete miembros de una familia de catequistas católicos. Los presuntos fueron identificados como miembros del grupo criminal El Maíz, afín al CJNG.
Otro multihomicidio en Chiapas se registró el 28 de junio sobre un camino de terracería que conduce al Rancho La Reforma en La Concordia, Chiapas. Allí fueron localizadas 19 personas ejecutadas a balazos. Los presuntos sicarios fueron señalados como integrantes del CDS, quienes se atribuyeron el hecho a través de mensajes, señalando que mataron a miembros del Cártel de Chiapas-Guatemala, quienes viajaban en un camión de volteo. Seis de las víctimas eran guatemaltecas. Se investiga el asunto por tráfico de drogas y migrantes.
ESTADO
En el transcurso del año, Baja California ha registrado 18 asesinatos múltiples, con 66 víctimas mortales. En Tijuana ocurrieron nueve de los eventos criminales en los que perdieron la vida 33 personas; en Mexicali, cuatro casos con 12 muertos; Ensenada, cuatro sucesos y 16 fallecidos; mientras que en Tecate se tiene el dato de un ataque simultáneo con tres víctimas.
La cuenta comenzó el 19 de enero en la colonia Pedregal de Santa Julia, cuando tres personas fueron victimadas a tiros. En el sitio se localizaron once casquillos calibre 223. Al día siguiente, en la calle Código Electoral, Colonia La Esperanza, Delegación Sánchez Taboada, los cuerpos de tres hombres baleados fueron hallados afuera de la escuela Jesús Castro Agúndez.
El 23 de enero, en avenida Purísima, colonia Baja California en Mexicali, tres varones fueron acribillados a tiros. Un día después, en un cuarto en construcción de la Unidad Deportiva de Avenida Santo Tomás, Colonia Baja California en Mexicali, encontraron tres cadáveres en estado de descomposición. El 26 del mismo mes, en el cerro de la colonia Granjas Familiares Unidas, Delegación Centenario en Tijuana, el Colectivo Todos Somos Erick Carrillo localizó cuatro cuerpos sin vida y una osamenta con impactos de bala.
En febrero, el día 4, en Hacienda Las Delicias III, en Tijuana, el Colectivo Buscando a Tolano y Familiares Unidos Buscando a Nuestros Desaparecidos, localizaron los cuerpos semienterrados de cuatro personas y una cabeza humana. Una de las víctimas estaba esposada. El 9, en un vehículo estacionado en Paseos de Santa María, Delegación La Presa, localizan cinco cadáveres maniatados con huellas de violencia. En otro automotor, el día 10, Calle Mauricio Campo de la colonia Gómez Morín en Ensenada, mataron a balazos a un hombre y sus dos hijos, de 15 y 22 años. La esposa y madre resultó herida. El 18, en una casa de madera incendiada en la delegación Francisco Zarco, también en Ensenada, hallaron los cuerpos calcinados de cinco personas.
El 22 de febrero, en el kilómetro 15 de la carretera al Golfo de Santa Clara, en Mexicali, policías abatieron a tres presuntos criminales y detuvieron a otros siete. Los fallecidos fueron identificados como miembros de la célula de Los Pías, brazo armado de Los Chapitos. Un día después, en un camino de terracería de la delegación Real del Castillo en Ensenada, cuatro músicos del grupo Rivales del Norte fueron privados de la libertad y posteriormente asesinados. El 14 de abril, en ataques simultáneos en el Parque Los Encinos y Calle Flores Magón en La Coyotera, en Tecate, tres hombres fueron victimados a tiros y una mujer resultó herida.
El mismo día, en un baldío de segunda sección del Ejido Francisco Villa en Tijuana, fueron localizados cinco cuerpos con huellas de violencia al interior de una camioneta Chevrolet Suburban sin placas. Estaban envueltos en plástico transparente y se localizó un casquillo de arma corta.
El 16 de abril, en un yonke de la colonia Granjas Familiares La Esperanza en Tijuana, tres hombres fueron asesinados a balazos por criminales que entraron a robar, uno de ellos un ex empleado. El día 20, en una casa de Jardines de las Cruces, tres personas murieron a balazos.
El 3 de mayo, dentro de un pozo de agua, en zona de La Bocana en Ensenada, se localizaron cuatro cuerpos con disparos en cabeza. El hallazgo ocurrió durante la búsqueda de dos surfistas australianos y uno estadounidense desaparecidos el 28 de abril, al parecer por robarles su vehículo. Los cadáveres en descomposición correspondían a los extranjeros y al dueño del predio. El 8 de junio, cerca del complejo La Cuesta, al pie de La Rumorosa en Mexicali, encuentran tres cuerpos de varones victimados. El 2 de julio, en la colonia Rubio en Tijuana, otros tres hombres fueron asesinados a balazos.