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jueves, febrero 15, 2024
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Pez gordo

Una pareja de tránsito detiene a un individuo que se ha pasado ocho semáforos a toda velocidad.

No sin ironía, el agente se dirige al conductor:


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“Tiene usted mucha prisa, ¿no? Hágame favor de darme los papeles del auto y su
licencia”.

El agente empieza a leer la documentación del vehículo y en un momento dado se pone serio, se cuadra ante el tipo en posición de saludo y le indica:

“Puede irse, señor”.


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Su compañero queda boquiabierto y dice:

Tenía que ser un pez gordo para que le dejes ir, con lo chucho que eres…

“¡Pues es que era nada menos que el General Motors!”.

Autor: Anónimo de la Guardia Nacional.

Vacante

En una institución deben cubrir la vacante de conserje. Al encargado de seleccionar al candidato le sugieren hacer un examen fácil de acuerdo con el perfil del puesto. Como primera pregunta se le ocurre que le cuenten del 1 al 10.

Llega el primer candidato y le recita:

“Uno, tres, cinco, siete, nueve…”.

El reclutador interrumpe:

Un momento, ¿cómo me dice los impares?

“Es que fui cartero y ya sabe, como las casas van de pares e impares…”.

Okey, okey. Es todo. Que entre el siguiente candidato.

El siguiente empieza:

“Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco…”.

Pare, pare. ¿Usted cuenta siempre así?

“Es que durante mucho tiempo fui quien daba la salida en carreras contrarreloj y me acostumbré”.

El siguiente, por favor.

El tercer candidato pasa a la oficina del entrevistador, quien le pide:

Antes de empezar, ¿podría decirme qué trabajo tenía usted antes?

“Era funcionario de gobierno”.

Bien. Empiece.

“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, sota, caballo y rey”.

Autor: Anónimo de la 4T.

Músico de vanguardia

Un joven residente de un pueblo de 500 habitantes muestra especiales dotes para la música. Con gran esfuerzo y poco menos de un milagro, el alcalde del mini poblado consigue al muchacho una costosísima beca para que estudie música en Austria.

A la vuelta de tres años, el joven regresa con los estudios terminados. Se organiza un concierto en la polvorosa plaza que congrega a todo el pueblo orgulloso de su chamaco.

Comienza el concierto, y el muchacho, que se había especializado en música vanguardista, somete a la audiencia a una interminable serie de sonidos casi insoportables, excepto -claro está- para su madre. En el descanso, la mujer se acerca al alcalde y curiosa le pregunta:

¿Qué le parece la ejecución de mi hijo?

“Tanto como una ejecución, me parece excesivo, ¡pero unas cuantas cachetadas no se las quita nadie cuando acabe el concierto!”.

Autor: Estudiante de música.

El tigre chulo

En la jungla hay un tigre que es chulo, chulo. Cuando ve a un mono, se acerca a él y rugiendo con toda su fuerza le pregunta:

“¿Quién es el más poderoso de los animales de la jungla?”.

Asustado, el mono responde:

“¡Tú, por supuesto! Tú eres el más poderoso de todos los animales”.

El tigre se aleja satisfecho de sí mismo y sonriendo. Entonces ve a un ciervo y se acerca a él, preguntando a gritos:

Dime, miserable ciervo, ¿qué animal es el más poderoso?
“Sin duda alguna, ¡tú, el tigre! Eres el más poderoso de la jungla”.

El tigre se aleja con la cola muy en alto y entonces ve al elefante. De nuevo pregunta amenazadoramente:

“Dime, elefante gordo y enfadoso, ¿qué animal de la jungla es el más poderoso?”.

Harto del narcisista tigre, el elefante le pega un pisotón, lo sujeta con la trompa y empieza a darle golpes contra los árboles, para después tirarlo contra una roca.

Cuando el tigre recupera el aliento, le dice:

“Oye, menso, si no sabes la respuesta, ¡no tienes por qué encabritarte!”.

Autor: Un psicólogo.

Desmemoriado

Dos amigos se encuentran en la calle y se saludan efusivamente:

¿Cómo te va con aquellos problemas de memoria que tenías?

“Totalmente curado, ¡estoy como nuevo!”.

¿Quién te curó?

“Una eminencia”.

¡Ah! ¿Podrías decirme su nombre?, porque mi mujer tiene también problemas de memoria.

“Claro. Es el doctor… cómo se llamar… doctor… ¿Cómo se llama esta montaña que está en Barcelona, que tiene una virgen morena?”.

Montserrat.

El hombre saca su celular y le marca a su mujer:

“Oye, Montserrat, ¿cómo se llama el médico que me curó?”.

Autor: Anónimo de esta Redacción.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
Gabriela Olivares Torres Gabriela Olivares Torres GabrielaOlivares 10 gabriela@zeta.com
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