Francisco Gómez Mcdonough y Luis Carlos Castro Vizcarra tienen el reto de dignificar el organismo ninguneado y ridiculizado por los últimos comisionados que buscaron ser serviles al poder
Una de las épocas más negras en torno a la definición de políticas públicas en materia de transparencia está llegando a su fin; esa que llegó de manos de Jaime Bonilla Valdez y sus allegados.
Esta semana se nombró a los dos nuevos comisionados del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (ITAIP) que cubrirán las vacantes de Denisse Gómez Castañeda y Alberto Sandoval. La primera permaneció vacante desde hace prácticamente un año, mientras que el segundo culminó su periodo como integrante del colegiado.
Los nombramientos emitidos por el Poder Legislativo -nuevamente de mayoría morenista- son Francisco Gómez Mcdonough y Luis Carlos Castro Vizcarra, ambos emanados de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Gómez, con historial de estudios en materia de transparencia, y Castro, fiel afín a José Guadalupe Osuna Millán… hasta que concluyó su administración.
La designación de ambos es uno de los últimos pasos para acabar con los nombramientos surgidos de la administración de Bonilla Valdez, la cual priorizó las amistades o las relaciones interpersonales por encima de la capacidad de quienes ocuparían dicho cargo.
Y es que hay que recordar que de los tres comisionados que nombró el Congreso de Jaime Bonilla Valdez, sólo una aprobó todas las evaluaciones. De hecho, tanto Lucía Ariana Miranda como Alberto Sandoval, resultaron muy mal evaluados en los exámenes de conocimiento y demás pruebas que se presentaron para demostrar la idoneidad en el cargo.
Pese a ello, el Legislativo morenista designó a dichos funcionarios que priorizaron -por mucho- entregarse al poder y ser benevolentes a pugnar por la transparencia, aunque eso costara entrar en un conflicto con el Poder Ejecutivo de ese entonces.
El gran reto de Gómez Mcdonough y Castro Vizcarra, es abatir el gran rezago que dejó el pasado pleno del ITAIP, el cual viene arrastrando desde la pandemia, pero también tiene la necesidad de buscar un poco de legitimidad y demostrar sana distancia con los entes de poder.
Al menos en el caso de Gómez Mcdonough no se le conoce como un perfil antagónico y alejado del oficialismo, pero aun así, es momento de que decidan cómo quieren ser recordados.
Las necesidades en la materia son más que evidentes, sobre todo después de un gobierno como el de Jaime Bonilla Valdez, donde prevaleció la opacidad en compras y determinaciones.
El gran reto de los nuevos comisionados es determinar qué tipo de funcionarios quieren ser, sobre todo, qué tanto compromiso tiene con la transparencia y la rendición de cuentas, pues avanzar en torno al acceso a la información es -invariablemente- una lucha con la autoridad.
Next Energy
Se debe ser muy cínico para que luego de conocerse todo lo que se sabe sobre los negocios de la empresa Next Energy, el senador Jaime Bonilla Valdez continúe respaldando un proyecto que pretendía empeñar a Baja California por más de 40 mil millones de pesos.
En días pasados, el ex mandatario arremetió contra su sucesora en el Poder Ejecutivo estatal, Marina del Pilar Ávila Olmeda, por las afectaciones ocasionadas por la tormenta eléctrica en Mexicali, y además, defendió que durante su gestión apoyó la construcción de una planta fotovoltaica con Next Energy.
La gobernadora la rechazó por tratarse de un proyecto muy costoso, opaco y cuestionable por el simple hecho de que Next Energy no consiguió los permisos para la construcción de dicha planta, pues como se sabe, todos los temas de energía son responsabilidad del Gobierno de México.
No conforme con ello, en Monterrey y Aguascalientes, administraciones que signaron contratos con ellos, decidieron rechazarlos e incluso emprender batallas legales contra Next Energy por su ineficiencia en el mercado e incluso posibles señalamientos de actos de corrupción.
Pero bueno, ya sabemos que vive en Bonillalandia.