Mientras la gobernadora Marina Ávila se desvive por mostrar una afinidad a Claudia Sheinbaum para contender por la Presidencia de la República, no suelta los acuerdos con Adán Augusto López
El gatopardismo y el juego de espejos es parte de la vieja política priista que todavía se usa en Baja California en tiempos de Morena, y es lo que la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda ha hecho desde su arribo al Poder Ejecutivo del Estado, pero particularmente el segundo de los conceptos quedó plasmado en las acciones relacionadas con la sucesión presidencial que se vieron comprometidas en los últimos días.
El domingo 12 de marzo, movilizó a gran parte de la estructura gubernamental para que respaldaran a la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien tuvo un mitin político multitudinario en las instalaciones del Auditorio del Estado en Mexicali, en calidad de candidata en Baja California de los “fundadores” de Morena, como Catalino Zavala, secretario general de Gobierno; Manuel Guerrero Luna, Michel Sánchez y Rocío Adame, diputados locales; Armando Samaniego, titular de Seproa; las alcaldesas de Rosarito y Mexicali, Araceli Brown y Norma Alicia Bustamante Martínez, entre otros, un gran grupo de maestros del SNTE y trabajadores burócratas de diversos sectores políticos.
Ese domingo, Sheinbaum tuvo al gobierno estatal a sus pies, y con una intención clara de ser ostentosos en su movilización, los camiones arribaron desde San Quintín, Ensenada y Tijuana para respaldar a quien aspira a ser la primera Presidenta de México.
Sin embargo, mientras se observaba el acarreo, las muestras de cariño y respaldo por parte de la mandataria bajacaliforniana hacia Claudia Sheinbaum, el equipo de “nuevos morenistas” realizó una visita exprés a Ciudad de México para sostener una reunión con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Un día después del evento multitudinario, las fotografías y la movilización de la estructura gubernamental enviaron el segundo mensaje para demostrar el respaldo de la otra parte del equipo morenista de BC al segundo al mando de México.
López Hernández se reunió con Netzahualcóyotl Jáuregui Santillán, secretario del Bienestar (quien la gobernadora ha dicho públicamente que lo que diga “Netza” es prácticamente como si ella lo dijera); con César Castro Ponce, presidente del Consejo Político de Morena; Alejandra Ang y Juan Manuel Molina, diputados locales; Armando Carrasco, titular de la CESPM, entre otros que representan el ala del “marinismo”, que no propiamente es considerada la estructura ideológicamente más definida con el morenismo, pero sí son el círculo más cercano a Ávila Olmeda en temas políticos.
Marina del Pilar ya tiene una definición política, pero prefiere no “echar los huevos en una sola canasta”, puesto que reconoce que un movimiento en falso puede sacudir el escenario político.
Por un lado, respalda públicamente a Sheinbaum Pardo, pero por otro envía a quienes conforman el brazo ejecutor del “marinismo” para calmar los ánimos con Adán Augusto López, quien aparentemente vendrá en próximos días a Baja California para confirmar el aval que tiene en la región.
La jugada de la gobernadora es interesante, pues respalda y calma los ánimos de ambos, hasta que el escenario sea aún más claro. La jugada es que, si apoyan al ganador, tendrán el respaldo absoluto, pero si operan por el perdedor, intentarán que la estructura sea tan ostentosa y abrumadora que el ganador se vea obligado a negociar con el Poder Ejecutivo.
Hasta ahora las cosas le han salido, pero ¿por cuánto tiempo aguantarán los aspirantes presidenciales la indefinición pública en el Estado?
Por cierto, Montserrat Caballero Ramírez, alcaldesa de Tijuana, se ha definido por el actual canciller Marcelo Ebrard Casaubón, y en caso que la balanza se incline hacia él, al menos tendría el respaldo absoluto para la reelección.