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domingo, febrero 18, 2024
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Baja California: Democracia con ametralladoras

“A mí me da risa y a veces también coraje, que en tiempos electorales algunos periódicos -sobre todo en Baja California- publiquen que uno o los dos de nuestros obispos meten la mano en la política y les lavan el cerebro a los fieles para que saliendo de misa se vayan a votar por este o aquel candidatos”.

-Jesús Blancornelas, noviembre de 1993. Congreso Nacional


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de Derechos Humanos, Tijuana.

 

O se es ignorante o tarugo; para creer que en Baja California el crimen organizado, el narcotráfico, la prostitución, el lenocinio, la violencia e inseguridad, el secuestro, comenzaron con la llegada del PAN al gobierno.


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Todas esas lacras sociales fueron promovidas en Baja California desde que era gobernador en 1924 (Distrito Norte de B.C.), revolucionarios como Abelardo L. Rodríguez, y en especial Braulio Maldonado desde 1958.

Don Jesús Blancornelas (1936-2006) fue solo una de las víctimas del crimen organizado desde el entonces poder priista en el Estado 29. Un ejemplo: el de uno de los maestros del propio Blancornelas en Mexicali, don Cristóbal Garcilazo, quien tuvo que refugiarse en Estados Unidos para continuar su lucha; editó el diario La Crónica en Calexico, California (1958), introduciendo discretamente los ejemplares a Mexicali. Como en los 1980’s lo habría de hacer Blancornelas y el “Gato” Félix con ZETA, perseguidos por “Bob” de la Madrid y sus sátrapas.

En Baja California, los crímenes, secuestros, “levantones”, prostitución, narcotráfico, son realidad históricamente practicada desde el poder político. Antes que el asesinato de periodistas como Francisco Ortiz Franco, “El Gato” Félix, y el atentado contra Blancornelas, el crimen organizado- en connivencia con Braulio Maldonado- mandó asesinar al periodista Manuel Acosta Meza en 1958.

Manuel Acosta Meza desde El Imparcial, habría comprobado y publicado que “el propio Gobierno del Estado era el lenón que percibía utilidades que rendían las ocho mil mujeres explotadas en “Los Kilómetros” a través del fantasmal “Comité pro Niñez Desvalida”, inventado por Maldonado.

En Baja California, los parientes de Braulio Maldonado, sus tenebrosos hermanos Salomón, Loreto y Melquiades Sandez, se pusieron a explotar alegremente la prostitución y el tráfico de drogas, formando el Sindicato del Lenocinio. Ante las denuncias del periodista Acosta Meza, “Los Kilómetros” se suplieron por una cadena de cuarenta casas de asignación que operaban en Tijuana, cada una de las cuales pagaba una cuota semanal de 500 dólares.

Por eso el escritor Carlos Ortega, publicó en Texas en mayo de 1961, su obra Democracia dirigida con Ametralladoras; Baja California 1958-1960. Exhibe la dolorosa lucha de los bajacalifornianos por alcanzar la verdadera democracia, pese al crimen organizado y al despotismo del poder.

En este caminar democrático, Braulio Maldonado no solo mandó asesinar a Acosta Meza y su pequeña hija cuando veían un programa de televisión; otra víctima fue el propietario y director de Centinela, de los pocos diarios independientes en Mexicali. Los braulistas atentaron contra don Angel Zaldívar y Guillermo Manzano, perseguidos hasta que desaparecieron esa publicación, por haber protestado con el pueblo, contra el establecimiento de los juegos de azar. Tan “exitosos” también hoy.

En esta época fue cobardemente asesinado el impresor Fernando Márquez Sánchez, por un pistolero de Braulio, llamado Trinidad Hernández. La causa del crimen: por no dejar de confeccionar en su imprenta publicaciones catalogadas como enemigas del Gobierno.

Otra es la historia en Baja California del despojo por 350 millones de pesos, que en aquel año de 1958, Braulio Maldonado el primer gobernador de B.C., promovió en la zona del Río Tijuana, sin importarle el destino de cinco mil familias (entonces ahí asentadas). Por eso asesinó a don Alfonso Marín, su mamá y hermanos, para luego incendiar la casa con todo y cuerpos.

Junto al mal, siempre el bien. Colaboradores fundadores de ZETA desde 1980, fue uno de los grandes defensores del pueblo de Baja California, el único abogado que quiso defender a los colonos del Río Tijuana en 1958: Don Salvador Rosas Magallón.

Por el bien de las nuevas generaciones que desconocen la historia de la democracia y el periodismo en Baja California, urge una reedición de la obra de Carlos Ortega sobre el tema, tanto como es necesaria una reedición del primer libro de Blancornelas, Crónica de una Infamia. Ambas obras son parte de la historia de la región. Ambas obras son modelo ante la apatía e indiferencia de los que ignoran por qué se vive tan bien; y a la vez por qué se hay tanta maldad cuando la comunidad y los ciudadanos entregan irresponsablemente su poder personal a políticos que realmente resultan y son unos crápulas. Y la gente sin votar sigue repitiendo lo mismo: “¿Para qué, si todo sigue igual?”. En 1989 salió a votar el 70 por ciento de la ciudadanía bajacaliforniana. Ahora los gobernadores y políticos crápulas tienen comprada y coptada la voluntad de las personas. No ejercen su libertad de elegir.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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