Una reliquia milenaria, una conspiración nazi y el arqueólogo más intrépido vuelven a la pantalla grande hoy 29 de junio, cuando el estreno de “Indiana Jones y el dial del destino” se sume a la cartelera nacional, tras 15 años de la última aventura vivida en “El reino de la calavera de cristal” y más de cuatro décadas desde esa primera hazaña en “Los cazadores del arca perdida”.
Ahora, Harrison Ford vuelve a ponerse el sombrero del legendario héroe y profesor Jones, a punto de jubilarse de la docencia y con una vida que no es la que esperaba, pero que se ve envuelto en un último misterio durante 1969, luego de reencontrarse con Helena Shaw (interpretada por Phoebe Waller-Bridge), su ahijada, quien lo involucrará en una carrera contra el tiempo y contra Jürgen Voller (Mads Mikkelsen), un ex nazi que trabaja para la NASA y quien tiene sus propios planes.
“Indiana Jones y el dial del destino”, resalta en lo particular la esperada secuencia de apertura donde, gracias a los efectos especiales, se observa a actores rejuvenecidos; así como los platós, que incluyeron grabaciones en Marruecos y Sicilia, y una dosis justa de humor y escenas de acción verosímiles.
Tanto Ford como Waller-Bridge y Mikkelsen le sacan provecho a sus personajes, al punto en que por momentos los roles les quedan muy pequeños para su rango actoral, en una historia sencilla y previsible, luego de que Lucasfilm y Disney barajaran posibilidades para el largometraje, y se alejaran de la propuesta de seguir la historia entre Indiana y su hijo (interpretado por Shia LaBeouf en la entrega anterior); sin embargo, la película juega con los elementos clásicos de la saga y factores nostálgicos, logrando un balance que dejará satisfechos a los fanáticos en este cierre definitivo de las travesías de Indiana Jones. Andrea López González
