El doctor Eduardo Ortiz, originario de Caborca, Sonora, cumple 30 años de servir a su vocación, el sacerdocio, misma que ha desempeñado con amor y responsabilidad entre su comunidad.
Eduardo Ortiz, un hombre con una trayectoria notable, nació y creció en la colonia Industrial en Caborca; desde temprana edad soñaba con convertirse en sacerdote, un deseo que lo acompañó a lo largo de su vida.
Aunque su padre, Don Lalo, lo apoyaba en su búsqueda espiritual, logró persuadirlo para que obtuviera su título como médico.
La determinación de Eduardo lo llevó a obtener su cédula profesional como médico general, pero su vocación religiosa seguía latente en su alma.
Durante su tiempo en la benemérita institución de la Cruz Roja en Caborca, entre 1976 y 1977, Eduardo era conocido como “el líder” entre los socorristas voluntarios, ya que su dedicación y liderazgo se destacaron en su labor de salvar vidas y brindar ayuda a quienes más lo necesitaban.
A pesar de sus logros en la medicina, Eduardo decidió continuar con su verdadera vocación como sacerdote; su madre, la Maestra Socorro Alonso, se sentía extremadamente orgullosa de su hijo por seguir su llamado interior y perseguir sus sueños más profundos.
Eduardo Ortiz se convirtió en un ejemplo de entrega y pasión por servir a los demás, su camino hacia el sacerdocio fue un testimonio de la fuerza de su fe y la determinación de seguir su verdadero propósito en la vida.
Su compromiso con la ayuda humanitaria en la Cruz Roja y su posterior dedicación a la vida religiosa dejaron una huella indeleble en la comunidad de Caborca y más allá.
Eduardo Ortiz Alonso, sonorense originario de la Heroica Caborca, es un regalo de Dios nacido en la Misión de Nuestra Señora de la Concepción, fundada en el siglo XVII.
Estudió en Guadalajara, Jalisco, la carrera de medicina en la prestigiada Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
Tras graduarse colgó la bata de Galeno para dedicarse ocho años al Seminario Diocesano de Tijuana (SDT), donde además de seminarista, era filósofo y teólogo.
Hace treinta años en 1993, el Dr. Eduardo Ortiz Alonso, un sencillo y humilde médico de Caborca, Sonora, fue ordenado sacerdote.
El Sr. Obispo Emilio Berlié Belaunzarán lo apoyó para que se transformara en un experto en Bioética, lo que le implicó otros 6 a 7 años de preparación en la Universidad Gregoriana de Roma, Italia.
En las visitas de la Madre Teresa de Calcuta, el padre Eduardo siempre era solicitado para guiar las transmisiones en vivo por televisión como en la visita de la Madre Teresa al auditorio Fausto Gutiérrez Moreno en 1993.
La historia de Eduardo Ortiz recuerda la importancia de escuchar nuestra voz interior y seguir nuestros sueños, incluso cuando eso signifique enfrentar desafíos y tomar decisiones difíciles, su valentía y dedicación lo convierten en un ejemplo inspirador para todos aquellos que buscan encontrar su camino y servir a los demás con amor y compasión.