Las familias desintegradas, abandonadas, disfuncionales, representan un foco más allá rojo sangre, que causa violencia micro y macro; las madres solteras tienen el doble y complicado papel de ser también padres. No hay voluntad política en el ajuste de cuentas con la pensión alimentaria y millones de padres biológicos miserables se burlan de la ley de hijos y ex pareja. Aquí enciende violencia, rencores y resentimientos que se minan a la sociedad y que generan resortes de delincuencia. La justicia no existe para los Don Nadie, ¿esto lo entenderán los diputados?
En México se violenta constantemente y de múltiples formas a las mujeres. Esta violencia contra más de la mitad de la población, proveniente del machismo patriarcal, que ocurre en todos los ámbitos y circunstancias sociales imaginables -desde el hogar hasta el ámbito profesional, pasando por el transporte público, las universidades y las calles-, retrata a fidelidad el talante machista del que hoy, cerca del fin de la primera década del siglo XXI, carcome nuestra sociedad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016, elaborada por el Inegi, dos de cada tres mujeres residentes en nuestro país -66.1%- son víctimas de algún acto de violencia, ya sea emocional, económica, física, sexual o a través de discriminación en escuela, trabajo, comunidad, familia o pareja. El 94% de las agresiones sexuales nunca se denuncian.
El principal agresor es el esposo, pareja o novio. Según la encuesta del Inegi, 43.9% de las mujeres, que tienen o tuvieron una pareja, han sido agredidas por ella.
El segundo ámbito de mayor violencia contra las mujeres es en calles, parques, el transporte público, entre otros, donde 38.7% de las mujeres ha sido víctima de actos de violencia por parte de desconocidos. Los actos de violencia más frecuentes aquí son de índole sexual, mismos que ha sufrido 34.3% de las mujeres, ya sea por intimidación, acoso, abuso o violación. En el trabajo, las violencias más frecuentes son discriminación, agresiones sexuales y de tipo emocional, como humillaciones, degradación e intimidación. Las entidades que presentan las tasas generales de violencia contra la mujer más altas son la Ciudad de México, con 79.8%; Estado de México, 75.3%; Jalisco, 74.1%; Aguascalientes, 73.3% y Querétaro, 71.2%.
Todos estos datos deberían avergonzar a los mexicanos, a los fiscales y legisladores que dan la espalda de hecho a este tema clave en la violencia familiar y social. El que existan porcentajes tan altos de violencia contra la mujer, prueba que somos una sociedad inconsciente de todas estas formas de fuerza bruta y por ello no las erradica y la perpetúa; o somos perfectamente conscientes de ella, pero son invisibilizadas por nuestra profunda cultura machista.
Queda claro que las varias campañas emprendidas hasta ahora contra este flagelo social, de nada han servido. En la actualidad la imagen de las madres solteras ya no es tan cuestionada por la sociedad como hace veinte años, pero aún siguen siendo objeto de discriminación en el ámbito laboral.
Estas circunstancias exponen a las mujeres a una carga de estrés muy alta debido a que sienten que no son capaces de enfrentar la situación por sí solas. Por eso una madre soltera debe buscar un profesional de la salud que la ayude a trabajar sus emociones. Y aquí hay otro enorme vacío porque solo una minoría empoderada, es consciente de la necesidad de terapia.
Las familias que tienen un solo ingreso se enfrentan a muchas dificultades. A esto se debe sumar que las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales que los hombres por ser consideradas “inferiores”. Por lo tanto, las madres solteras deben unirse para obtener igualdad de salarios.
Los hijos de las madres solteras son blanco de críticas, lo que desencadena un bajo rendimiento académico y pobre autoestima. Esto altera el comportamiento del menor en su hogar, tornándose agresivo o antisocial. Las madres solteras deben estar muy alertas y tener una buena comunicación con su hijo.
¿Estos problemas se pueden superar? Sí, aprendiendo nuevas habilidades. Es buena idea leer libros sobre la maternidad en soledad, organizarse en grupos de apoyo para hablar y compartir experiencias con otras madres solteras que tienen hijos de la misma edad o situaciones parecidas.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com