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jueves, febrero 15, 2024
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Dos políticos (ella y él) de cuidado

Filmada en 1953, la película Dos Tipos de Cuidado, la única protagonizada por la dupla Jorge Negrete-Pedro Infante, es un clásico del cine mexicano (si no la ha visto, ahí está en YouTube), y su mejor escena es la de las coplas. Unos versos en cuarteto con letras populares, que utilizan los personajes, Pedro Malo y Jorge Bueno, para atacarse de manera elegante y sin violencia al son de la guitarra.

El pleito cantadito de los “dos tipos de cuidado”, es un drama de los cincuenta del siglo pasado, pero que inicia justamente con las coplas antes que con la violencia física, para terminar en el acuerdo luego de dirimidos los malos entendidos entre los protagonistas hasta tener un final feliz.


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Así, de cantaditas, aun cuando sin verso, sin gracia y sin buena voz, se la han pasado en los días recientes el ex gobernador Jaime Bonilla Valdez y la gobernadora Marina Ávila Olmeda.

Pero de pura cantadita se dejan ver la animadversión que sienten el uno por el otro, lo que de hecho llevó a Bonilla a salir de Morena y entrar de lleno al PT (ya lo había representado antes), y a Ávila a buscar a otro PT en el estado para tomarse la foto.

Y cuando se dice de pura cantadita no es por la entonación de las acusaciones entre uno y otra o viceversa, sino porque… utilicemos otro dicho, mucho ruido y pocas nueces. Es decir, se acusan, se señalan, se hacen gestos, se hacen bulla, pero no concretan nada. Ni Bonilla denuncia formalmente la corrupción que presume existe en el actual gobierno, ni Ávila investiga y denuncia la corrupción que presumen muchos (ella de hecho lo justifica) que hubo en la administración del senador.


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Bonilla recurre a la máxima tribuna en la Cámara de Senadores (la última vez) para arremeter, una vez más, contra la mandataria al solicitar que la FGR atraiga la investigación sobre los desaparecidos en la zona de antros en Mexicali, ante el contubernio y la inacción en el gobierno estatal, al que calificó así: “Tenemos un gobierno verdugo en Baja California, tenemos un gobierno corrupto; desafortunadamente no se puede hacer nada porque la misma fiscalía incubre (sic)… la fiscalía incubre (sic) al gobierno. Está de cabeza el estado, con los trigueros, maestros, madres de los hijos desaparecidos y la democracia; un gobierno corrupto, cobarde, traidor, represor. Han desaparecido 400 niñas en lo que va de esta administración, que ya lleva el 25 por ciento. En Baja California la trata de personas es una actividad cotidiana que la fiscalía no quiere resolver”.

Si el ex gobernador tiene pruebas de lo que denuncia en el Congreso, particularmente de la corrupción y la trata de personas, que constituyen delitos graves, está siendo no sólo omiso, sino cómplice, al no denunciarlo formalmente para que se inicie una investigación. De lo contrario, si para no variar, se trata de elucubraciones, mentiras, falsedades, pues ahora sí que el senador Bonilla apodado “El Ingeniero”, está fuera de lugar.

Por su parte, la gobernadora Marina Ávila, con esa frivolidad que recientemente le ha caracterizado en redes sociales, en lugar de informar y denunciar formalmente también la corrupción y las irregularidades heredadas de la anterior administración, se ha dedicado, sin gracia y sin tono, a responderle a Bonilla con una simplada: entonando la canción del Grupo Firme “Ya supérame”, al tiempo que explica que así como hay personas que tienen ex parejas “tóxicas”, ella tiene un “ex gobernador tóxico”, a quien pide que ya la “supere” y deje de hablar de ella.

Ciertamente, el nivel de la política en México y Baja California no es la excepción; ha bajado mucho en los últimos cuatro años, pero vaya, un enfrentamiento de coplas políticas sin verso ni esfuerzo no habíamos presenciado en la región. Tal cual es el espectáculo que de manera impune y verbal, escenifican los dos primeros gobernadores de Morena que tiene el Estado.

No transitan de las palabras a los hechos; se la pasan cucándose uno a otro públicamente en sus terrenos, sin medirse frente a frente, sin anteponer la evidencia y presentar la denuncia ante los hechos de corrupción que menciona uno, y la otra intenta minimizar.

Baja California tiene graves rezagos en materia de inseguridad. El Estado sigue estando entre los tres con más homicidios en el país, y la ciudad más poblada como una de las más violentas del mundo. Las policías atraviesan por etapas de corrupción y bajos niveles de capacitación; la inseguridad y la violencia rebasó no sólo al gobierno de Jaime Bonilla, también al de Marina Ávila. Ni él, que ahora denuncia la inseguridad, ni ella que la minimiza, se atrevieron a encabezar las mesas de seguridad o presentar sólidas estrategias integrales de combate a la violencia. Nada.

Además de los hartos rezagos en desarrollo urbano, durante el bienio de Bonilla y los casi dos años de Ávila, que tienen a varias ciudades del Estado colapsadas, entre invasiones, tráfico vehicular, fallas en la conexión, ausencia de planeación en el crecimiento, y pocas obras de conectividad.

Y sólo por agregar un problema más, de los cientos que padece Baja California: la distribución del agua. Deficiente a más no poder, que mantiene con tandeos del líquido a ciudades como Tijuana, Rosarito y Ensenada, mientras la capital cuenta con una de las aguas más cloradas del país ante la terrible contaminación por la que atraviesan los diferentes cuerpos de agua, y las malas condiciones de los equipos de traslado y potabilización de la misma.

Pero, en lugar de estar pugnando en el Senado de la República para mejorar las condiciones de Baja California, o estar administrando los recursos del Estado desde el gobierno para hacer más eficientes los servicios, la seguridad, la salud, la educación y el desarrollo, tanto Jaime Bonilla como Marina Ávila optan por la frivolidad y el enfrentamiento público, cuales estrellas de película de época, y alejados del ejercicio de un buen gobierno. Sí resultan dos tipos (él y ella) de cuidado; pero no del clásico del cine, sino del bajo nivel de la política local. A gobernar, deberían dedicarse.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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