El pueblo autónomo, común, el que viaja en camión, o con estudios de preparatoria, maquilador, amas de casa, obreros… imposible que ellos hayan podido ejecutar, programar, realizar, votar, validar, contar, mandar a hacer boletas de revocar mandato al presidente actual.
Eso, sabemos que es imposible; el pueblo no tiene presupuesto. No habría empeño, no habría credibilidad, no apoyaría nadie si vieran un paupérrimo y desorganizado para llevar a cabo tal revocación de mandato al Ejecutivo.
Leí por ahí que empresarios, periodistas, se burlaron de lo realizado el 10 de abril. Pantomima. Farsa. Caprichosidad. Acarreos. Y creo es falso.
Yo estuve en casilla y no vi acarreos; el elector fue con gusto, iban de ánimo, ganas, alegría, etc. El pueblo, el auto pueblo, no hubiese ejecutado tal evento del 10 de abril. Está escrito en la constitución, pero el pueblo solo no habría podido llevarlo a cabo.
Quizá se debía haber usado la voz y fuerza, ganas, protesta; como cuando en Mexicali su pueblo dio marcha atrás a Francisco Vega de la Madrid, cuando éste quiso alzar las tarifas de agua y el pueblo se volcó; o como cuando se protestó en Tijuana porque el gobierno panista quería hacer de las suyas; y las tarifas de unos servicios las quería aumentar.
Así, de esa cantidad de ciudadanos juntos, así hayan hecho fuerza, equipo, protesta, se realizó la revocación de mandato (en su caso, protestando por un gobierno opresor, un Presidente dictador, que en lugar de apoyar a su pueblo lo tiene en crisis).
Por eso digo que el pueblo autónomo no tiene con qué ejecutar un plebiscito y ver la voz. Ya se hizo la Revocación de Mandato, jamás vista en más de 100 años; el pueblo habló y volvió a emitir millones de votos por el mismo presidente. Que se quedó y sigue.
Bueno, la revocación ya es histórica, aunque muchos la criticaron; si así lo dice nuestra constitución, debemos respetarla, así como nos da también garantías. Sometámonos a ella, la Constitución de 1917.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.