No debe existir dolor más grande para una madre o padre de familia que enterrar a un hijo(a). El sufrimiento se hace más profundo cuando esa persona pierde la vida, como el caso de Debanhi Escobar, y no tener claridad de lo sucedido.
Si como seres humanos no nos cimbramos ante estos hechos, quiere decir que cada día que pasa las cosas nos importan menos. Debanhi era una joven de 18 años que empezaba a vivir su juventud, con todos los riesgos que conlleva. En su afán de divertirse, perdió la vida por razones que aún no sabemos y que ante las primeras declaraciones de la Fiscalía de aquel estado, solo se generaron más incredulidad que certeza.
Me rehúso a pensar que la muerte de Debanhi será recordada solo unas cuantas semanas y después desaparecerá por siempre, para convertirse en una cifra más o una anécdota triste.
Para no variar, nuestros políticos y gobernantes, en lugar de canalizar el dolor generalizado y construir políticas públicas que protejan a las mujeres y a los jóvenes, prefieren seguir en su agenda de grupo o personal. Veamos algunos ejemplos:
1.- El gobernador del Estado, Samuel García, y su esposa Mariana Rodríguez, mujer influyente en el mundo de las redes sociales, tardaron en reaccionar. Él primero pensó que con un simple video esquivaría las críticas y se estaría enfrentando a un caso, como muchos que desafortunadamente se presentan. Apostó al paso de los días para que todo quedara en el olvido; pronto se dio cuenta que no sería así y ahora tiene una bomba a punto de reventarle en el rostro. Por su parte, su esposa quedó expuesta y fuera de la zona de confort que tanto publicita y exhibe, es decir, las redes sociales y su inexistente mundo paralelo; la realidad la derrotó y no supo que hacer, se paralizó.
2.- Fiscalía local: A su titular deberían removerlo si quieren ganar algo de credibilidad; declarar “a bote pronto” que cayó hacia una cisterna fueron ganas de cerrar el caso inmediatamente. La presión creció y la versión oficial se tambalea. Ahora no saben qué hacer porque de antemano tienen a la opinión de la gente en contra. Aunque fuese un accidente, difícilmente alguien les creerá por sus yerros en la investigación.
3.- Partidos políticos, senadores y diputados: Para sorpresa, los diputados federales se pusieron las pilas, se dejaron de declaraciones intrascendentes y aprobaron incrementar las penas ante posibles actos de feminicidios; veremos si el senado también lo avala. Los legisladores están obligados a responder rápido… La pregunta siempre quedará en el aire: ¿Por qué actuar solo cuando pasan estos desafortunados acontecimientos?
4.- El Presidente de México Andrés Manuel López Obrador se limitó a lamentar los hechos. No quiso “meterse” y prefirió evadir el tema; no solo de Debanhi, sino en general de todo lo referente a feminicidios. Sigue más ocupado en intentar exhibir a medios de comunicación y columnistas que a sensibilizarse por la violencia y muertes de mujeres.
A dos semanas de los hechos a los únicos que les ha cambiado la vida es a sus papás; los funcionarios, autoridades y políticos en su mayoría hacen como que se acongojan, cuando realmente están tratando de salir lo menos “raspados”. Si realmente quisieran que algo cambiara estarían convocando a un gran debate nacional donde las medidas de política pública de protección a los jóvenes fueran la prioridad.
Debanhi Escobar debe quedarse en nuestras mentes; no podemos ser tan poco solidarios y “valemadristas”. A todos los que tenemos hijas con edad similar se nos detiene el corazón nomás de pensar que a cualquiera le puede pasar si no se actúa pronto.
Alejandro Caso Niebla es asesor en temas de comunicación y políticas públicas.
Correo: casonieblaalxe@hotmail.com