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viernes, febrero 16, 2024
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Queja

La estamos llamando porque su hijo se porta mal en las clases.

“Pues en mi casa también se porta mal ¡y yo no los llamo a ustedes!”.


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Autora: Madre de familia.

Maestro dormido en el aula


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Cierto día, a mitad de una clase, un maestro de Literatura se quedó profundamente dormido detrás de su escritorio. Cuando despertó, queriendo disculparse, muy serio expresó a sus alumnos:

“Me remonté en sueños al tiempo de Don Quijote de la Mancha y le pedí consejo sobre los mejores libros de caballería”.

Al siguiente día, uno de los muchachos se acomodó en su pupitre y lo venció el sueño.

Al verlo, el maestro lo despertó y pidió una explicación, a lo que el chico respondió:

“Me remonté en sueños al tiempo de Don Quijote, le pregunté por usted y me dijo que NO lo conocía”.

Autor: Ex alumno.

Evaluación final de inglés

Se acercaba la fecha para evaluación final de inglés en la facultad, como muchos de los exámenes universitarios, su principal objetivo era eliminar a los que no llegaban al promedio exigido.

El examen duraba dos horas y cada estudiante recibió su correspondiente hoja de examen con las preguntas.

El profesor era muy recto y severo, catedrático a la antigua usanza, y advirtió a toda la clase que si el examen no estaba sobre su mesa después de dos horas exactamente, no se aceptaría y el estudiante sería suspendido.

Media hora después de empezar, un estudiante entró por la puerta y pidió una hoja de examen al profesor:

No va a tener tiempo usted para terminarlo.

“Sí lo terminaré”. Acto seguido, el estudiante se sentó y empezó a escribir.

Después de dos horas, el profesor pidió los exámenes y, en forma ordenada, los estudiantes entregaron su respectiva hoja. Todos, menos aquel que había llegado tarde y continuó escribiendo como si nada pasara.

Después de otra media hora, el estudiante se acercó a la mesa donde se encontraba el profesor sentado, leyendo un libro.

En el instante en que intentó poner su examen encima del montón, el profesor dijo:

“Ni lo intente. No puedo aceptar eso. Terminó tarde”.

Furioso e incrédulo ante tal aseveración, el estudiante amagó:

¿Sabe quién soy?

“No, no tengo ni la menor idea”, contestó el profesor en tono sarcástico.

¿Sabe quién soy?, insistió el estudiante, apuntando a su propio pecho con su dedo y acercándose de manera intimidante.

“No, y no me importa en absoluto”.

En ese momento, el estudiante agarró rápidamente su examen, lo metió entre los demás exámenes y exclamó:

“¡Maravilloso!”. Y se marchó.

Autor: Un maestro cansado.

Borracho en el infierno

Después de un accidente, un borracho va al infierno y, al llegar, pregunta al diablo:

¿Dónde están las mujeres?

“Aquí no hay mujeres”.

Entonces, esos cuernos te los ganaste en una rifa, o qué…

Autor: Otro borracho en el limbo.

Bebé adivino

Nació un hermoso bebé, luego de un año, dos años, tres años, cuatro años, el niño no hablaba y a los 5 años dijo “Abuelo…”. Y a los dos días, el abuelo murió.

El padre quedó sorprendido y el niño no habló más si no hasta después de cuatro años más, para pronunciar:

“Abuela…”. Y a los dos días murió la abuelita.

Preocupado, el papá pensó:

“¡Uff, este niño adivina el futuro! No habla y, cuando habla dice el nombre de alguien, dos días después se muere. Dentro de unos años dirá papá y me voy a morir yo”.

Pasaron cuatro años más y, ya adolescente, el menor dijo:

“Papá…”.

Y el padre exclama:

“¡Listo! Me voy a morir por la culpa de este chamaco rarito”.

Y a los dos días, ¡PUM! Se murió el vecino.

Autor: Otro vecino.

La tortuga en el poste

Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso. Se sienta en un banco y al lado hay un señor de más edad. Naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y, finalmente, sobre legisladores y similares.

El señor dice al joven:

“¿Sabe? Los legisladores y demás son como una tortuga en un poste”.

Después de un breve lapso, el joven responde:

“No comprendo bien la analogía. ¿Qué significa eso, señor?”.

El señor explica:

“Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio, ¿qué se te ocurre?”.

Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:

“Primero, no entenderás cómo llegó ahí.

“Segundo, no podrás creer que esté ahí.

“Tercero, sabrás que no pudo haber subido solita ahí.

“Cuarto, estarás seguro que no debería estar ahí.

“Quinto, serás consciente de que no va a hacer nada útil mientras esté ahí, así que, en las próximas elecciones, ¡tratemos de que ningún animal suba al poste!”.

Autor: Un fifí.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
Gabriela Olivares Torres Gabriela Olivares Torres GabrielaOlivares 10 gabriela@zeta.com
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