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viernes, febrero 16, 2024
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La decadencia de Hank

El declive político de Jorge Hank Rhon es progresivo… su decadencia física, es evidente, notoria, indudable, vaya.

El privilegiado casinero que ha permanecido impune ante la sospecha de asesinatos, tráfico de especies, crimen organizado y narcotráfico, fue derrotado por segunda ocasión en las urnas bajacalifornianas como en 2007, cuando le ganó la gubernatura José Guadalupe Osuna Millán. Ahora, en 2021, fracasó ante la futura mandataria, Marina del Pilar Ávila Olmeda.


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La decadencia del hijo del profesor Carlos Hank González se aprecia incluso en el número de votos obtenidos. Si hace 14 años fue derrotado tras lograr 380 mil sufragios a su favor, en 2021 no alcanzó siquiera a superar aquella votación, pues al conteo de todos los sufragios, en la elección del 6 de junio sumó 346 mil 547 a su favor.

El techo electoral de Hank es, entonces, de 380 mil votos. De ahí no pasa y los bajacalifornianos se lo han dejado claro: cuando se trata de elegir, votan por el que más. En contraparte a Hank Rhon, Ávila Olmeda no solo es la primera mujer electa gobernadora, sino la más votada de la historia, al acumular 542 mil 35 votos.

Queda demostrado que ni todo el dinero en la campaña, ni la contratación millonaria de una agencia de estrategia política de la Ciudad de México, ni la constante utilización del equipo de futbol, le fueron suficientes a Jorge Hank ya no digamos para ganar, sino para superar la votación obtenida en su primera derrota.


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El empresario metido a político creyó que, comprando partidos y simpatizantes, lograría ganar una elección en la cual quedó lejísimos del primer lugar. En su soberbia no atisbó su decadencia, y hasta creyó que, sin el Partido Revolucionario Institucional, en el que había militado toda su vida, ganaría la elección. Al final, se quedó sin gubernatura, sin partido y sin aliados.

De la mano del grupo criminal que le apoya, el día de la elección, Hank Rhon orquestó un plan delictivo -al menos esa es la línea principal de investigación en la Fiscalía General del Estado- para reventar casillas electorales, robándose las urnas, incendiándolas o violentándolas. El objetivo detrás del plan de choque era eliminar las casillas suficientes, para (así pensaban), en caso de no ganar, anular la elección. Pero la treta no les resultó. Lo que sí lograron fue una investigación ministerial más a los gemelos Vera Ayala, Mario y Jerónimo, a quienes personas detenidas al vandalizar las urnas, señalaron como quienes les ordenaron cometer los actos criminales.

Los gemelos -uno de ellos prófugo de la justicia, por cierto- son hijos del hombre que fue sentenciado como responsable material del asesinato del periodista y codirector fundador de ZETA, Héctor “El Gato” Félix Miranda. Se trata de Antonio Vera Palestina, quien, durante toda la campaña no se separó de la espalda de Hank Rhon, quien le paga como jefe de su cuerpo de seguridad.

Vera dejaba ver entre sus ropas un arma, a pesar de estar imposibilitado para portar una debido a sus antecedentes penales, lo que confirma que ronda la ciudad armado y sin licencia para ello.

Jorge Hank quiso apelar a la mala memoria de los electores bajacalifornianos. A que no lo relacionaran con el asesinato de Héctor Félix, porque sucedió hace 33 años, o con el homicidio de su nuera, Angélica María Muñoz Cervantes, porque la mataron hace 12 años. O pretender ignorar el hecho de haber sido detenido por acopio de armas en 2011. O investigado en la década de los noventa por el gobierno de Estados Unidos por narcotráfico y crimen organizado.

Pero nada de eso se olvidó. Los intentos de lavar su imagen ya en la tercera edad, no han prosperado, acaso demuestran la decadencia en que se encuentra Jorge Hank, a quien también han relacionado con el Cártel Arellano Félix primero, y con el de Sinaloa después.

En un lejano segundo lugar en la elección de BC, Hank ya no tiene ni elementos ni argumentos para intentar anular la elección como era su objetivo el mismo 6 de junio. No superar los 380 mil votos que obtuvo en 2007, debería ser indicativo de que, si anulara la elección y fuera de nuevo a las urnas, volvería a perder.

Con su salida del PRI y la salida de sus seguidores, quienes como él traicionaron a su partido, sacó del Revolucionario Institucional el ala hankista que venía apoderándose del tricolor en la última década. Incluso el líder nacional, Alejandro Moreno, le denunció en dos ocasiones. Primero cuando en su misoginia llamó “basura” a la candidata del PRI al Gobierno del Estado, y después cuando pretendió que el Consejo Político Estatal declinara a su favor y no respaldara a Lupita Jones. Ahí Hank se volvió a quedar sin partido.

La decadencia política del Partido Encuentro Solidario, a punto de perder el registro nacional, embonó perfectamente con la de Hank. Le apostaron a un sospechoso criminal no para ganar una elección, sino para dividir el voto de la oposición y conservar el registro local.

Jorge Hank Rhon perdió de todo a todo. Ni colgarse de la figura de Julián Leyzaola (otro doble derrotado) le sirvió de algo. Los bajacalifornianos no le compraron ese boleto. Tampoco el de una persona con fuerza, ante la decadencia física que fue evidente al ser incapaz de sostenerse de pie, caminar, mucho menos recorrer calles y colonias de Baja California.

Lo bueno de esto es que, quizá, y solo quizá, esta segunda derrota saque definitivamente a Hank del escenario político estatal, donde por segunda ocasión le han dicho que no lo quieren de gobernador. Faltaría solo que le quitaran la impunidad, pero eso ya es mucho pedir por parte de un Gobierno Federal que no parece perseguir a narcotraficantes y asesinos.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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