Estamos en la era de las elecciones electorales, donde aparecen los candidatos salvadores, los Superman, los “no contaban con mi astucia”. Los candidatos protectores que protegen a todos del mal. Mujeres maravilla que creen solucionar todo. Candidatos con corazón tipo Chespirito, Chapulín Colorado que se siente solucionar todo.
Candidatos Batman que salvan a la ciudad caótica. Candidatos que se siente Capitán América, salvando al pueblo. Se siente la atracción del momento, como héroes, sin entrar en acción aún.
El tiempo de los invencibles candidatos. Aún sin cantar victoria, ya se sienten ganadores.
Hay muchos superhéroes, superheroínas, personajazos, candidatos que creen subirse al templete y hablar y solucionar las carencias de sus seguidores, sintiéndose fuertes, invencibles, superpoderosos para solucionar a todos el mal, inseguridad, carencias, rezagos, crisis, burocratismo, hambre y más males que aquejan al pueblo.
“¡Él sí podrá defendernos!”. Como Chespirito, ¡no con contaban con su astucia los candidatos que hoy abundan como hongos!, pues hay 17 diputaciones, una gubernatura, cinco alcandías y son necios como un borracho o un niño que quiere algo y hace su berrinche.
Los candidatos que aniquilarán a los villanos, que prometen todo y cumplen casi nada.
Los superhéroes llegaron ya bailando ricachá, y se sienten los magnéticos (que atraen el hierro).
Esperemos estos candidatos chapulinezcos, pues, por desgracia, quedará el menos malo. Recuerden candidatos, ¡la democracia no es solo de ustedes!, es mi obligación tenerlos bajo la lupa, y si no sirven o no dan resultados, protestar. ¡Y para fuera! Debería ser lo correcto y lo que el pueblo demande.
Las historietas de superhéroes en todo el país, y sin ir al puesto de revista… pues las tenemos de a de veras, en vivo; no impresas. Al momento, con solo circular por una calle de esta ciudad, ahí vemos héroes de todo tipo (flacos, obesos, chaparros, fornidos, feos, caritas, gatúbelas, superhombres), que buscan mi voto. Y la verdad, ni uno lo merece.
Ellos no me dan de comer. Nada más con eso los callo y rechazo.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.