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martes, octubre 1, 2024
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El ex Presidente

Año del 96. Fue cuando conocí a Macario Schettino. Vino a presentar su libro “Para Reconstruir México”. Llegó a Tijuana haciendo tercia con Jorge Castañeda y Porfirio Muñoz Ledo. A escucharlos nos invitó el respetable “Grupo de los Jueves”. Fue en el Club Campestre. Interesantísimo. Siempre y desde los tiempos de Echeverría me encanta oír a Porfirio. Ocurrente, sarcástico y profundo. Le recuerdo también como Presidente del PRI nacional. Y me dejó impresionado conduciendo el Congreso ante Vicente Fox. Fue lo máximo. Aparte quedé sorprendido con la frescura en los juicios de Schettino. Y a Castañeda lo entrevisté antes dos veces. Una con mis compañeros editores. Y desde entonces me agradaron sus respuestas. Nada de prepararlas ni utilizar palabras rebuscadas. Ágil y escurridizo terminando en certero. Por eso aquella triple plática me ilustró. Los conocí mejor y pude aprender más sobre la política mexicana. Aparte escuché tres opiniones magníficas: Las de Orlando Orfilia, diplomático de pies a cabeza. Enrique Mier y Terán con su visión industrial. Y Gastón Luken explicando con certeza causas y efectos electorales.

Como se acostumbra en esta clase de reuniones llegó el momento de “… nuestros invitados aceptarán preguntas de los asistentes”. Naturalmente, abundaron. Pero una fue especial y la hizo el inquieto empresario don José Galicot. Se dirigió a Jorge Castañeda con tanta oportunidad como chispa. Le solicitó, palabras más, palabras menos “… si nos puede platicar de su reunión con Salinas de Gortari”. Efectivamente, estaba reciente tal encuentro y por eso muy mencionada. Jorge no se trabó. Acercó el micrófono. Yo aproveché para sacar libreta y pluma. Castañeda me vio y dijo delante de todos “… don Jesús, por favor, sin apuntar; no es para publicar”. Provocó las risas. Me puse colorado y quedé con ganas de reseñar aquel encuentro en Dublín. Ha pasado tanto tiempo como para no faltar a la ética. Dijo que había visto al ex Presidente muy alegre. Sereno. Fuerte. Seguro de no ser juzgado penal o civilmente en México. Cierto de regresar al país. Y como siempre, con una visión muy avanzada sobre el futuro mexicano y mundial.

Me imagino: En aquel 1996, Castañeda ni suponía llegar a Secretario de Relaciones Exteriores. Y menos que como Canciller se reuniría nuevamente con Salinas de Gortari en mayo de 2001. De tal encuentro se habló mucho. Que el ex Presidente solicitó perdón. Que el Secretario le ofertó a nombre de Fox. Que los dos traían “su onda” muy personal. Que se pusieron de acuerdo.

No imagino al ex Presidente pidiéndole al Canciller llevarle un mensaje a Fox. Ni tampoco al Presidente utilizar a Castañeda como intermediario para ofrecer el regreso. Sería lo último que Salinas pediría a un panista. Y sería lo último que Fox ofrecería a un priista.

Suponiendo que el ex Canciller volviera al “Grupo de los Jueves” a Tijuana y se repitiera aquella reunión, seguramente don José Galicot le preguntaría sobre su plática del 2001 con Salinas. Entonces yo no dudaría en sacar pluma y libreta. Pero creo que Castañeda no me recriminaría.

Ahora se dice tanto y publica más de Carlos Salinas. “Chayo” Robles le declaró la guerra desde el liderato perredista. Andrés Manuel López Obrador casi grita “a’i viene el lobo”. Los periodistas figuraron: Mece la cuna política. “También del PRI, la próxima legislatura y gobernadores”. Antes armó la tremolina con tupida asistencia al matrimonio de su hija. Muchas fotos. Luego apareció sonriente cuando se graduó el sobrino. Después, invitado especial para inaugurar el moderno centro noticioso Televisa. Allí tan cerca de Echeverría y López Portillo como para que pareciera lejos.

Recuerdo cuando vivía en Dublín y de repente llegaba a México. En una de esas montó escenario en casa. Sus propias cámaras de televisión. Entrevista con Sergio Sarmiento de TV Azteca y Guillermo Ortega de Televisa. Luego conferencia de prensa a la puerta del chalet. Micrófono en mano. Dominando el escenario. Bien capitalizó aquella difusión y todos le ubicaron en excelentes espacios.

El 6 de julio los personajes fueron a votar. Nadie encorbatado. Pero Salinas apareció trajeado. Sonriente. Y solamente una frase para los periodistas: “Me quedaré en México. Es mi casa”. Luego el barullo por la dirección priista legislativa provocó mencionarlo todos los días en prensa, radio y televisión. Entonces actuó diferente. Promovió o aceptó una entrevista con The New York Times. Indudablemente, le interesó más el diario norteamericano. Debió considerar cómo algunos periodistas mexicanos estaban escribiendo con mucho hígado y poca imparcialidad. Necesitaba credibilidad. Y lo más importante: Que sus palabras no fueran cambiadas. Los periódicos mexicanos debieron tomarlas tal cual las publicó el diario norteamericano. Y las destacaron.

Para mí en esa entrevista Salinas pronunció una frase clave: “La persecución estatal contra mí ha terminado. El Presidente Fox ha sido muy respetuoso conmigo y con mi administración”. Se me figuró una carambola política. Así el ex Presidente Zedillo no puede hablar de persecución. Ni Fox que dejó de perseguirlo. Fue un efecto contrario al causado por Marta Sahagún. Se derrumbó en el poder. Prensa y políticos casi la sepultaron. Y a Salinas, el “malo de la película”, prensa y políticos están magnificándolo.

No dudo: El ex Presidente movió algo. Pero sacudió mucho. Me da la impresión que están viéndolo con tranchete. No de Atenco pero sí de moro. Y le dan tanta importancia como poder. Eso no ha sido logrado por los demás ex Presidentes vivientes: Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo.

Me imagino a Salinas. Se está dejando querer porque a Fox lo están dejando de querer. Es que andamos escasos de líderes. En el PAN se acabaron. Luis Felipe Bravo se sofocó. Creyó que con Fox ganaría las elecciones y ahora carga con la derrota. Desacostumbrado, sólo da bandazos. No hay quien pueda sosegar a los gobernadores priistas. Se pelean hasta con el Presidente del partido. Y Madrazo obedece antes de ordenar. “Chuchos”, “amalios” y demás en el PRD antes peleaban ideológicamente. Hoy por el poder. Y el que se da por muerto en pleno velorio lo espanta un ex Presidente vivo.

Con este paso político le caerá tanto poder a Salinas como para ser factor en la sucesión. Y no porque lo quiera. Se la están poniendo fácil. De veras.

 

Tomado de la colección Dobleplana de Jesús Blancornelas,

publicado por primera vez en agosto de 2003.

Autor(a)

Jesús Blancornelas
Jesús Blancornelas
Jesús Blancornelas Jesús Blancornelas JesusBlancornelas 15 jesus@zeta.com
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