Ningún detenido por el asesinato del ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz. Existen dos órdenes de aprehensión contra los presuntos asesinos materiales. Aún no identifican al o los autores intelectuales del homicidio. Gobernador Enrique Alfaro Ramírez presume a medios internacionales que es un caso aclarado. Doce empleados del bar donde ocurrió el hecho fueron sentenciados por alterar los indicios. Otro sujeto apodado “El Charro” fue liberado tras acusación de cohecho, pero al parecer sabía más del caso. Personajes ligados al ex mandatario también han sido asesinados
Se cumple un año del homicidio del ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz. Su crimen se parece al de muchos mexicanos, con o sin influencias, y no por la forma en que ocurrió, sino por sus secuelas y la falta de investigación real que propicia la impunidad. Sin identificación de los autores intelectuales, sin detención de los asesinos materiales y sin avances sustanciales que muestren la eficacia de las autoridades en las tareas de procurar y administrar justicia.
Quienes pensaron que el asesinato del ex mandatario se aclararía pronto, dado a la alta investidura que ostentó, se equivocaron. Quienes se adelantaron a decir que jamás se conocerá la verdad del crimen, son los que aventajan en la apuesta. Y quienes lloran la partida, la vida arrebatada de un hijo, un esposo, un padre, un amigo, aún conservan la esperanza de que la Ley se cumpla y se haga valer frente a los responsables del delito.
Sin embargo, las autoridades aún no cuentan con una línea de investigación sólida sobre el móvil de la ejecución de Aristóteles Sandoval, el último gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que tuvo Jalisco. El actual titular del Poder Ejecutivo, Enrique Alfaro Ramírez, asegura que se trata de un caso resuelto porque existen dos órdenes de aprehensión contra quienes jalaron del gatillo aquella madrugada del 18 de diciembre de 2021 en un restaurante bar de Puerto Vallarta.
El fiscal de la entidad, Gerardo Octavio Solís Gómez, no quiere contrariar a su superior, y respalda que es un asunto no cerrado, pero con un gran avance, al tener identificados a los homicidas materiales y haber obtenido los mandamientos judiciales para aprehenderlos, sin que se conozca si en realidad cuentan con sus nombres. El funcionario se encoge de hombros cuando se le cuestiona cuál fue el móvil y quién o quiénes ordenaron asesinar al ex gobernador. El tiempo lo dirá, o quizá guardará el silencio cómplice que acompaña a ese tipo de crímenes.
A la fecha, sólo existe una sentencia condenatoria en contra de doce personas imputadas por el delito de encubrimiento, no así por haber participado en el homicidio. Se trata de once hombres y mujeres, todos empelados del local donde se registraron los hechos, en su mayoría meseros, quienes enfrentaron el cargo por haber alterado la escena del crimen aquella madrugada. Todos se acogieron a un procedimiento abreviado y así recuperaron su libertad poco después de un mes.
Está pendiente de resolución definitiva otro imputado identificado por el nombre de Raúl “N”, acusado por el delito de cohecho, luego que ofreció dinero cuando intentaba retirar de una zona de lujosos departamentos un vehículo presuntamente relacionado con los hechos. El hombre también fue liberado en septiembre reciente, y al parecer podría ser una pieza clave en el caso, aunque pasó por un bajo perfil. A Raúl le apodan “El Charro” y era un viejo conocido de presos y funcionarios en el penal de Puente Grande.
La sobada línea de investigación del crimen organizado, así genérica, es el discurso de la autoridad estatal. Presume que detrás del suceso está el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Evade el nombre de la organización criminal y se justifica en el presunto sigilo que la carpeta de investigación requiere.
Por su parte, los gobiernos de México y de Estados Unidos admiten la participación del grupo criminal en el homicidio de Sandoval, poniéndole nombre a otros autores, entre ellos Carlos Andrés Rivera Varela alias “La Firma”, con doble nacionalidad, colombiana y mexicana.
CRIMEN Y PESQUISA
El de Jorge Aristóteles no pasa por un asesinato normal, y no sólo porque fue gobernador de Jalisco durante el periodo 2013-2018, sino porque aquella madrugada del 18 de diciembre, de hace un año, ocurrieron hechos poco comunes en los crímenes ordinarios e incluso en las ejecuciones ordenadas por las mafias.
Sandoval arribó al sitio para cenar con tres personas, dos hombres y una mujer; la agresión sucedió alrededor de las 01:40 horas, cuando el ahora muerto acudió al baño al fondo del local y un sujeto se le aproximó para dispararle por la espalda.
Pese a que el ex funcionario tenía asignada una escolta de 15 elementos, divididos en turnos y algunos cuidaban a su familia, a Aristóteles le gustaba ser acompañado por sólo dos de ellos, a quienes dejaba en el exterior de los inmuebles que acostumbraba visitar. Cuando ocurrió la agresión, uno de los escoltas ingresó para ver lo que ocurría, mientras los sicarios salieron y se enfrentaron a tiros con el otro guardaespaldas en el estacionamiento, a quien hirieron de gravedad.
Sandoval Díaz fue llevado aún con vida a un hospital de Puerto Vallarta, donde dejó de existir. Mientras eso acontecía, en el restaurante bar Distrito 5, trabajadores y empleadas recibieron la orden de limpiar el sitio, manipulando el lugar de los hechos. Barrieron casquillos, desaparecieron manchas de sangre y cualquier otro indicio. Se dieron el lujo de retirar cámaras y el centro de almacenamiento de imágenes del circuito de videovigilancia, en un hecho totalmente atípico.
Los sicarios huyeron a bordo de diversos vehículos, de los cuales no se contaba siquiera con el número de placas de circulación. La Policía Municipal y otros cuerpos de seguridad tardaron lo suficiente para que todo aquel escenario criminal se trastocara. La comparecencia del fiscal de Jalisco, Gerardo Solís Gómez, fue lastimera y desesperanzadora. No sabían nada de los hechos ni de los causantes, y les habían robado todos los indicios. La solicitud de ayuda a la ciudadanía, porque la autoridad no tenía ni un cabello para iniciar las pesquisas, fue impactante.
Al cabo de los días y las semanas, meseros, cantineros y publirrelacionistas de Distrito 5 pagaron por los platos rotos. Uno a uno, fueron cayendo en manos de la Policía Investigadora que ejecutó órdenes de aprehensión en su contra por el delito de encubrimiento. La Fiscalía, con el auxilio de la Marina, el Ejército y la Guardia Nacional, pudo recuperar el DVR del sistema de videovigilancia y, cuando realizaban cateos en unos condominios, detuvieron a Raúl “N”, quien se llevaba un vehículo afecto a los hechos, ofreció dinero para que lo dejaran ir y por ello su aprehensión.
Gracias al aparato que contenía las grabaciones en video, el Ministerio Público pudo observar el momento en que el ex gobernador se dirigió al baño, subió unas escaleras, posteriormente salió para encaminarse a su mesa por un largo pasillo, donde fue asesinado por una mujer y un hombre, cuyas imágenes fueron captadas y convertidas en fotografía. También se ve todo el despliegue del personal del bar para limpiar la escena, levantar una pesada alfombra roja y desmontar todas las cámaras.
El 13 de enero de 2021, la Fiscalía mostro fragmentos de los videos y anunció el ofrecimiento de una recompensa por un millón de pesos a quien proporcionara información que ayude a identificar o capturar a la pareja de presuntos autores materiales del asesinato. La mujer, de tez blanca, complexión delgada, cabello rubio y largo, presuntamente fue quien disparó, junto con el varón de tez morena clara, delgado, cabello negro y corto, de quienes se desconoce públicamente su identidad. Ambos vestían prendas de mezclilla.
EL MISTERIO DE “EL CHARRO”
Apenas había pasado un mes del crimen de Aristóteles cuando el 30 de enero de 2021, la Fiscalía informó que un Juez Penal de Control y Juicio Oral de Puerto Vallarta dictó sentencia condenatoria en contra de las once personas imputadas por el delito de encubrimiento en el bar, quienes aceptaron su responsabilidad en la alteración de los indicios y se sometieron a un procedimiento abreviado que de inmediato les devolvió la libertad, bajo mínimas condicionantes, pues ni siquiera se trataba de un delito que conllevara obligación de reparar el daño.
Así salieron de prisión en Puerto Vallarta y en Puente Grande, las y los trabajadores del Distrito 5: Loot “N”, Christian Jhovanny “N”, Abner Abraham “N”, Alonso “N”, Óscar “N”, José Everardo “N”, Alexis Omar “N”, Edgar “N”, Juan Orlando “N”, Iliana “N” y María del Rocío “N”. Antes, a otro de los inculpados, Alex “N”, ya se le había enjuiciado y también se acogió al procedimiento abreviado, siendo su condena sustituida por una multa. En la cárcel sólo se quedó aquel imputado por el delito de cohecho, Raúl “N”. De la situación legal de este, siempre se guardó especial secrecía, sólo se conocía lo expuesto por el fiscal Solís Gómez el 23 de diciembre de 2020 y un boletín emitido al día siguiente. El funcionario aseveró en la primera fecha: “Confirmarles que hay una persona disposición del Ministerio Público que pudiera tener relación con estos hechos. Esta persona está bajo el término jurisdiccional de las 48 horas, que se terminan mañana por la tarde”. El día 24, el comunicado de prensa advertía que el sujeto fue vinculado a proceso por cohecho y no por el homicidio.
La versión oficial fue que Raúl “N”, quien se dijo residente de uno de los departamentos del condominio Icon, que consta de tres torres -donde Aristóteles tenía un inmueble- intentó abordar uno de los vehículos sujetos a aseguramiento por estar considerado entre los utilizados en el ataque al ex gobernador, y tras ser cuestionado por policías y militares, ofreció dinero a los elementos para no ser detenido. El sospechoso fue remitido al penal regional de Puerto Vallarta, pero unos días después se le trasladó al Reclusorio Preventivo de Guadalajara.
Una vez en Puente Grande, Raúl “N”, identificado por internos y empleados carcelarios como “El Charro”, se sintió como en casa, pues se aseguraba que era miembro del CJNG y que desde tiempo atrás, cuando estaba libre, era el encargado de acudir por las ganancias de diversos negocios que se realizaban al interior de la prisión a través del llamado autogobierno. De acuerdo con versiones anónimas del personal, fue internado en el edificio de Visita Íntima, donde los líderes de los presos cuentan con algunos espacios.
La reputación del personaje está plasmada en un narcocorrido que canta la banda Puro Grullo, precisamente titulado “El Charro”. La letra de esa canción destaca: “Joven, tranquilo y sencillo / muchos lo han de conocer / a mí me dicen El Charro / soy del pueblo de la T / Valiente y muy decidido / también me sé defender / traigo un potente calibre / con el cual me la navego / por el Señor de la M / siempre arremango parejo / Dar la vida si se ofrece / por supuesto por don Mencho / El destino me dio un puesto / de ser gente del Gallero / para mí es un gran honor / ser de los nuevos talentos / con M-60 al frente / para accionar en caliente.
“La vida es una ruleta / existen buenas y malas / hay frases que son muy ciertas / el que no arriesga no gana / cuatro letras las que rifan / son las que llevo marcadas / Por el Señor de los Gallos / yo moriré en la raya / siempre ando en el peligro / pero eso a mí no me espanta / siempre mis compas la guerra / para enfrentarme en batalla / Saludos a mi familia / que de mí nunca se olvida / y a mi carnal Calavera / que ya es parte de la clica / Me despido, soy El Charro / y en Jalisco me la paso”, concluye la pieza musical.
A las autoridades estatales se les llegó a preguntar sí no había mayores investigaciones sobre la identidad y pertenencia de Raúl “N” con la delincuencia organizada, pero el tema siempre fue evadido, hasta que en los primeros días de septiembre, “El Charro” recuperó su libertad al ser modificada la medida cautelar de prisión preventiva justificada por una caución y presentaciones periódicas ante el juez que lleva el caso. Todo un misterio la probable responsabilidad del individuo en torno al homicidio de Aristóteles Sandoval.
OTROS CRÍMENES
A mediados de noviembre de 2021, en entrevista con el diario El País, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, presumió que el asesinato de su antecesor, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, estaba perfectamente aclarado y casi resuelto, sólo faltaba detener a los homicidas en contra de los cuales ya existen órdenes de aprehensión.
Cuestionado por medios locales, el mandatario aseguró que los culpables estaban plenamente identificados y que en próximos días el fiscal presentaría un informe de las investigaciones.
Sin informe alguno, el fiscal Gerardo Octavio Solís Gómez salió ante los medios de comunicación el 24 de noviembre, para respaldar el dicho del titular del Ejecutivo: “Son varios momentos y lo que comentaba el gobernador es correcto, déjeme adicionar el dato. Un caso nosotros lo consideramos resuelto cuando el probable responsable se encuentra identificado, cuando tenemos órdenes de aprehensión, como en este caso tenemos dos órdenes de aprehensión vigentes, tres órdenes de aprehensión vigentes por cumplimentarse”.
El 7 de diciembre último, Solís reiteró que se tiene bien definido el móvil del crimen, no así la identidad del autor intelectual.
A unos días de cumplirse el primer aniversario del homicidio de Sandoval Díaz, el Ayuntamiento de Guadalajara rindió un homenaje al ex gobernador, ex alcalde y ex regidor de ese municipio. Ahí, familiares, amigos y políticos expresaron que el crimen no está aclarado y no ha habido justicia en el caso. Emocionada por el reconocimiento a su esposo, la viuda, Lorena Jassibe Arriaga, refirió: “Sabemos que el dolor que vive nuestra familia, desgraciadamente no es el único, dos mujeres diario pierden a sus parejas en Jalisco a causa de la violencia. Padres, hermanas e hijos, sufren con la ausencia de sus seres queridos”.
Durante los últimos meses, algunas personas vinculadas con Jorge Aristóteles Sandoval han sido asesinadas, entre ellas el abogado José Luis Duarte Reyes, alias “Tony Duarte”, el mero día de las elecciones del 6 de junio, cuando fue ejecutado a tiros en un estacionamiento público de su propiedad, en pleno centro de Guadalajara. Posteriormente, el 8 de diciembre fueron encontrados sin vida cuatro ex elementos de la Policía Estatal, entre ellos Otoniel González Ramírez, ex escolta de Sandoval y ex jefe de la Policía Rural, también uno de los hijos del oficial.
Y apenas el martes 14 del mes en curso, fue asesinado en el exterior del restaurante japonés Suehiro, en Avenida La Paz en Guadalajara, Óscar Duarte Contreras, hijo del abogado José Luis Duarte Reyes, en los momentos en que la víctima esperaba que el valet parking le entregara su auto. Tres sujetos se le aproximaron para vaciar la carga de sus armas de fuego. Años atrás, en 2011, otro hijo de Duarte Contreras, de nombre Juan Luis, fue privado de la vida en Puerto Vallarta. La Fiscalía de Jalisco busca elementos para determinar si hay algún tipo de relación entre estos crímenes y el del ex gobernador.