Yo pasaba por la calle Segunda y siempre veía el letrero: “Hotel Saint Francis”, pero jamás supe que fue un icónico lugar y legendaria construcción de 1920; y eso que tengo en mi poder dos tomos enormes y de hartas páginas donde se relata la fundación de Tijuana y sus lugares históricos, que fueron las bases y raíz de la ciudad.
Para no seguir perdiendo lugares emblemáticos, la Sociedad de Historia de Tijuana debe darse a la tarea de enumerar qué edificios aún tenemos en pie; que los den a conocer para que las generaciones nuevas sepan que hay construcciones que ocuparon fuerza antigua y que persisten en la ciudad. Recordemos: perdimos el viejo Toreo del blvd. Agua Caliente, así como la famosa cárcel pública de la calle 8.
Lugares como la Plaza Monumental deben ser canalizados para su conservación por el gobierno en turno, en acuerdo con los dueños, pues ya después los lamentos no remedian nada. Gastan en otras tarugadas e inutilezas; ahí está la Ruta Troncal, por nombrar una de tantas…
La Ballena Cantina cerró; el Hotel Coliseo de la calle Tercera y Segunda se incendió en 1951 y hoy luce triste, sin ventanas, cuartería de rentas; el restaurant La Vuelta sigue, viejísimo; del Potreo del blvd. Salinas ya ni se distingue; ni qué decir del Malecón de Playas, que se perdió allá por los años 70s por causas naturales de oleaje. El Hotel Nelson sigue; el Jai Alai también, pero como centro de espectáculos; el edificio emblemático de la calle Segunda, esquina Revolución (hoy banco), también; los arcos preciosos que teníamos en la línea tijuanense, vía San Ysidro (donde sacábamos la forma 13 para el pasaporte local), lo demolió el gobierno panista.
Tenemos también allá en las islas Coronado (100 por ciento tijuanenses), construcciones que poco o nada se han divulgado por los gobiernos en turno, pues eran lugares que visitaba el gánster que se forjó en Chicago, Illinois: Al Capone.
Hay muchas construcciones valiosas para Tijuana que continúan de pie; pero de los años 20, lo que hay queda en la Zona Centro. Ya de las décadas posteriores se conservan casas particulares, aún en forma y con alto valor. Por ello, la Sociedad debe ponerse de acuerdo con el municipio y revalidar las construcciones para no perderlas, como en 2021 perdimos al Hotel Saint Francis.
Pocos tijuanenses valoran su historia y conocen de ella; es obligación del gobierno municipal conservar sus raíces, valores, trabajo y demás cuestiones para las generaciones venideras. Que sepan lo que fueron sus primeros pilares en la Tijuana veinteañera (y posteriores). Esperemos que la Sociedad de Historia de Tijuana, que está por la tome nota y lea esta petición oportuna, que escribe un tijuanense que quiere a nuestra ciudad y su historia.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.