Guadalajara, Jalisco.- En el último día de actividades de la V Bienal Vargas Llosa, el domingo 28 de mayo, el Premio Nobel de Literatura 2010 se presentó en conversación con Marisol Schulz Manaut, directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en una charla titulada “Literatura para tiempos recios”, en el Paraninfo Enrique Díaz de León.
A manera de entrevista, en alguna de sus intervenciones, Marisol Schulz citó el libro “La verdad de las mentiras”, para posteriormente preguntarle:
“El prólogo de ‘La verdad de las mentiras’ -que es un libro que yo he releído no sé cuántas veces porque en realidad es también todo un canon, una guía para tus lectores de todas esas obras que te han marcado y de las que tú has abrevado-, tú dices: ‘Cuando leemos novelas no somos los que somos habitualmente, sino también los seres hechizos entre los cuales el novelista nos traslada’. No somos los mismos cuando entramos a una novela”, refirió Marisol Schulz; entonces el Nobel argumentó sobre su idea de la novela y de los lectores de este género:
“Cuando uno lee novelas accede a una realidad distinta de la que vive todos los días, por eso leemos novelas, porque de alguna manera las novelas nos apartan de ese mundillo pequeñito, muchas veces sórdido en el que vivimos; y accedemos, como ‘Madame Bovary’, a un mundo deslumbrante, a un mundo maravillo, un mundo que nos llena de ideas, un mundo que nos lleva a rechazar el mundo real. Y entonces, ¿por qué somos grandes soñadores?, ¿por qué queremos para nuestros países un mundo distinto? Porque leemos novelas”.
Entonces, el autor de novelas como “La ciudad y los perros”, “Conversación en La Catedral” o “La fiesta del Chivo”, compartió su concepción de la novela:
“Las novelas son los grandes incentivos para que deseemos cosas distintas en el mundo que nos rodea y que resulta un mundo muy pequeñito, muy sórdido, muy atrasado respecto a lo que somos capaces de inventar, de soñar. Y entonces, yo creo que las novelas, con esos héroes románticos y con esas figuras maravillosas que tienen las novelas, pues nos van seduciendo, nos van estimulando y nos hacen desear una realidad distinta para el mundo en el que vivimos”.
Durante su argumentación, el Premio Nobel de Literatura también se refirió a la función de la novela:
“Yo creo que la novela tiene esas dos funciones: en primer lugar, nos hace detestar el mundo real y nos hace soñar con un mundo distinto, por ejemplo, en América Latina en el mundo de la novela no hay cuartelazos, no hay militares, los militares respetan las costumbres estrictas, no se levantan contra la autoridad que elegimos, y entonces no hay prejuicios raciales, esos prejuicios raciales que fomentan la violencia en nuestros países, frente a eso nada mejor que leer buenas novelas”.
“Las grandes novelas se han hecho para describir realidades que son muy distintas de las latinoamericanas”, sentenció el Nobel en su paso por Guadalajara durante la V Bienal que lleva su nombre.