El policía que perseguía a un presunto homicida no tenía la intención de dispararle, pero atravesó el pulmón del joven Josafat Torres Vega, con una bala dirigida al criminal. El agente Ulises Guerra está en libertad, mientras lo investigan por homicidio culposo.
Una veladora mantiene el recuerdo de la vida que se perdió de Josafat, el joven de 23 años que murió en medio de un fuego cruzado entre policías y presuntos homicidas en la colonia Buena Vista de la ciudad de Tijuana, durante la tarde del martes 5 de septiembre. Josafat Torres se dirigía a trabajar a una tienda de autoservicio cuando recibió el balazo en el torso que lo desvaneció, quedando sin vida en un taller mecánico de la Avenida de las Américas.
El tiroteo donde falleció el joven inocente fue consecuencia de una persecución policiaca que inició en la calle Diplomáticos de Otay Universidad donde la policía atendió el reporte de un homicidio contra un hombre de 35 años. El jefe de distrito Martín García y su escolta, Ulises Guerra, atendieron el llamado de auxilio.
Mediante las cámaras de seguridad identificaron la trayectoria de los dos jóvenes presuntos homicidas que huyeron en un Toyota Corola color verde. Ante el congestionamiento vial en la colonia Buena Vista, los implicados abandonaron el auto y huyeron pie tierra donde se enfrentaron con agentes de la policía.
El agente Guerra persiguió al presunto homicida, Daniel Medina Murúa de 23 años. En la FGE informaron que un video de la zona muestra que, mientras corría, el delincuente volteó y apuntó contra el uniformado. Fue el momento en que el policía disparó y las balas alcanzaron primero a Josafat que estaba más lejos, delante de Medina, y otro tiro rozó a un segundo transeúnte, que prefirió abandonar la zona. Los videos también muestran cómo la víctima colateral se dolía cuando el delincuente pasó corriendo antes de ser alcanzado por la bala que lo lesionó en un glúteo.
García Mendoza, jefe de distrito, persiguió al segundo sospechoso y lo aseguró; fue identificado como Randy Lazcano de 19 años, ambos “se presumen inocentes, mientras no se declare su responsabilidad por la autoridad judicial. Art.13, CNPP”.
De manera extraoficial dijeron que los trajeron de otro municipio y los concentraron en una casa en Tijuana, antes de llegar por ellos y decirles que realizarían “un trabajo”, que sería “matar a un contra”.
“Yo lo que quiero decir es que las armas utilizadas – en el homicidio por los detenidos- tienen que ver con otros antecedentes criminales relacionados con narcomenudeo o tráfico de drogas”, comentó la Fiscal General del Estado, María Elena Andrade Ramírez.
También, “se nos pusieron a disposición las armas de los agentes…creo que es a priori deslindar cualquier responsabilidad penal o no, independientemente si hay responsabilidades administrativas. Lo que sí, es que hubo intercambio de balazos que está bien evidenciado conforme a los videos y de que los policías municipales tuvieron que accionar sus armas para preservar la vida de ellos mismos y de la comunidad”, refirió María Elena Andrade Ramírez.
“Desde ayer sentimos la frustración de que no lo pudimos ayudar. Le hablamos nosotros a la Cruz Roja, que ya lo habían hecho las autoridades, entonces una desesperación de no ayudarlo. No nos importaba si fuera un delincuente o un civil. Lo importante es que es un ser humano y no pudimos hacer nada. Ahorita seguimos con el temor, vemos patrullas, vemos ministeriales y nos da un poco de inseguridad de que él iba muy a gusto con sus audífonos”, relató Lorena Maya, trabajadora de la Tapicería ABC. Al día siguiente del tiroteo los comerciantes y residentes de la zona manifestaron que sienten el estrés del ambiente. “No deben tirar disparos, balazos entre tanta gente, entre tantos carros. Ahorita no sabemos si era de un policía o si fue de un maleante y ahí tenemos esa inquietud, pues de ese temor porque ahora nos tenemos que cuidar de todos”, recomendó la señora Maya.