Conforme se multiplica la producción de viviendas en serie, se deteriora el tejido social y se termina afectando el sentido de pertenencia y mexicanidad, de acuerdo al trabajo de la artista Livia Corona que expuso su proyecto en el Centro Cultural Tijuana (Cecut) durante la quinta edición de la Red Nacional Metropolitana (Renamet) que organizó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Hace dos décadas Livia capturó sus primeras fotografías de los vecindarios construidos en serie, lo que le arrebató la identidad y arquitectura a las nuevas generaciones de familias mexicanas. En cada fraccionamiento se privilegió atender las necesidades de vivienda de la clase trabajadora que inconscientemente sacrificó tejido social e identidad.
El crecimiento de las ciudades y su metropolización está marcado por la vivienda en serie que al mediano y largo plazo ha padecido de problemas de abandono, tanto social por el abandono como por el oficial por la carencia de servicios.
“Estas casas generalmente fueron asignadas arbitrariamente conforme los créditos calificaban, entonces se deshizo un tejido muy importante que definía la experiencia mexicana que nos hacía más fuertes. Yo vivo entre México y Estados Unidos y yo noto que la experiencia americana es muy individual y tiene que ser así porque es un país que se rearmó de la entrada de los angloamericanos a sus territorios. Pero en México somos una cultura milenaria. Sin embargo, la forma en la que estos desarrollos llegaron de la noche a la mañana y construyeron nuevas comunidades, deshicieron con sus características lo que ofrecen y lo que dejan fuera, deshicieron estas redes que nos hacían fuerte como comunidad en tiempos de adversidad o en tiempos de alegría como eran los festejos”, apuntó Corona.
La identidad de los barrios se ha diluido y ahora solo se ven series de casas estrechas, en terrenos limitados, con pequeñas áreas verdes y en cuadras extensas que han limitado el emprendimiento de negocios o la organización vecinal.
“Se detiene la iniciativa propia para presentar el desarrollo al intentar venderlo. No siempre se da de alta ante municipio al desarrollo. Se piden los votos con la promesa de ser anexados y así recibir los apoyos infraestructurales. El entorno monótono visual es definitivo. El camino entre la casa, la escuela, los vecinos, ¿cómo diferenciarlo?, ¿cómo marca esta similitud constante la psique de alguien que vive, construye, desarrolla toda su vida dentro de este mismo entorno? La pintura como material de expresión, va desapareciendo”
“Es una especie de burbuja socio económica que no logra y que, por estar predefinida su ingreso, suele ser muy uniforme”, comentó. “Creo que tiene que considerarse porqué sucedía esto en un tipo de construcción de vivienda previo a los desarrollos que hemos visto que han deshilado el tejido social”, reflexionó.
Livia viaja entre Baja California, California, Nueva York y Ciudad de México, lo que le permite reconocer el tejido social y recordar cómo era la dinámica bajo el esquema tradicional contra el industrializado.
“Ya no tienes esas variedades profesionales que se tenían en el fraccionamiento del estilo previo. Por ejemplo, yo vivía, mi papá y mi mamá son comerciantes y yo vivía cerca de un pescador que había comprado un lote… era un terreno muy pequeño, pero frente de él vivía una directora de una escuela primaria pública que con el crédito de sus profesiones y de su esposo que era oceanólogo”, habían comprado cuatro terrenos de ese tamaño y por ejemplo, mi familia habíamos comprado los terrenos de atrás”, recordó.
Livia Corona presentó la conferencia de Producción Artística titulada Ground Talking. Como artista visual, Corona se permitió exponer ante Infonavit, una visión crítica de la tenencia de construcción de vivienda popular de manera industrializada que podría solucionar el problema de habitación pero ha acentuado otros de índole social.