Conzultoría Matrimonial y Familiar
La disfunción eréctil (D.E.) es una de las patologías que más padecen los hombres, la cual puede incrementarse a medida que pasan los años. De hecho, 2 de cada 3 hombres padece impotencia grave entre los 60 y los 70 años. Esta situación puede generar ansiedad y una disminución de su calidad de vida, pues muchas veces, por considerarlo un tema tabú, no solicitan ayuda para tratarlo. No obstante, hoy en día existen métodos muy eficaces para solucionarlo, entre ellos, las ondas de choque.
La Terapia con Ondas de Choque de Baja Intensidad (Li-ESWT o LIST) es la última innovación para el tratamiento de la disfunción eréctil; se ha demostrado que funciona en estudios científicos de la más alta calidad. La terapia con ondas de choque para la disfunción eréctil induce el crecimiento de pequeños vasos sanguíneos (microcapilares) que mejoraron el flujo sanguíneo hacia el pene, lo que se traduce en mejores erecciones y una mayor dureza de erección.
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La Li-ESWT puede ayudar a muchos hombres con disfunción eréctil leve e incluso grave, causada por un influjo vascular insuficiente. Debido a que su mecanismo de acción mejora el flujo sanguíneo hacia el pene, esta terapia no beneficia a los hombres que tienen disfunción eréctil causada por fuga venosa grave, situación en la cual la sangre abandona el pene más rápido de lo que entra. La terapia con ondas de choque resulta efectiva en el 50% a 80% de los hombres con D.E.; en hombres que padecen diabetes, resulta más efectiva cuando se establece una terapia de mantenimiento.
Este tratamiento novedoso ofrece muy buenos resultados en un período corto de tiempo; el único inconveniente es que no puede utilizarse en todos los tipos de impotencia. Esto significa que dependiendo del diagnóstico previo realizado por el andrólogo y urólogo especializados, el paciente podrá ser o no candidato a este tratamiento. Los pacientes que pueden realizarse las ondas de choque de forma satisfactoria son aquellos cuya impotencia sea de origen vascular: que la causa de la disfunción eréctil sea la arterioesclerosis, es decir, el estrechamiento de las arterias venosas y, por tanto, la falta de riego sanguíneo en la zona.
En cuanto al funcionamiento de las ondas de choque para la impotencia, se trata de un dispositivo que genera ondas de baja energía. Este aparato emite ondas que se focalizan sobre el pene y pueden utilizarse a diferentes profundidades, ya sea para el pene en sí o el músculo del periné, e incluso en ocasiones la próstata.
Este tratamiento mejora la función eréctil debido a que mejora el flujo sanguíneo del organismo. A este proceso se le conoce como neovascularización y se caracteriza por la formación de nuevos vasos sanguíneos. De esta manera, al mismo tiempo que se mejora la rigidez peneana también se produce una relajación muscular y se eliminan puntos dolorosos.
La valoración inicial por el urólogo, es el requisito más esencial ya que sin un diagnóstico andrológico previo no se puede llevar a cabo ningún tratamiento médico para la impotencia. En este caso se debe llevar a cabo una consulta en la que se entreviste al paciente, se detalle su historial clínico, sus antecedentes familiares, sus patologías previas y, finalmente, se concluya si es o no candidato a este tratamiento.
La valoración por el psicólogo o sexólogo no es indispensable, pero en ocasiones está incluido porque los trastornos sexuales (como la disfunción eréctil) suelen tener relación con el estado emocional y anímico del paciente. La cantidad de sesiones que incluye el tratamiento debe determinarlo el especialista antes del tratamiento, ya que debe ser personalizado.
Por último y no menos importante son las revisiones o seguimiento tras el tratamiento; no siempre se incluye en los tratamientos de disfunción eréctil, pero resulta uno de los más relevantes, teniendo en cuenta que los resultados no se miden solo en el corto y medio plazo, sino también con el paso del tiempo, lo cual podría determinarse con el especialista.
El Lic. Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Mediación.
