Pepito presume a sus amigos:
– Yo tengo cinco tías.
“¿Y qué tiene eso de extraordinario o chistoso?”.
– De extraordinario, nada, pero sí que son chistosas.
“¿Y por qué son chistosas?”.
– Por sus nombres, casi todas se llaman igual.
“¿Cómo se llaman?”.
– Pata, Peta, Pita, Pota y… una que no amanece en la casa.
* * *
Pepito juega en la tierra, en eso llega su mamá:
“¡Pepito! ¡No juegues en la tierra!”.
Y pepito se fue a jugar a la Luna.
* * *
En clase:
– Pepito, conjuga en voz alta el verbo nadar.
“Yo nado, tú nadas, él nada, nosotros…”.
– Pepito, ¡más bajo!
“Yo buceo, tú buceas, él bucea…”.
* * *
– Pepito, ve a la tienda y me traes pegamento.
“¡NO!”.
– ¡Entonces te pego!
“¿Cómo me vas a pegar, mamá, si no tienes pegamento?”.
Autor: Jaimito.
Tontos
– Cariño, creo que estás obsesionado con el futbol, y me haces falta.
“¡¿Qué falta?! ¡¿Qué falta?! ¡Si no te he tocado!”.
* * *
– Hola, soy paraguayo y quiero pedir la mano de su hija para casarme con ella.
“¿Para qué?”.
– Paraguayo.
* * *
Dos zonzos en un tren:
– ¿Ves qué rápido pasan los postes?
“Sí, en el viaje de vuelta volvemos en poste”.
Autor: Uno que se cree muy listo.
El jefe
Un jefe a su secretaria:
– ¿No oyes el teléfono? ¿Por qué no contestas?
“¿Para qué, si todas las llamadas son para usted?”.
Autor: Una secre.
Dios y el hombre
Hombre: ¿Dios?
Dios: ¿Sí?
Hombre: ¿Puedo preguntarte algo?
Dios: ¡Por supuesto!
Hombre: ¿Qué es para ti un millón de años?
Dios: Un segundo.
Hombre: ¿Y un millón de euros?
Dios: Un céntimo.
Hombre: Dios, ¿podrías darme un céntimo?
Dios: Espera un segundo.
Autor: Un creyente.
El tatuaje del marino
Orgulloso, un marinero presume a un amigo:
– Este tatuaje me lo hice hace 20 años en el puerto de La Habana.
“¡Cómo, ¿y si te tallas con jabón, no se va?!”.
– Pues ahora que lo dices, no sé, nunca lo he intentado.
Autor: Un tatuador.
Urgencias
– ¡Doctor, doctor! Un amigo se tragó el sacacorchos cuando estábamos a punto de cenar.
“¿Y qué hicieron?”.
– Abrimos la botella con un tenedor.
Autor: Otro doctor.
Negocio fallido
– Qué te pasa, hombre, te veo muy preocupado.
“Nada, mi negocio no funciona”.
– ¿Pusiste letreros?
“Los más caros”.
– ¿Pusiste ofertas?
“Imposibles de igualar”.
– ¿Publicidad?
“También”.
– Entonces, ¿qué puede fallar? Vamos a ver, déjame echar un vistazo. Letreros, ofertas… ¡Si serás idiota! No es con C, ¡sastrería se escribe con S!
Autor: Un maestro de español.
Dos locos
En un manicomio, un loco dice a otro:
– ¡Tenemos que escaparnos!
“Okey, pero ¿cómo?”.
– Mira, si la valla es muy alta, escarbaremos por debajo, y si es muy baja saltaremos por encima.
Uno de ellos se dirige a mirar la valla y, al volver, dice al otro:
“No nos podemos escapar, ¡no hay valla!”.
Autor: Un recluso.
Qué se puede decir…
– Tu amiga no ha hablado en toda la noche.
“Es que es muda”.
– ¿Sí? ¿Y todos los mudos son así de tímidos?
Autor: Un psicólogo.
Para eso son los amigos
– Te veo preocupado. ¿Pasa algo?
“Sí, tengo que contarte algo muy importante”.
– Pues dímelo, somos amigos.
“No, aquí no; es un secreto y podrían oírnos”.
Una vez fuera del bar, el tipo confiesa:
“Es que tengo deudas de juego, y debo 60 mil pesos”.
El amigo responde:
“No te preocupes, no se lo contaré a nadie”.
Autor: Un deudor.
Casualidad
Dos amigos van por la calle y uno exclama:
– ¡Vaya! ¡Mi mujer y mi amante van juntas y vienen hacia nosotros!
“¡Qué casualidad! Yo iba a decir justo lo mismo”.
Autor: Otro amigo.
Trillizos
Dos amigas se encuentran; una de ellas pregunta:
– Oye, ¿tuviste trillizos?
“No, sólo tuve uno, pero es muy inquieto”.
Autor: Un gemelo.
El reloj
Un gallego muestra a un amigo el reloj que le regalaron:
– ¡Mira esto! Mira qué reloj me mandó mi primo: da la hora, los minutos, los segundos, la fecha. Tiene alarma, cronómetro, tiene linterna y radio.
“¡Excelente, Manolo, cuántas cosas!”.
– Sí, y mi primo me dijo que me podía bañar con él, ¡pero no encuentro el botón para que eche agua!
Autor: Otro gallego.