Hamas, el grupo insurgente que gobierna la Franja de Gaza, lanzó al amanecer del sábado un ataque múltiple sin precedentes contra Israel, disparando miles de proyectiles mientras decenas de combatientes cruzaban la protegida frontera por tierra, mar y aire y pillando al país desprevenido en un importante feriado.
Varias horas después del inicio de la invasión, los insurgentes de Hamas seguían librando tiroteos en el interior de varias comunidades israelíes en una sorpresiva demostración de fuerza que conmocionó al país.
El servicio nacional de rescate de Israel dijo que al menos 200 personas murieron y 1,100 resultaron heridas, lo que lo convierte en el ataque más mortífero en Israel en años. Un número indeterminado de soldados y civiles israelíes también fueron tomados como rehenes y trasladados a Gaza, un asunto enormemente delicado para Israel. Hagari dijo que los milicianos también mantenían rehenes en enfrentamientos en dos ciudades, Beeri y Ofakim, que está a 24 kilómetros (15 millas) de la frontera con Gaza.
Al menos 198 personas han muerto en la Franja de Gaza y al menos 1,610 han resultado heridas en las represalias israelíes, según el Ministerio de Salud palestino. Al caer la noche, los ataques aéreos se intensificaron, arrasando varios edificios residenciales con gigantescas explosiones, entre ellos una torre de 14 pisos que albergaba decenas de apartamentos, así como oficinas de Hamas en el centro de la ciudad de Gaza. Israel lanzó una advertencia momentos antes, y no se conoció de inmediato el número de víctimas.
Israel realizó una serie de ataques aéreos en Gaza y se han producido choques con hombres armados en la cerca fronteriza en torno del territorio.
En Gaza no había información oficial sobre bajas, pero reporteros de la AP presenciaron funerales por 15 personas y vieron llegar otros ocho cadáveres a un hospital. No estuvo claro de inmediato si eran combatientes o civiles.
Las redes sociales se llenaron de videos de combatientes de Hamas desfilando por las calles en lo que parecían ser vehículos militares robados y de al menos un soldado israelí muerto dentro de Gaza arrastrado y pateado por una multitud palestina enfurecida al grito de “Dios es grande”.
Videos publicados por Hamas parecían mostrar a al menos tres soldados israelíes capturados con vida. El ejército se negó a ofrecer detalles sobre bajas o secuestros mientras seguía combatiendo a los infiltrados.
“Estamos en guerra”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en un discurso televisado en el que anunció una movilización masiva de reservistas del ejército. “No (en) una ‘operación’, no (en) un ‘asalto’, sino en guerra”.
“El enemigo pagará un precio sin precedentes”, agregó prometiendo que Israel “devolverá el fuego con una magnitud que el enemigo no ha conocido”.
En una reunión con altos cargos de seguridad más tarde en el día, Netanyahu dijo que la principal prioridad era “limpiar la zona” de infiltrados y, después, “cobrar un precio enorme al enemigo” y proteger otras zonas para que ningún otro grupo insurgente se una a la guerra.
La grave invasión coincide con el Simjat Torá, un día normalmente festivo en el que los judíos completan el ciclo anual de lectura de su libro sagrado, la torá, y revivió el doloroso recuerdo de la Guerra de Yom Kipur de 1973 casi 50 años después. Entonces, los enemigos de Israel lanzaron un ataque sorpresa en el día más sagrado del calendario judío.
Las comparaciones con uno de los momentos más traumáticos en la historia israelí agudizaron las críticas a Netanyahu y a sus aliados de ultraderecha, que han defendido medidas más agresivas contra las amenazas procedentes de Gaza. Los comentaristas políticos criticaron al gobierno por incapacidad para anticipar lo que parecía un ataque inédito de Hamas por su nivel de planificación y coordinación.
El ejército de Israel atacó objetivos en Gaza en respuesta a los alrededor de 2.500 cohetes que hicieron sonar constantemente las sirenas antiaéreas en lugares tan al norte como Tel Aviv y Jerusalén, a unos 80 kilómetros (50 millas). Dijo que sus fuerzas libraban tiroteos con insurgentes de Hamas que se habían infiltrado en al menos siete lugares. Los combatientes se colaron por la valla fronteriza e incluso llegaron por aire en parapente, añadió.
La televisión israelí emitió imágenes de explosiones que rompieron la cerca fronteriza, seguidas de lo que parecían ser pistoleros palestinos entrando a suelo israelí en motocicletas. Al parecer, algunos insurgentes se habrían desplazado en camionetas.
No estuvo claro de inmediato qué motivó el operativo de Hamas, que seguramente requirió meses de preparación.
Pero en el último año, el gobierno de ultraderecha de Israel ha acelerado la construcción de asentamientos en la Cisjordania ocupada, la violencia de los colonos ha desplazado a cientos de palestinos que vivían en esas zonas y se han incrementado las tensiones en torno a lugar sagrado para judíos y musulmanes en Jerusalén.
El esquivo líder del brazo militar de Hamas, Mohammed Deif, anunció el inicio de lo que llamó “Operación Tormenta de Al-Aqsa”. El complejo de la mezquita de Al-Aqsa, ubicado en la Ciudad Vieja de Jerusalén, es el tercer lugar más sagrado del islam y el primero para los judíos, que se refieren a él como Monte del Templo.
“Basta ya”, dijo Deif, quien no se deja ver en público, en un mensaje grabado en el que pidió a los palestinos desde Jerusalén este y hasta el norte de Israel que se unan a la lucha. “Hoy el pueblo recupera su revolución”.
En un discurso televisado, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, advirtió que la milicia había cometido “un grave error” y prometió que “el estado de Israel ganará esta guerra”.
Las naciones occidentales condenaron la incursión de Hamas y reiteraron su apoyo a Israel, mientras que otras pidieron contención a ambas partes.
“Estados Unidos condena de forma inequívoca los ataques no provocados de los terroristas de Hamas contra civiles israelíes”, dijo Adrienne Watson, vocera del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. “Apoyamos firmemente al gobierno y al pueblo de Israel y transmitimos nuestras condolencias por las vidas israelíes perdidas en estos ataques”.
Arabia Saudí, que ha mantenido conversaciones con Washington para la normalización de sus relaciones con Israel, pidió contención a los dos bandos.
La ofensiva insurgente coincide con una histórica división en Israel por la reforma judicial propuesta por el gobierno de Netanyahu. Las manifestaciones masivas contra el plan sacaron a cientos de miles a las calles y llevaron a cientos de reservistas militares a evitar el servicio voluntario — unas reacciones que han generado dudas acerca de la preparación del ejército para el combate y sobre su capacidad de disuasión.
La incursión supone un importante logro — y una escalada — para Hamas y ha obligado a millones de israelíes a refugiarse en lugares seguros de las explosiones de los proyectiles y de las continuadas balaceras con los insurgentes. Ciudades y pueblos se vaciaron mientras el ejército cerraba carreteras próximas a Gaza. Tanto el servicio de emergencias israelí como el Ministerio de Salud palestino pidieron a la población que done sangre.
“Entendemos que esto es algo grande”, dijo el teniente coronel Richard Hecht, un vocero del ejército israelí, a reporteros, añadiendo que se ha llamado a los reservistas a filas.
Hecht se negó a comentar cómo consiguió Hamas sorprender al ejército. “Es una buena pregunta”, añadió.
Ismail Haniyeh, el líder exiliado de Hamas, dijo que los combatientes palestinos estaban “comprometidos en estos momentos históricos en una operación heroica” para defender la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén y a los miles de prisioneros palestinos retenidos por Israel.
Israel ha levantado una enorme cerca a lo largo de su frontera con el enclave palestino para evitar las infiltraciones. El muro es profundo y está equipado con cámaras, sensores de alta tecnología y tecnología de escucha.
Israel mantiene un bloqueo sobre la Franja desde que Hamas, un grupo insurgente islámico que se opone a Israel, se hizo con el control del territorio en 2007. Los enconados enemigos han librado cuatro guerras desde entonces. Además, ha habido numerosos choques menores entre las tropas israelíes y Hamas y otros grupos más pequeños del territorio.
El bloqueo, que restringe la entrada y salida de personas y bienes, ha devastado la economía de la Franja. Israel dice que es necesario para impedir que los grupos insurgentes amplíen sus arsenales, pero los palestinos sostienen que equivale a un castigo colectivo.
El lanzamiento de proyectiles se produce en un momento de intensos combates en Cisjordania, donde casi 200 palestinos han perdido la vida en incursiones israelíes en lo que va de año. Israel sostiene que la mayoría de los fallecidos son insurgentes, pero entre las víctimas hay también jóvenes palestinos que lanzaban piedras en protesta por las redadas y transeúntes inocentes.
Los ataques palestinos contra israelíes se han cobrado la vida de más de 30 personas desde principios de 2023.
Israel capturó Cisjordania, además de Jerusalén Este y la Franja de Gaza, en la Guerra de los Seis Días de 1967.
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Adwan informó desde Rafah, Franja de Gaza. La periodista de The Associated Press Isabel DeBre en Jerusalén contribuyó a este despacho. ZETA/SinEmbargo