El momento más peligroso de la vida de Hugo Torres Chabert fue el ataque en 2007 contra el ex director de Seguridad Pública, el Capitán Jorge Eduardo Montero en Playas de Rosarito. Así lo narró a ZETA el ex alcalde priista, quien ya prepara sus memorias en una publicación que podría llegar a los lectores para 2023.
La contingencia sanitaria propició el tiempo y espacio para el empresario comenzara a escribir su biografía, desde que llegó a las rancherías de la entonces delegación de Playas de Rosarito, cuando tenía siete años de edad, y su regreso ya como profesionista. En el libro se expondrán anécdotas sobre su trabajo en el Hotel Rosarito, además de sus retos como delegado y como alcalde en un momento de violencia. “Me metí a la boca del lobo”, dijo.
“Había un cuartelito que era la oficina de Montero, había un desnivel y arriba se hizo una excavación para que llegaran autos. 18 policías eran los que estaban ahí, los que estaban inscritos en la mafia policíaca, y todos le dispararon con fusil y con lo que pudieron. [El capitán] se escondió y disparó como pudo; sí dispararon y mataron al escolta de Montero, el hijo del director de la escuela de Reforma. El hijo enfrentó a los 18 matones. Montero disparó y se defendió; le habló por radio a [el General Sergio] Aponte [Comandante de la Segunda Región Militar] y le reportó que 18 le estaban disparando. La policía se volteó. Cuando llegó el Ejército se estaban preparando para retirarse. Aponte los detuvo, los acusó y los encerró por atacar al jefe”, recordó Torres Chabert.
Ese 18 de diciembre de 2007, mientras Montero se defendía de la emboscada y las amenazas relacionadas con el Cártel de los Arellano Félix, Hugo Torres estaba por tomar un vuelo a la Ciudad de México. Entre las llamadas telefónicas sabía que su vida cambiaría y ahora tendría que defender a un hombre que pudo haber perdido la vida.
“Estaba yo metido y con el compromiso, promover y articular con el General [Aponte] y hacer las acusaciones; ya me involucré y la idea era que todos nos quedáramos protegidos cada quien con el compromiso”, comentó Hugo Torres.
“Desde hace unos tres años empecé a escribir y ahora incorporo la visión de Pedro Arias, pero tenía un escrito sobre el Hotel Rosarito y Manuel Barbachano por parte de Juvenal, su hijo, pero también se fue conmigo para trabajar al municipio y tuvo tareas de educación y cultura”, comentó Don Hugo, que está en el proceso de edición de sus memorias.