El tercer piso del Hospital General es COVID otra vez, en un escenario en el que no hay medicamentos básicos para atender a los pacientes, desde Paracetamol hasta Buprenorfina, o equipo básico como guantes; aunado a un déficit de médicos que continúa ante el aumento de hospitalizaciones
Médicos del Hospital General y Seguro Social en Tijuana, denuncian un aumento en las hospitalizaciones, sobre todo en nosocomios de Isesalud, pero hay un desabasto de médicos y medicamentos, los cuales hacen insostenibles los tratamientos.
El Hospital General de Tijuana (HGT) ha presentado problemas de desabasto desde la pasada administración panista, pero con la llegada de la pandemia a causa del virus SARS-CoV-2, las deficiencias se hicieron más evidentes; incluso en 2021, a unas semanas de que termine el gobierno de Jaime Bonilla Valdez, la falta de médicos y medicamentos en medio de la tercera ola de COVID-19 deja indefensos a los pacientes.
En entrevista con ZETA, trabajadores de la salud del HGT aseguran que ya se habilitó un tercer piso para pacientes COVID-19 y se cerró el área de Urgencias para pacientes con otras enfermedades o traumas, es decir, se volvió a reconvertir.
A pesar de que Alonso Pérez Rico, titular de Salud, ha recalcado en varias ocasiones que se están preparando para la llegada del invierno y la cuarta ola, también ha habido un aumento en las hospitalizaciones, mermando aún más al personal médico.
La falta de médicos no sólo es en el General de Tijuana, también en el de Tecate, el de Rosarito y el Materno-Infantil, donde no cuentan con anestesiólogo en turno nocturno y, en caso de requerirse alguno de urgencia, los pacientes deben esperar hasta la mañana siguiente.
“Hospital Materno-Infantil no cuenta con servicio de anestesiología. Aun así, a los pacientes que llegaron se les otorgó valoración, sin embargo, la atención de pacientes obstétricas, como sabemos es de alto riesgo sin un servicio disponible de anestesiología. Esperamos contar con el equipo completo después de las 8:00 de la mañana”, expresó una especialista de ese hospital.
Misma situación en Rosarito: “No tendremos anestesiólogo en la noche, para avisarles y pedir recepción de las pacientes embarazadas”, se lee en una conversación en la cual médicos de distintas instituciones colaboran entre sí, a la que ZETA tuvo acceso de manera confidencial.
ADVIERTEN DE ALTA MORTALIDAD
Trabajadores de la salud de instituciones como la Clínica 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el mismo Hospital General, advierten que son más las defunciones a causa de la enfermedad, que las reportadas por la Secretaría de Salud.
“La tasa de mortalidad es muy alta, porque la mayoría son no vacunados, obesos o con enfermedades agregadas descontroladas graves. La fluctuación en los hospitales es porque salen al cementerio, esta mañana murieron dos en el IMSS que no se vieron reflejadas en las cifras del reporte de Pérez Rico”, comentó la fuente.
Asimismo, se reveló a ZETA que, ante el desabasto de medicamentos, los enfermos de COVID-19 están muriendo de forma más rápida. Los días 27, 28 y 29 de septiembre fallecieron 10 personas cada día en el HGT, mientras que la Secretaría de Salud reportó 30 defunciones -5, 9 y 16, respectivamente-, pero incluyendo a los hospitales del IMSS.
Orgulloso, el secretario de Salud, Alonso Pérez Rico, ha reiterado que las defunciones no se han disparado como en la segunda ola de contagios de COVID-19, gracias a que el 80% de la población mayor de 18 años está vacunada con esquema completo.
Sin embargo, las cifras aumentaron en septiembre, ya que en la semana del 9 al 15 se reportaron 40 defunciones por COVID-19; del 16 al 22, fueron 60; del 23 al 29 subió a 84, y del 30 de septiembre al 6 de octubre, 93 personas fallecieron, según cifras oficiales.
AUMENTAN HOSPITALIZACIONES, INTUBADOS SE MANTIENEN
Las hospitalizaciones también han ido en aumento en los hospitales de Isesalud. El 7 de agosto, cuando Pérez Rico declaró que la tercera ola ya estaba en BC, pronosticó que no habría más de 150 hospitalizaciones, y si bien estas han aumentado de manera gradual y no han pasado de 191, siguen siendo constantes.
A diferencia de la segunda ola, donde la saturación de los hospitales estuvo por encima del 100% y se tuvieron que habilitar unidades auxiliares en distintas ciudades, ahora 169 parece una cifra baja. Sin embargo, los pacientes han fluctuado y, de haber 23 hospitalizados en julio de 2021, ahora hay 100 internados y 69 con ventilación mecánica. El 95% -en promedio- no cuenta con algún esquema de vacunación.
Ahora son tres pisos llenos de pacientes COVID, aunque el secretario estatal de Salud reiteró que se debía a un plan estratégico para desahogar Urgencias y no a un incremento en los contagios: “Es un piso, es un sector, subieron a todos los pacientes de Urgencias. Si ven todos los pacientes que tenemos en su totalidad, no estamos subiendo, el Estado no se mide por un hospital; se mide por un sector de salud y, en ese sentido, no estamos aumentando.
“Entiendo que va a haber personal del Hospital General que no va a estar de acuerdo en que todos los pacientes se suban a su piso, cuando pueden estar en Urgencias, pero esta es una estrategia que se está tomando como sector, no como unidad”.
Mientras que en la Clínica 1 del IMSS, la cifra se mantiene entre 41 y 49 en el Anexo COVID, ubicado en el estacionamiento de la institución, pero porque la mayoría era enviada a su casa sin hacerles la prueba PCR o de antígeno.
En cuanto al desabasto de medicamentos, el funcionario estatal afirmó que es del 40%, lo que más necesitan son antibióticos y están en contacto diario para surtir de forma continua con lo que requiere la institución.
Sin embargo, la realidad es otra. Médicos de la institución comentaron a ZETA que no sólo son antibióticos, sino analgésicos básicos como Paracetamol, soluciones glucosadas, Omeprazol, Doxiciclina, catéteres centrales, opioides como la Buprenorfina, guantes, entre otros.
UN MES SIN PRUEBAS
De acuerdo con información obtenida por ZETA, tanto en el HGT como en hospitales del IMSS, se quedaron sin pruebas PCR y de antígenos, por lo que cualquier persona que llegara con síntomas, era enviada a su casa como sospechoso, pero sin poderlo confirmar o negar.
“No hay pruebas. Ya llevamos tres semanas así y es probable que sean más”, expuso un médico de la Clínica 27, “llegan con todos los síntomas, pero no tenemos con qué hacerles la prueba, así que les damos el tratamiento como si fueran positivos y los enviamos a aislarse en su casa, pero sin confirmar, lo que significa que habrá más cadenas de contagio”.
En el HGT la situación no fue diferente. Edgar Benavides acudió con su pareja a la institución, ambos tenían síntomas, pero Miguel, su esposo, tenía complicaciones para respirar. “No nos hicieron ninguna prueba, a ninguno de los dos, a él lo estabilizaron y a las horas lo dieron de alta para cuidarnos en casa. Yo me tuve que hacer la de antígenos en un laboratorio, salió negativa, pero creo que fue porque apenas tenía un día con síntomas, pero no nos quisieron hacer la prueba en el hospital porque según ellos no había”, dijo a este Semanario.
Ante distintos medios de comunicación y en las transmisiones del gobernador Jaime Bonilla Valdez, el secretario Alonso Pérez Rico ha comentado que el aumento de casos activos y confirmados de COVID-19 se debe al incremento de pruebas en las clínicas de fiebre, ya que de hacerse 200 al día en BC, subieron a 400, con un índice de positividad de 40%.
El funcionario estatal reafirmó que las cadenas de contagio que han surgido se deben a que la población en general ha relajado las medidas sanitarias, al no usar cubre bocas, acudir a eventos masivos, reuniones o no estar vacunados, no porque la Secretaría de Salud a su cargo o la actual administración, hayan sido laxas al permitir actividades masivas e incrementos de aforo, pues era necesario reactivar la economía.
Semanas sin medicamentos en Hospital General
Pese a que las autoridades de salud aseguran que existe un 60% de abasto de medicamentos, el personal mantiene el reclamo de la falta de este, lo que dificulta el tratamiento de pacientes COVID.
En la edición 2479 de ZETA, publicada el viernes 1 de octubre, se dio a conocer el reclamo de médicos de la institución al no contar con medicamentos básicos y equipos de protección personal.
“No hay anestésicos, y, por ende, no hay cirugías, no hay antibióticos, no hay soluciones, electrolitos, analgésicos, relajantes musculares, tubos para tomar muestras sanguíneas, sistemas de aspiración”, comentaron.
Asimismo, no cuentan con Buprenorfina, un opioide básico para el manejo del dolor; Vecuronio, Cefepime, Ceftazidima, Carbapenémicos, Vancomicina, tubos del 7, 7.5 y 8; soluciones glucosadas, Omeprazol, Paracetamol, Tazobactam, Doxiciclina, Claritromicina, Enoxaparina, catéteres centrales y guantes.
La situación no es nueva, el personal de salud lleva años con el desabasto, desde la administración de Francisco Vega de Lamadrid y sus tres secretarios de Salud -Sergio Tolento Hernández (2016), Guillermo Trejo Dozal (2019) y Caleb Cienfuegos Rascón (2019)-, pero la situación se agravó con la llegada de la pandemia y la sincronización de las compras consolidadas con el Gobierno Federal.
Cuando inició la administración de Jaime Bonilla Valdez y Alonso Pérez Rico al frente de Salud, el Gobierno del Estado se unió a las compras consolidadas de medicamento y equipo de la Federación, para que estas fueran adquiridas en conjunto. Pero no siempre se cumplieron los plazos, las cantidades de medicamentos o la distribución en tiempo y forma, por lo que Gobierno Federal permitió que el Estado buscara proveedores por su cuenta, sobre todo en medicamentos para personas con cáncer, situación que se ha manejado desde entonces.
“Con el abasto de medicamentos estamos trabajando todos los días, no tenemos el 100 por ciento, por supuesto que no, pero todos los días estamos en contacto con el Hospital General, para precisamente, surtir de forma continua y constante con proveeduría local”, comentó el titular de Salud del Estado.
Pérez Rico agregó que lo que les hace falta son antibióticos en su mayoría, pero no dio más explicación sobre los faltantes o cómo solucionarán el problema, a tres semanas de que termine su gestión.
Semáforo Naranja, Semáforo Amarillo; cifras de Rojo, actividades de Verde
A partir del 4 de octubre, Baja California amaneció con el Semáforo de Riesgo Epidemiológico en Naranja a nivel federal, ante el aumento de casos activos y casos nuevos confirmados. Sin embargo, en el estatal permanece en Amarillo con restricciones para comercios.
En entrevista con ZETA, el secretario de Salud, Alonso Pérez Rico, refirió que a pesar de lo que diga la Federación, son ellos los que saben lo que está pasando en BC con relación a los pacientes COVID, por lo que se instruyó a permanecer en Amarillo.
Sólo el 2 de octubre, el Estado registró la mayor cantidad de casos activos de COVID-19, desde que la pandemia llegó a Baja California: mil 788 en total, superando por más de 100 casos el récord de mil 643 reportados en enero de 2021, durante la segunda ola de contagios.
Los nuevos casos confirmados también aumentaron, el tope fue de 279 el 29 de septiembre, cifra a la cual no se llegaba, también, desde la segunda ola.
Esos aumentos fueron suficientes para que la Federación cambiara el semáforo a Naranja, siendo la única entidad federativa en ese color, pues el resto ya está en Amarillo y Verde.
En respuesta, la instrucción del gobernador Jaime Bonilla Valdez a Pérez Rico, fue dejar a BC en Amarillo y semaforizar los municipios, pues Mexicali y Tijuana concentran la mayoría de los casos activos y confirmados.
El semáforo en Amarillo implica que el aforo en la mayoría de los comercios es del 75%, así como en áreas públicas como parques, plazas y playas, centros comerciales, bares y restaurantes.
En Baja California el aforo ya era del 100%, además de permitir eventos masivos y conciertos, por lo que ahora se optó por reducirlos al 50% y dejar la misma coloración estatal.
En recorrido realizado por ZETA, se pudo constatar que los restaurantes, bares y festivales siguen al 100% de su capacidad.
El sábado 2 de octubre, personal de Inspección y Verificación Municipal clausuró nueve bares en Plaza Fiesta en Zona Río, por exceder la capacidad de aforo.
Bares como Green Witch y Lumi, tenían filas de hasta 10 metros de jóvenes esperando entrar a los lugares, donde en el interior no sólo no había distancia, sino que andaban libremente sin cubre bocas.
Cuando clausuraron esos antros, todos los asistentes se fueron a los bares abiertos, pero el personal de seguridad sólo dejó pasar a los suficientes para saturar el aforo permitido, además de que los obligaron a cerrar dos horas más temprano, a las 03:00 horas.
En centros comerciales, playas y parques no fue diferente. El clima caluroso registrado el fin de semana llevó a que muchas familias se fueran a estos lugares a pasar el día y no todos aplicaban el uso de cubre bocas, ni siquiera los menores de edad.
En Macroplaza, menores traspasaron al área de juegos, que permanece cerrada con cinta de “Precaución”, sin que los padres de familia hicieran algo, así como el área de restaurantes estaba al máximo de capacidad, sin personal que hiciera respetar el protocolo COVID.