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domingo, octubre 27, 2024
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Si a alguien culpaba el Grupo de Homicidios Dolosos de la Fiscalía General del Estado (FGE) en Mexicali, de la ola de asesinatos en la Capital y su Valle, era a Felipe Eduardo Barajas Lozano, alias “El Omega”, sicario del Cártel de Sinaloa, del ala de Ismael “El Mayo” Zambada García. Tiro por ejecutado, el señalado como autor material o intelectual, para la corporación mexicalense, era este hombre que, gracias a los agentes, cobró notoriedad en el mundo del hampa local. Total, el 27 de diciembre el sicario fue aprehendido en la zona dorada de Mexicali cuando se trasladaba en un vehículo, en el cual -además- portaba armas. Después del júbilo, los aprehensores pasaron a la estupefacción: a pesar de ser acusado como principal “generador de violencia” (así llaman a los asesinos oficialmente), se dieron cuenta que no tenían ni un mandamiento judicial en su contra. Ni una orden de aprehensión, nada, lo que significa que durante dos años, en los cuales se supone los elementos de la FGE convirtieron a “El Omega” en uno de los más buscados, sólo lo señalaron, no lo investigaron para hilar los crímenes y fincarle responsabilidad. Así que, por más que se movilizaron y comenzaron a cotejar carpetas de investigación con la intención de tener algún respaldo por si Barajas Lozano quedaba en libertad, no lograron nada. Para la buena fortuna de los agentes, el sicario fue detenido por la posesión de armas de fuego y, se ha informado, una orden de arresto que tiene… pero en Sinaloa. La suerte estuvo del lado del exhibido Grupo de Homicidios Dolosos de Mexicali, a cargo de Eduardo Mendoza y su jefe, el Fiscal Especializado en Delitos contra la Vida, Enrique Sánchez, que no pescan ni coronavirus dentro de un hospital.

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Redacción Zeta
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