Con su rostro, corazón, cuerpo, alma e interpretación para la pantalla grande, la actriz mexicana Diana Bovio arriba a la entidad fronteriza para presentar dos largometrajes (“Amor y Matemáticas” y “Lecciones para canallas”) en el marco de la trigésima edición del San Diego Latino Film Festival, a desarrollarse del 9 al 19 de marzo.
Con el pretexto de su visita, Bovio puntualizó a ZETA cómo transversa de la comedia al cine experimental, de autor:
“Cambias de mentalidad, desde las pruebas de vestuario me voy viendo físicamente transformada en el personaje, éste te va hablando, te sumerge a su mundo. Intento quedar en blanco luego de un proyecto para entrar a otro, dejando que la historia me absorba. El reto es no repetirme, buscar otros lugares y recursos para hacer que los personajes se sientan como seres humanos y no como caricaturas para que el espectador se refleje en ellos”.
A propósito de su visita al encuentro fílmico, enalteció el papel de la mujer en la industria cinematográfica.
“Me da gusto ver a más mujeres en el set, desde la dirección, cámaras, producción. Nos hacía falta esa visión (femenina) y ver cómo se enriquece con nosotras. Por otro lado, es importante que brindemos otro tipo de educación y percepción de la realidad, la vida y el entorno a través del cine. Estamos aprendiendo a relacionarnos entre seres humanos, nos falta mucho, pero vamos en esa lucha constante por la igualdad y porque cada vez sean menos mujeres las que desaparezcan y perdamos. Y si puedo contar y aportar a estas historias de denuncia a través de mi arte, lo haré, porque son luchas de mujeres, sobre mujeres, para las mujeres y para los hombres también, a que reflexionen y se informen para que puedan empatizar con lo que sentimos todos los días”, subrayó la actriz que el próximo 10 de mayo estrenará el drama profundo “Cómo matar a mamá”, al lado de Ximena Sariñana, Ana Valeria Becerril y Blanca Guerra, rodado en Ensenada, Baja California y La Paz, Baja California Sur. Por último, Bovio se declaró satisfecha de su participación en “Amor y Matemáticas”, al hacer el confort a un lado por un cine experimental que la aleja de lo comercial, “me dio la oportunidad de trabajar desde otros ángulos muy específicos de Claudia Sainte–Luce, quien nos ayudó a adentrarnos en los personajes e historia. El reto era construir una complicidad romántica, una cercanía interesante, auténtica, alejada de lo comercial y la comedia. Nos sacó del confort y mi modus operandi como actriz para vivir un proceso más íntimo”.