Autoridades sanitarias coinciden con el sector salud internacional: la cuarta ola de la pandemia provocada por la nueva variante del virus y la temporada invernal, va en ascenso y no podrán controlarla hasta abril de 2022. Al tiempo que los ciudadanos hacen largas filas de espera para practicarse una prueba, se amplían los puntos de vacunación hasta menores de 14 años
“Por fin hoy descansé. El lunes y el martes estuve haciendo las pruebas de COVID-19 a todos los que vinieron a la clínica, atendí entre 30 y 50 personas yo solo, porque no tengo personal y casi todos eran del IMSS”, confesó a ZETA uno de los médicos en las clínicas de fiebre de la Secretaría de Salud.
Desde la semana pasada se documentó un incremento en las visitas a las clínicas de fiebre y a los filtros respiratorios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero la situación se salió de control, debido a que se continuó con más de mil contagios diarios y más de 6 mil casos activos, llegando a nuevas cifras récord que obligaron al gobierno estatal a tomar medidas, como cambiar el semáforo epidemiológico a Naranja, recomendar el certificado de vacunación y, sobre todo, lo que intentaron evitar por complacer en el mandato federal: posponer el regreso a clases presencial.
La gente ya no iba sólo a los filtros de las clínicas 7 y 27 a hacerse la prueba, sino que, ante la saturación y largos tiempos de espera, los derechohabientes comenzaron a acudir a las clínicas de fiebre.
“Como se tardaban mucho en ser atendidos en el IMSS, se comenzaron a venir para acá. No les podemos negar la atención, no lo vamos a hacer, pero estamos saturados y muchos sólo vienen por el comprobante o en busca de la incapacidad, entonces, de todas maneras, deben hacer fila”, afirmó el médico abordado por este Semanario.
CIERRAN CONSULTORIOS, ABREN MÁS FILTROS
En recorrido realizado por ZETA, se pudo constatar que en la Clínica 27 tuvieron que modificar, nuevamente, los consultorios para darle atención a la población. Afuera, tres filas salían del recinto.
Una subía el puente que atraviesa el Bulevar Díaz Ordaz, era para los pacientes “de Unifila”, es decir, aquellos que necesitan consulta por algo diferente a COVID-19, pero no llevan cita, por lo que tienen que esperar a ser atendidos por un médico de turno, y no precisamente el correspondiente a sus consultorios.
Luego están las otras dos: los que tienen síntomas y esperan hacerse la prueba de COVID-19, y los que ya salieron positivos y necesitan tramitar su incapacidad. Ambas hileras daban vuelta hasta el Bulevar Sánchez Taboada, sobre las vías del tren, y entre las tres acumulan a varios cientos de personas que durante horas esperan ser atendidas.
De acuerdo con información obtenida por ZETA, el martes 11 de enero se atendió a 785 pacientes en los dos turnos de la Clínica 27, de los cuales salieron 221 positivos en la mañana y 281 en la tarde, es decir, el 63 por ciento de los que alcanzaron a atender tenían COVID-19, con 15 médicos dando la atención en cada turno.
El miércoles, la cantidad de atenciones subió a 877, con 629 infectados, es decir, 71% de positividad en ambos turnos.
“Aun así quedaron como 60 personas afuera y pendientes de toma, pero valorados, como 50; subimos de manera exponencial y así seguirá”, dijo una doctora del filtro respiratorio.
El 12 de enero cerraron más consultorios para el resto de la población, por lo que ya eran 30 médicos en cada turno, pero la fila continuó interminable, donde si no se tenía COVID19, era muy probable adquirirlo una vez allí.
Esto orilló a que muchos se fueran a los centros de salud establecidos como clínicas de fiebre, pero al estar cerrada la del fraccionamiento Mariano Matamoros, muchos se fueron a la colonia Francisco Villa, con tal de obtener su prueba.
En recorrido de ZETA por la clínica del Mariano, se observó cómo un par de mujeres llegaron a atenderse, pero el guardia de seguridad les advirtió que no había médico, por lo que debían volver el jueves, o bien, acudir a su clínica de derechohabiencia.
“¿Ustedes tienen Seguro Social? Lo que pasa es que ahorita no tenemos médico, entonces, a los que tienen Seguro (IMSS) los estamos invitando a que se vayan a sus clínicas, porque nosotros no podemos tramitarles su incapacidad, que me imagino la necesitan en su trabajo”, les explicó amablemente, a lo que ellas respondieron que sí, pues necesitaban la prueba positiva para iniciar el trámite.
Autoridades informaron a este Semanario que al reforzar las jornadas de vacunación, parte del personal en los centros de salud, incluyendo las clínicas de fiebre, fueron direccionados a ayudar, por lo que dejaron sin empleados estos lugares, a pesar del incremento de visitas.
“Éramos pocos, de por sí, y sólo dos los que estábamos capacitados para hacer las pruebas, ahora sólo hay una enfermera, el guardia de seguridad y yo”, mencionó la fuente.
Asimismo, todos los que llegaban, eran remitidos a los otros lugares.
LISTA DE ESPERA
Otros más prefirieron pagar en lugar de perder tiempo en las filas, por lo que los laboratorios privados registraron una alta afluencia de sospechosos de contagio.
Algunos llegaron a aumentar sus precios: mil pesos la prueba de antígenos y entre 2 mil 600 y 3 mil 500 pesos la de PCR; mientras que los certificados por la Secretaría de Salud como Certus y Gamboa, mantuvieron sus precios entre 680 la de antígenos y mil 800 pesos la PCR.
Sin embargo, para evitar las largas filas, consultorios en tiendas como Abarrotes El Florido, optaron por dar citas a quienes pretendieran practicarse la prueba de antigeos, para evitar aglomeraciones frente a los locales y con ello más contagios.
Actualmente están atendiendo de 30 a 50 personas por consultorio, aunque no todos lo aplican, pues en recorrido, sucursales como Los Pinos, Las Brisas y Fraccionamiento El Florido las personas eran atendidas de manera directa ante la falta de gente.
CUARTA OLA APENAS EN ASCENSO
Óscar Efrén Zazueta Fierro, jefe de Epidemiología de la Secretaría de Salud, anunció durante “la mañanera” del gobierno estatal que apenas se está en el inicio de la cuarta ola de COVID-19.
Explicó que de acuerdo con una proyección matemática realizada por la Universidad de Washington en Estados Unidos, se espera que el nuevo pico de esta ola de contagios llegue en febrero y se extienda hasta finales de marzo o abril, cuando se logre una meseta para después iniciar el descenso, debido a la facilidad de contagio de la variante Ómicron (del virus SARS-CoV-2), pues de cada persona infectada con ella, contagia a diez, y a pesar de que los pacientes presentan síntomas más leves, quienes no se han vacunado corren más riesgo de ser hospitalizados.
En conferencia, el especialista advirtió que si bien la ocupación hospitalaria se ha mantenido, e incluso disminuido en algunas semanas epidemiológicas -se mantiene entre 62 y 70%-, de continuar con la movilidad, hay una alta probabilidad de que el sistema de salud vuelva a colapsar, ya que se siguen registrando cifras récord en contagios y casos activos.
RECULAN CON CLASES PRESENCIALES
El lunes 10 de enero, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda anunció el regreso al semáforo epidemiológico nivel Naranja, antes de que la Federación lo actualice, ya que se comenzaron a registrar en promedio más de mil contagios en 24 horas.
Parte de los objetivos era detener el aumento de casos para reabrir las escuelas a clases presenciales, tal como lo dispuso el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y el Estado trató de defender a pesar de que la situación ya se estaba descontrolando.
La mandataria estatal dio a conocer que se posponían nuevamente las clases presenciales en educación básica, aunque continuarán de forma híbrida, tal como se ha manejado desde 2021.
Asimismo, no dio fecha estimada para retomar la disposición, y tampoco se dio a conocer la cantidad de docentes, personal administrativo y alumnos actualmente infectados, pese a que este Semanario solicitó la información en diversas ocasiones.
El propio secretario estatal de Salud, José Adrián Medina Amarillas, admitió que no era congruente pedir resguardo domiciliario y reducir el aforo en comercios, cuando se permitía que menores salieran a clases, a pesar de tratarse de una actividad esencial.
Maestros estaban inconformes y con incertidumbre sobre lo que pasaría con las clases presenciales, aunque en contra de volver no sólo porque no todos han recibido el refuerzo de la vacuna o la falta de pago a interinos, sino por los contagios.
“No nos han dicho nada, hay rumores de que no vamos a volver, pero ni el director sabe qué onda. En la escuela de otras compañeras ya les dijeron que no, porque su director y administrativos salieron positivos, pero en lo particular no estoy de acuerdo, es mucho el riesgo, no entiendo la necedad”, indicó Nidia Robledo, maestra de secundaria.
REFUERZAN VACUNACIÓN
Otra de las medidas tomadas por el Estado para contener los contagios, es el refuerzo a las jornadas de vacunación. En cada municipio se dejará una sede vespertina que trabajará en fines de semana, mientras que en ciudades como Tijuana y Mexicali, se habilitarán más recintos.
En Tijuana se volvió a habilitar el Instituto de Movilidad Sustentable (IMOS), el cual había dejado de utilizarse por falta de personal y mobiliario, además de que el uso del inmueble es incierto desde que inició la administración de Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Asimismo, la Jurisdicción Sanitaria Número 2 funge como sede permanente o vespertina la mayoría del tiempo, aunque en ocasiones se cambia por Palacio Municipal; mientras que en Mexicali, se utiliza la Plaza Mandarín para tales efectos.
La semana pasada se autorizó la aplicación de refuerzo a mayores de 40 años y ayer jueves 13 la vacunación a menores de 13 años, lo cual ha dado pie a que se hagan filas de más de tres horas en los distintos lugares para obtener la inmunización.
Por otro lado, la movilidad ha disminuido muy poco a pesar de las advertencias, refirieron a ZETA comerciantes y restauranteros, quienes han resentido la falta de clientes, pero aquellos que llegan, tampoco cumplen con todas las medidas sanitarias.
“A estas alturas y con lo que sabemos de la pandemia, todavía hay personas que se molestan si les pedimos usar el cubre bocas cuando no están en su mesa, o quieren entrar al lugar así nomás”, dijo un mesero.