Paco, el jorobado del pueblo, pasea por el campo. De pronto, escucha un estruendo y aparece Lucifer:
— ¡Tú! ¿Qué llevas en la espalda?
“Yo, yo… una joroba”.
— ¡Flis, flas! ¡Ya no la tienes!
Y con un movimiento de manos, la joroba desaparece.
Al día siguiente el jorobado se encuentra con su amigo Pepe, que es cojo:
“Pepe, tienes que creerme. El tipo hizo ¡flis, flas!… y ¡me ha quitado la joroba!
— Pues voy a ir yo, a ver si me quita la cojera.
Pepe va al mismo lugar del campo, de pronto se oye el estallido y aparece Lucifer:
— ¡Tú! ¿Qué llevas en la espalda?
“Yo… ¿En la espalda? Nada”.
—¡Flis, flas! ¡Pues ahí tienes una joroba!
Autor: Un angelito.
Manolo y su perro
Manolo pasea con su perro por la ciudad y se cruza con Venancio, quien le dice:
— ¡Hombre, Manolo… Cuánto tiempo sin verte!
“Lo sé, Venancio, que este trabajo de policía es muy agotador”.
En eso pasa un gato, ante el cual el perro de Manolo ni se mueve. Venancio interviene:
— ¿Pero qué clase de perro es ese, Manolo, que ve un gato y ni le ladra?
“Lo que pasa es que este perro ¡es de la Policía Secreta!”.
Autor: Venancio.
Las virtudes de los hombres
Cuando Dios hizo el mundo, para que los hombres prosperaran decidió darles sólo dos virtudes, por lo tanto:
A los suizos los hizo estudiosos y respetuosos de la ley.
A los ingleses, organizados y puntuales.
A los brasileños, divertidos y arrogantes.
A los japoneses, trabajadores y disciplinados.
A los italianos, alegres y románticos.
A los franceses, cultos y finos.
A los mexicanos, inteligentes, honestos… y lopezobradoristas.
Lleno de humildad y de miedo, un ángel indagó:
— Señor, a todos los pueblos del mundo se les dieron dos virtudes, sin embargo,
a los mexicanos les fueron dadas tres. ¿Esto no los hará soberbios con relación a los demás pueblos de la Tierra?
“Muy bien observado, buen ángel. Es cierto, pero debes saber que los mexicanos, pueblo de mi corazón, jamás podrán utilizar más de dos simultáneamente; sólo usarán dos, como los demás pueblos, así que:
“El mexicano que sea lopezobradorista y honesto, no podrá ser inteligente.
“El que sea lopezobradorista e inteligente, no será honesto.
“Y el que sea inteligente y honesto, no será lopezobradorista. ¡Palabra del Señor!”
Autor: Un conservador.
Planes frustrados
El director de una empresa informa a su secretaria:
“Vamos a viajar por una semana para asistir a un seminario. Haga los preparativos del viaje”.
Entonces la secretaria llama al marido:
“Amor, voy a viajar con el director por una semana. Cuídate”.
El marido llama a la amante:
“Mi mujer va a viajar por una semana, ¡vamos a pasarla juntos, mi reina!”.
La amante llama al niño a quien da clases particulares:
“Hola. Tengo mucho trabajo la próxima semana. No tienes que venir a clases”.
El niño llama a su abuelo:
“Abue, la próxima semana no tengo clases, mi profesora estará ocupada. ¡Vamos a pasar la semana juntos!”.
El abuelo (que es el director inmiscuido en esta historia) llama a la secretaria:
“Decidí que voy a pasar la próxima semana con mi nieto, por lo que no voy a participar en el seminario. Puede cancelar el viaje”.
La secretaria llama al marido:
“Cariño, el director cambió de idea y acaba de cancelar el viaje”.
El marido llama a la amante:
“No podremos pasar la próxima semana juntos, el viaje de mi mujer fue cancelado”.
La amante llama al niño de las clases particulares:
“Cambio de planes: esta semana vamos a tener clases como siempre”.
El niño llama al abuelo:
“Abuelo, mi profesora me dijo que esta semana tengo clases. Discúlpame, no voy a poder hacerte compañía”.
El abuelo llama a la secretaria:
“Mi nieto me acaba de decir que no va a poder estar conmigo esta semana. Continúe con los preparativos del viaje al seminario”.
Autor: El otro nieto.
Inteligencia
Una maestra juega con sus pequeños alumnos en una guardería y de repente les interroga:
“A ver, niños, quién es más inteligente: los animales, o los seres humanos”.
Al fondo del salón, una emocionadísima niña levanta la mano porque conoce la respuesta.
— Dime, Lupita, ¿quién es más inteligente?
“¡Los animales, maestra!”.
Desconcertada por tal respuesta, la miss cuestiona:
— ¿Por qué dices que los animales son más inteligentes que los seres humanos, Lupita?
“Porque cuando le hablo a mi perrito, sí me entiende, pero cuando él me habla a mí, ¡yo no puedo entenderle!”.
Autora: Una animalista.