La Organización de las Naciones Unidas (ONU) mantiene una estrecha y activa relación con la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores, (INTOSAI). Desde 1971, aproximadamente cada dos años, la ONU, a través de su División de Administración Pública y Gestión del Desarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, y la INTOSAI, organizan un simposio para revisar como fomentar competencias institucionales entre las EFS y facilitar el intercambio de experiencias y conocimientos sobre auditoría gubernamental: el fin combatir la corrupción y la impunidad de mejor manera.
Los temas contemporáneos tienen que ver con la digitalización para la fiscalización, como el hito que empezamos realizando nuestras primeras auditorías digitales en la ASF, gracias al apoyo del Congreso de la Unión, para que mejoremos los resultados de la fiscalización superior ante emergencias como la pandemia. El uso de los datos abiertos en las auditorías, la participación ciudadana para mejorar y hacer más oportuna la rendición de cuentas y la transparencia, se complementan, para combatir la pobreza y la desigualdad, con el apoyo de un mejor uso de los recursos públicos.
Lo anterior es resultado del reconocimiento mundial, de la relevancia de la labor de las EFS como agentes de cambio para apoyar los esfuerzos de los gobiernos para superar la crisis generada por la pandemia.
Hace algunas semanas, tuve oportunidad de participar en la vigésima quinta edición de este Simposio, cuyo tema fue la importancia del trabajo de las EFS durante la pandemia de COVID-19 y cómo aprovechar nuestras experiencias para fortalecer la eficacia de las instituciones y lograr sociedades sostenibles. En específico, intervine en una discusión sobre el impacto del COVID-19 en las capacidades organizacionales, los métodos de trabajo y procesos de las EFS. Presenté las acciones que la ASF ha emprendido.
En lo institucional se han adoptado una serie de medidas en dos vertientes: el fortalecimiento de la labor fiscalizadora, a través de la adecuación del marco legal, la incorporación de nuevas tecnologías para lograr auditar a distancia, como el Buzón Digital y ajustes al Programa Anual de Auditorías. Respecto a la organización interna, adoptando un esquema de trabajo a distancia y un protocolo para la reanudación paulatina de las labores presenciales, desde julio de 2020.
En el ámbito de OCCEFS, al coordinar la Comisión de Creación e Incremento de Capacidades, nos dimos a la tarea de organizar intercambios de conocimientos y buenas prácticas sobre las acciones que las EFS de América Central y el Caribe adoptaron para hacer frente a la emergencia sanitaria, así como promover la relevancia de la integridad, la ética pública y la cooperación entre las EFS.
Con la Presidencia del Grupo de Trabajo de Fiscalización de Desastres, se ha promovido un adendum a los términos de referencia para incluir a las pandemias y desastres humanos, ya que sólo estaban considerados los desastres naturales, como huracanes o sismos y se adoptó un Plan de Acción Regional ante el COVID-19, el cual nos ha permitido ayudar a garantizar la transparencia y la rendición de cuentas respecto de los recursos destinados a la emergencia sanitaria, a través de la Auditoría Cooperativa de Cumplimiento sobre la Transparencia, el uso Responsable y la Inclusión del Uso de Fondos de Emergencia COVID-19, impulsada por la IDI alemana y que coordina la ASF a nivel regional.
En INTOSAI, al presidir el Grupo de Trabajo de Valor y Beneficio, se ha promovido la importancia de fortalecer la comunicación con los ciudadanos, y estar preparados para garantizar el buen uso de los recursos públicos. Son hitos en el combate de la corrupción con eficacia, tanto preventiva como sancionatoria.