La fórmula a la presidencia del Pacto Histórico y Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, y Francia Márquez debe fortalecer estrategias de seguridad, para que no lo vayan a asesinar, siendo ésta la única vía que le podría quedar a las mafias del Estado para mantenerse el poder y sacar del baile a quien está siendo una amenaza para las mafias económicas y políticas, ligadas al saqueo Imperial del tío Sam.
La confrontación por el poder ha provocado el derramamiento de sangre, enmarcado en los crímenes que hacen historia con respecto a los candidatos presidenciales que han sido asesinados por sus ideales políticos en defensa de los recursos públicos, la soberanía y la dignificación del ser humano como eje de sociedades civilizadas.
Latinoamérica y México no pueden condenarse a repetir tragedias porque sería fatal y provocaría una guerra civil. Mucho debemos aprender de la violencia en Sudamérica. El asesinato político en Colombia, tiene su historia. Ya en 1914, un presidenciable Rafael Uribe Uribe fue asesinado a hachazos. Uribe apoyaba el desarrollo del movimiento sindical y cooperativista en el país; ello no era grato para el pequeño grupo que ha dominado el poder político en la nación neogranadina durante siglos.
El 9 de abril de 1948, el candidato del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado. Era el mejor posicionado entre los aspirantes a la presidencia. Su compromiso con los pobres y con la reforma agraria lo hacían “peligroso” para el poder económico. La historia contemporánea de Colombia, se hundió en la violencia a partir de un magnicidio, de Gaitán; desde entonces, una y otra vez, el método para frenar a candidatos adversarios del status quo ha sido el magnicidio tipo Colosio.
A la muerte de Gaitán, le siguió el estallido social conocido como El Bogotazo, rebelión popular espontánea que fue reducida mediante la represión militar. A la fuerza brutal indiscriminada, le surgió como respuesta la organización de grupos de defensa de la población ante la represión del régimen oligárquico. Fue entonces, como desde las propias bases del Partido Liberal surgieron los primeros grupos guerrilleros en la historia contemporánea de Colombia. De allí nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Asimismo fue asesinado en Cundinamarca, Jaime Pardo Leal, dirigente de la izquierda colombiana y de la Unión Patriótica. El crecimiento de su popularidad y prestigio, así como sus denuncias sobre los estrechos nexos entre el poder político tradicional y el narcotráfico, lo convirtieron en una amenaza. Pardo, candidato presidencial de la Unión Patriótica, es asesinado el 11 de octubre de 1987.
Luego, en las elecciones presidenciales de 1990, ocurrió el magnicidio de Bernardo Jaramillo Ossa, también candidato de la UP. Asesinado en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, por un sicario de 16 años sicario del narcotraficante Pablo Escobar; los intereses del poder económico, asesinaron a Jaramillo. Mientras estaban él y su esposa al frente de una farmacia, dispararon contra el candidato.
La Unión Patriótica ha sido una de las más mayores y exitosas expresiones de unidad de la izquierda colombiana. Fue concebida como un eslabón para los procesos de conversaciones de paz, entre el gobierno y las guerrillas. A la UP se le impidió cumplir con su propósito: miles de sus militantes fueron asesinados, entre ellos 2 candidatos presidenciales y 11 congresistas.
En 1989, cae asesinado el candidato del Partido Liberal, Luis Carlos Galán. Su firmeza ante las mafias políticas aliadas al narcotráfico, le costó la presidencia. Galán era el favorito según las encuestas. El 18 de agosto del 89 le dispararon en un mitin de campaña.
En 1990, el ex movimiento guerrillero M19, competía por primera vez en elecciones por la presidencia de Colombia; su proyecto había avanzado en popularidad y simpatías. Se avizoraba la posibilidad de una alianza entre el M19 y la golpeada Unión Patriótica con la finalidad de avanzar en una alternativa política. El abanderado presidencial de la organización, Carlos Pizarro, fue ametrallado dentro de un avión, a pesar de poseer “escolta” del DAS. En enero de 2010 se determinó que funcionarios del DAS, entre ellos su director, eran partícipes del asesinato de Pizarro.
En 1994, se acabó con un liderazgo de izquierda en Colombia, Manuel Cepeda Vargas, líder de la Unión Patriótica fue agredido por sicarios. Los autores materiales del hecho, son suboficiales retirados del Ejército de Colombia. La muerte de Cepeda ocurre en el contexto de la llamada Operación Golpe de Gracia, mediante la cual, sectores del alto mando militar (junto al paramilitarismo) liquidaron las estructuras de la Unión Patriótica.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
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