“Como el amor, también el matrimonio es, por su mismo concepto, más que un simple medio para el fin de la procreación, y más que un simple medio para el fin de la obtención de placer sexual. Es más bien el amor solo el que hace del matrimonio, de la convivencia sexual, en sentido ontológico- un matrimonio y una convivencia humana”.
-Viktor E. Frankl, El Hombre Doliente.
Este sábado 13 de febrero, la víspera del día del Amor y la Amistad, coaliciones de grupos por la vida y la familia al que se adhieren personas de muchas creencias y de buena voluntad, están convocando en infinidad de ciudades de México a que a las 3 de la tarde se reúnan para iniciar caravanas de carros adornados y dando claxonazos hasta concluir, no sin antes hacer acopio de alimentos, ropa, accesorios sanitarios, todo para bebés…
El Claxonazo por la Vida incluye un apoyo que usted puede destinar para bebés de familias pobres o necesitadas en esta situación de pandemia. Entusiasmarse por la cultura de la vida, y practicar la caridad con los más débiles, es decir, las mujeres embarazadas o con bebés.
Es célebre entre la comunidad judía internacional, la enfermera católica Irena Sendler, La Madre de los Niños del Holocausto, polaca de Varsovia que murió a los 93 años, en fecha reciente.
Para que revelara el lugar donde Irena Sendler, como enfermera, había escondido los nombres de más de 2 mil 500 niños hebreos entregados en custodia a familias fuera del Ghetto de Varsovia, los criminales nazis de las SS la torturaron hasta quebrarle sus piernas y lastimarla gravemente; pero ella -como la esposa del Faraón Egipcio- se compadeció de Moisés dejado en una cuna de mimbre en el Río Nilo. La heroica enfermera católica Sendler, jamás reveló quiénes eran aquellos niños que hacia los 90’s, ya adultos, descubrieron en Estados Unidos, que aquella hermosa enfermera que les salvó la vida de mil maneras, vivía en Polonia. Y abundan las imágenes llenas de flores con el rostro tierno de esta santa mujer Irena, que se ganó el corazón de la comunidad hebrea.
La humanidad está dividida y definida en buena parte internacionalmente por la cultura de la vida y la cultura de la muerte. Hay quien piensa que el que gobierna el mundo es la economía, el dinero, la ambición, la avaricia… en todas las instituciones, incluso las religiosas.
El testimonio de personas sencillas como la polaca Irena Sendler, es obvio: no recibió ningún cinco para salvar a más de 2 mil 500 niños hebreos del Ghetto de Varsovia. Los salvó del diabólico exterminio nazi tan solo en Varsovia. Miles de personas y niños no tuvieron igual bendición.
Los países ricos ubicados en el norte de todos los continentes cometen crímenes hacia la humanidad sin que nadie aparentemente los condene; en Estados Unidos diariamente se calculan 4 mil niños asesinados por aborto en clínicas “legales”. Muchas mujeres engañadas no quieren responsabilidades. A los niños en su vientre las llaman producto. Y eso en la mentalidad loca y eugenésica de los nazis de los campos de exterminio equivale hoy las clínicas abortivas; para los nazis los niños judíos eran para experimentar, como hoy en las clínicas “aborteras”, se comercia con los órganos de los nonatos. Si no, pregúntele a los de planificación familiar (Planned Parenthood).
Resulta que el síndrome de Asperger, viene del apellido del pediatra nazi que en la II Guerra Mundial, violando la deontología médica y los derechos de los niños, experimentaba con ellos como si no fueran en verdad personas.
El Claxonazo por la Vida es un recordatorio sobre temas erráticos de la cultura de la muerte; por ejemplo, se le llama a Europa el Continente Viejo, porque hay muchos viejos, que cuando eran jóvenes se deschongaron y vivieron la euforia freudiana de la liberación sexual, con su catequesis de que la familia pequeña vive mejor. Y hoy aquellos viejos jóvenes o jóvenes viejos son una caricatura sexual y no tienen quién pague sus pensiones, porque no hay jóvenes que trabajen, que produzcan impuestos para mantener a tanto viejo.
Que la vida humana se defina por las cuestiones económicas es importante, pero no lo más relevante. Hipócritamente, las naciones ricas del Norte de los continentes afirman que el 80% de los pobres que viven en el Sur de los continentes están acabando con los recursos de la tierra, cuando es el 20% de los países ricos del norte de la tierra, quienes consumen el 80% de los productos naturales; el resto, el 20% de esos bienes terrestres le queda a la gran mayoría que vive en el sur de los continentes. Una ecuación hipócrita revelada por el padre Eduardo Bonnin Barceló, escolapio, en su tesis doctoral, misma que expuso en Tijuana allá por 1991 en el Congreso Nacional de Derechos Humanos organizado por la diócesis de Tijuana. En su ponencia Ética y políticas demográficas en América Latina. Publicada por la Universidad Pontificia de México.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com