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lunes, mayo 6, 2024
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“La historia de la frontera es también mi historia”: Hugo Crosthwaite

“Yo presento una narrativa con muchas alternativas, y lo que a mí me gustaría es que la persona que ve una pieza, tome de esa narrativa y cree su propia narrativa”, expresó a ZETA el artista tijuanense que expone “A Todo Color” en La Caja Galería

Referente del dibujo en Tijuana que comúnmente crea su obra en blanco y negro, Hugo Crosthwaite expone actualmente la colorida individual “A Todo Color. Realidades Irrevocables”, en La Caja Galería que dirige Arturo Rodríguez, bajo la curaduría de Montserrat Sánchez.


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Luego de haber expuesto “Ensueño” en febrero de 2020, justo antes de la pandemia y como parte de las celebraciones ese año por el XV Aniversario de La Caja Galería, Crosthwaite regresa para exhibir obra de reciente creación.

De hecho, reconoce que en esta ocasión propone obra a color, tras un cuarto de siglo de crear y exponer piezas en blanco y negro.

“Han pasado casi como 25 o 30 años de carrera donde no había regresado al color, ha sido el blanco y negro haciendo dibujo e instalación, con la intención de crear un dibujo más que una pintura, entonces, no tenía la intención de hacer color”, refiere para empezar Hugo Crosthwaite en entrevista para ZETA, antes de compartir algunos detalles de su proceso de creación en color, su influencia del surrealismo y el expresionismo alemán, los símbolos y la temática fronteriza presente en su obra.


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LOS DIBUJOS DE CROSTHWAITE

“A Todo Color” de Hugo Crosthwaite está integrada principalmente por 12 lienzos de mediano formato, desde 12.25 x 12.25 pulgadas, hasta 78.75 x 78.75 pulgadas, datadas en 2024.

Primer latinoamericano en ganar el Premio Nacional de Retrato 2019 en Estados Unidos (Outwin Boochever Portrait Competition of Smithsonian’s National Portrait Gallery USA), el artista bajacaliforniano (Tijuana, 1967), revela a ZETA algunos detalles de su proceso de creación, que inicia en libretas con hojas de color de pequeño formato que posteriormente traslada a un lienzo de mediano formato.

Foto: Jorge Dueñes

“Cuando Arturo Rodríguez me invitó a tener esta exposición en La Caja Galería en Tijuana, decidí: ‘Bueno, voy simplemente a traspasar lo que estoy haciendo en pequeño a un lienzo, a formatos más grandes’. Entonces empecé a hacer el mismo proceso que hice en pequeñas libretas, pero ahora en grande: en un lienzo de 2 metros por 2 metros pongo bases de color como si fueran las hojas originales, y encima de eso dibujo en blanco y negro, le saco luces y otros matices a través de un lápiz prismacolor como una manera de continuar dibujando, pero ahora con color y hasta cierto modo asemejándose a una pintura”.

Aunque aclara que no pinta de manera tradicional mezclando previamente pintura líquida con pincel o brocha:

“Yo no diría que es estrictamente una pintura, porque en una pintura se mezcla color para crear valores y el croma de una pintura; en mi caso, utilizo el mismo método de dibujo que utilizo en mis pequeñas libretas, donde es una base de color, y encima un dibujo en blanco y negro que le agrego color encima y matices con prismacolor con un rayado. A mí se me hace muy bello el esgrafiado de la línea de un lápiz. Yo prefiero ver el esgrafiado del lápiz sobre una superficie, que ver un brochazo. Entonces, yo sentí que el prismacolor era como imitar ese mismo esgrafiado que sucede cuando hago mi dibujo en carbón o lápiz”, confiesa.

“EL CONCEPTO DEL COLOR COMO ALGO TURÍSTICO”

En “A Todo Color”, Crosthwaite recrea los colores vintage o retro de la publicidad añeja o de otro tiempo en Tijuana, como una temática conceptual dentro de la obra, entre estos el azul turquesa claro y cobrizo, el café para los rostros, y el azul cielo, naranja y rojo.

¿Por qué los colores de “A Todo Color” remiten a los panfletos turísticos de mediados del Siglo XX de Tijuana?

“Yo no soy un pintor y nunca he pensado en el color. Cuando me decidí hacer esta serie de obra decidí que tenía que tener un contexto conceptual, el porqué del uso del color, sobre todo porque no he usado el color en 30 años, quería que tuviera un significado conceptual, el porqué del color. Entonces se me ocurrió esta idea del turismo de Tijuana, que la obra reflejara los colores de la zona turística, cómo se veía Tijuana por el resto del mundo en panfletos turísticos, sobre todo en la época de los 30, 40, 50 con el Casino de Agua Caliente de Tijuana. Inclusive, en San Diego tenía esa connotación de ‘Ven aquí a respirar aire puro’, ‘Aléjate de la ciudad del Este y vente al Oeste’, usaban esos posters que reflejaban ese colorido de un paraíso, de la playa, del Pacífico”.

Entonces, su exposición “A Todo Color” recrea el concepto del color alusivo a la publicidad de mediados de Siglo XX en la frontera Tijuana-San Diego:

“Me llamó la atención cómo se veía el concepto del color como algo turístico, sobre todo reflejando lo que es Tijuana, una ciudad que gran parte de su economía, al principio, era el turismo, esa idea de que Tijuana era conocida como centro turístico en los años 20, 30. Por eso decidí: ‘Bueno, yo, como un artista que nunca he manejado el color, voy a robarme los colores de estos panfletos y usarlos como la base de estas pinturas y hacer mi narrativa encima de eso, como si fueran una extensión de estos panfletos turísticos de los años 30, 40”.

ENTRE EL SURREALISMO

Hugo Crosthwaite no reproduce la realidad literal en sus dibujos, más bien propone una conversación a través de diversos elementos de corrientes pictóricas, como el surrealismo. Por ejemplo, en la pieza “Santa Avioneta” (pintura acrílica, lápiz a color y plumón dorado sobre lienzo; 78.75×78.75 pulgadas; 2024), en una primera lectura pareciera que una mujer vuela en un avioncito con el muro fronterizo debajo como contexto.

¿Cuál es la función de los elementos surrealistas presentes en tu obra, como en “Santa Avioneta”?

“Esa pieza que se titula ‘Santa Avioneta’ refleja esta idea de una mujer que está en un avioncito que es como un juego mecánico dentro de esos contextos de los años 30, 40, que anunciaba el avión: ‘Ven, vuela hacia el Oeste, hacia California’, pero también puede ser la idea de que esta mujer está tratando de volar hacia un mundo de oportunidad, entonces está hecha con la connotación de que todo es la línea, o la frontera o el bordo que está presente o no, porque también tiene esas luces que puede ser un estacionamiento simplemente o un lugar donde se ponen estos juegos mecánicos, como en las ferias.

“Los juegos mecánicos se ponen por lo general en estos estacionamientos que no se están usando, entonces, era como hablar de un tema de migración, pero también dejándolo abierto, donde uno puede interpretar que no es un tema de migración y es simplemente como una imagen hasta cierto modo surrealista, un poco absurda, de esta mujer que está en este avioncito; no sabes si está cayendo, no sabes si está volando. O sea, todo eso está abierto a la interpretación del que ve la pieza, eso es algo que me gusta mucho, porque no se trata de hacer ilustraciones de un tema, de algo o de un público: ‘Ah, esta obra habla de migración’. Es algo que le da misterio, como una obra de René Magritte donde no sabes qué está sucediendo, o sea, puede ser una serie de situaciones y está abierta a interpretación: puede ser un sueño, puede ser una realidad, eso está dentro del que ve la pieza”.

Entonces sintetiza el papel de los elementos surrealistas, sujetos a interpretación, como una propuesta de diálogo:

“Yo presento una narrativa con muchas alternativas, y me gustaría que la persona que ve una pieza, tome esa narrativa y cree su propia narrativa, interprete las cosas a su propio modo. Eso a mí se me hace que es fabuloso cuando sucede una conversación inevitable entre la pieza, el arte vidente y mi intención de lo que presento en el lienzo. Ése es el juego que a mí se me hace que es hermoso entre el arte y el espectador. Magritte, un pintor belga, hacía obras bien enigmáticas que eran surrealistas, de la época del surrealismo, pintaba su obra entre 1910, 1920, 1930. Sus obras eran surrealistas, como una obra figurativa, pero era como un juego surrealista donde no sabes exactamente qué es lo que está haciendo, ¿es un sueño o una realidad?, no sabes. Él metía esos elementos a su obra abierta a interpretación o a ideas de sueños. Igual que Dalí, que también era un pintor figurativo surrealista, donde no sabes qué está pasando. Los relojes se están derritiendo, ¿esto es un sueño o qué es? Entonces, esa conversación que sucede es algo que yo también trato de hacer a través de mi trabajo. Es como el punto, de no ilustrar temáticas, no soy un ilustrador, no es hacer ilustración, sino es hacer obra que habla más de tu momento histórico en que uno está viviendo”.

EL EXPRESIONISMO ALEMÁN

Además de los elementos surrealistas, en la obra de Crosthwaite también figuran motivos del expresionismo alemán, sobre todo los utilizados por Max Beckmann traídos a esta época, como una corona en la cabeza de los personajes en las obras.

¿Qué papel juegan los símbolos, como los elementos del expresionismo alemán, en tu obra?

“La idea es darle diferentes elementos, dentro de una obra, para que pueda tener diferentes interpretaciones en su momento. También son influencias de cosas que veo en el momento en que estoy pintando o cosas que me influyen en el momento en que estoy trabajando. Como estudiante de historia del arte, hay varios movimientos artísticos que a mí siempre me han llamado la atención, uno de ellos es el expresionismo alemán, sobre todo las obras de Max Beckmann, que es mi pintor favorito del expresionismo alemán. Yo siempre he admirado mucho la obra de Max Beckmann y uno de los motivos que él utilizaba en su pintura era la corona, era una corona como infantilista que pintaba en sus cuadros, que después fue retomada -no sé si fue influenciado directamente por Max Beckmann- mucho más adelante Basquiat, que también utilizaba esta corona”.

Entonces resalta la diferencia entre la connotación en las obras de Beckmann y Basquiat, para proponer su propia versión en la actualidad:

“La intención de Basquiat en su obra, era que esta corona era como un símbolo de poder; él lo pintaba como con esa intención de promoverse, como diciendo ‘Yo soy un gran pintor, yo soy un gran artista’, y esta corona es como una coronación, como un símbolo de poder, de ensalzarse uno mismo. Pero la corona de Beckmann, que fue pintada 100 años antes que Basquiat, era un símbolo del tirano, porque su obra que estaba trabajando era durante la época del fascismo que estaba surgiendo en Alemania y en Europa, entonces Max Beckmann pintaba esta corona infantilista como una forma de enfrentar la tiranía que estaba surgiendo en Europa y Alemania. A mí siempre me ha gustado ese motivo, yo lo he utilizado en mi obra.

“En esta serie ‘A Todo Color’ también he estado imitando hasta cierto modo un poco el expresionismo alemán: las líneas negras que remarcan las figuras en el color me recordaban mucho también el expresionismo alemán, las obras de Max Beckmann. La corona de Beckmann también se me hizo apropiada, también como reflejar estos momentos, del símbolo del tirano o de las estructuras de poder. Hice esta serie de rostros de gente de Tijuana con una corona que no está en su cabeza, está directamente en la cara como si fuera un grafiti que se le pone enfrente, como una estructura de poder”, comparte.

“SOY UN ARTISTA FRONTERIZO”

En la obra de Hugo Crosthwaite pululan los rostros cobrizos de la calle de Tijuana, presentes en series como “Ensueño” de 2020 y, por supuesto, “A Todo Color” de 2024.

Foto: Jorge Dueñes

“Por años yo he estado dibujando en mi libreta rostros de la zona de Tijuana y son rostros de Tijuana, que están presentes aquí en esta frontera. La raíz de toda la obra que hago viene de mi libreta que yo cargo conmigo diario. En esta práctica de dibujar constantemente el entorno de donde estoy, de donde vengo, estoy tratando de captar los rostros, las historias y el sentir de esta frontera. Entonces, los rostros que están en estos lienzos, son rostros que saqué de mi libreta, de mi práctica de dibujar gente presente aquí en la frontera”.

¿Por qué te interesa reflejar la migración en tu obra?

“Porque la migración es un tema de frontera, definitivamente, un tema de donde yo soy. Yo nací en Tijuana, conozco Tijuana y para mí el tema de la migración siempre ha estado presente como algo que siempre hemos visto hacia Estados Unidos. Yo crecí en una tienda de curiosidades donde vendíamos artefactos a turistas americanos, entonces, siempre nuestra vista estaba hacia el norte, como una oportunidad, de ahí viene el dinero. Era esta idea de que siempre estamos anhelando o viendo hacia el norte. Inclusive, Estados Unidos se vende al resto del mundo a través de su cultura, a través de películas, tratan de convencer al resto del mundo de que Estados Unidos es el número uno, Hollywood lo vende de este modo al resto del mundo.

“Entonces, Latinoamérica, África y todo el mundo tiene esta idea de que Estados Unidos es el mundo de oportunidades, y el sueño americano es algo que está abierto a todo; entonces, eso se permeó dentro de mi obra, a través de esa temática que he estado manejando siempre en mi trabajo, sobre todo en esta obra nueva que estoy trabajando con la idea de la venta a todo color. También era tomar esos panfletos, pero encima de ellos poner estas situaciones de una realidad de frontera; uno de ellos es el problema de la migración y los abusos de Estados Unidos hacia México”.

¿En qué sentido consideras que la frontera influye o determina tu obra?

“Me gusta mucho el lema de Tolstói que decía: ‘Describe tu pueblo y describes el mundo entero’. Entonces, describiendo el entorno de donde eres puedes describir el mundo entero; todas las pasiones, todas las historias, todo se puede reflejar simplemente describiendo de dónde vienes y de dónde eres. La frontera determina mi obra porque yo vivo aquí, crecí aquí y su temática ha sido parte mía también: o sea, la historia de la frontera es también mi historia. En ese sentido, soy un artista fronterizo”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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