Sin documentos o permisos oficiales de residencia porque el Instituto
Nacional de Migración se los ha negado sistemáticamente, la comunidad
haitiana en Baja California se encuentra sin papeles, sin trabajo, sin
comida, en el abandono. La supuesta declaración de “Estado Migratorio”
resulta una falacia frente a los problemas que enfrentan los migrantes
en estos momentos.
Más de 6 mil personas de origen haitiano que residen en Baja California se enfrentan a la invisibilización y vulneración de sus derechos humanos de manera sistemática por parte de los tres niveles de gobierno, denunciaron activistas defensores de personas en contexto de movilidad y miembros de esta comunidad.
Aunque el gobierno actual se aferra en asegurar que BC es un Estado Santuario Migrante, la realidad de comunidades migrantes desmiente rotundamente los discursos que, tanto el Poder Ejecutivo estatal como sus allegados, han repetido cada que tienen oportunidad, ignorando las problemáticas alimentarias por las que pasan las personas en contexto de movilidad.
Claro ejemplo de esto es la precariedad con la que lidian los migrantes de origen haitiano asentados en Baja California desde hace cuatro años. De acuerdo con Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, en Tijuana habitan alrededor de 4 mil y en Mexicali, 2 mil personas en migrantes.
La población de Tijuana se encuentra distribuida en distintos puntos de la ciudad, prioritariamente en la Zona Norte, Centro y algunas comunidades en las zonas conurbadas. Como uno de los puntos referentes para este trabajo periodístico, está el albergue denominado Little Haití, ubicado en el Cañón del Alacrán en la colonia Divina Providencia, a un costado del templo evangélico Embajadores de Jesús, que también es habilitado como albergue para migrantes de otras nacionalidades.
Para entrar al Cañón del Alacrán se debe tener una gran habilidad para conducir por terrenos sin pavimento y llenos de lodo. Con las lluvias el sitio se vuelve un río, con rápidos feroces que se llevan autos, casitas y animales. Desde hace cuatro años que el asentamiento haitiano está ahí, ninguna autoridad ha procurado pavimentarles.
En la zona se pueden observar algunos animales de granja, niños corriendo y llenos de tierra. Algunas de las casas de la zona son de cartón y madera, como en gran parte de Tijuana, con lavaderos y cocinas al aire libre sin que parezca que viven en una de las ciudades de mayor poder adquisitivo del país.
En la Pequeña Haití viven al menos 250 personas, entre mujeres embarazadas, bebés recién nacidos, niños en edad de ir a la escuela y adultos que se reparten las tareas dentro del espacio. La mayoría de las mujeres de la comunidad se encargan de cuidar a los niños, hacer la limpieza del albergue, cocinar y lavar la ropa de su familia; mientras que los hombres se dedican a conseguir recursos para comprar alimentos.
El 90% de los hombres que viven en este lugar quedaron sin empleo a inicios de diciembre de 2020, por lo cual han optado el mercado informal para conseguir algo de dinero. Los que no tienen tanta suerte ayudan en las labores del hogar.
Aquellos que perdieron su empleo excusan dos circunstancias: la primera, que los han despedido previo a la entrega de aguinaldos y así no darles esa prestación laboral que es obligación del patrón otorgar; y la segunda, que el Instituto Nacional de Migración (INM) no les ha renovado su estatus migratorio en el país.
El pastor Gustavo Banda Aceves, de la iglesia Embajadores de Jesús, quien convive y atiende a esta comunidad, detalló a ZETA el contexto de las personas de origen haitiano que se encuentran en ese espacio:
“Estamos en una situación muy difícil, nuestros hermanos y hermanas haitianas, están yendo al Instituto Nacional de Migración para actualizar su estatus migratorio y les están comentando que no les van a renovar las visas humanitarias que tenían aquí, mucho menos les darán las permanentes. No sabemos a qué se deba esta situación, pero muchos de ellos han venido y me han comentado eso. A algunos de ellos ya les han extendido un papel donde dice que tienen que salir del país.
– ¿Cuántas personas están en esa condición?
“Aquí tenemos aproximadamente 250 migrantes y, a todos los que se les han vencido, han ido al Instituto Nacional de Migración, y les han dicho que no les van a renovar su estadía aquí en México”.
– ¿Cuáles son las consecuencias de ello?
“Estamos ante una pandemia, una situación muy difícil y, si ellos no tienen papeles, no van a poder encontrar una fuente de trabajo confiable, van a tener que salir a las calles a vender, y con esta situación de la pandemia, pues lo único que van a hacer es incrementar los contagios y todo ese tipo de cosas”.
– ¿Actualmente cuentan con trabajo?
“Como es natural, en esta época muchos de los haitianos están trabajando en la maquila, cuando se va acercando diciembre la mayoría son despedidos y contratados nuevamente en enero, pero cuando ellos vayan a tratar de conseguir estos empleos, ya no van a contar con sus papeles y entonces ya no van poder acceder a esos trabajos”.
ZETA también conversó con algunos de los habitantes, cómo Ronnie, quien llegó a Tijuana a inicios de 2020, tras seis años fuera de Haití, buscando la forma de llegar a la frontera de México con Estados Unidos para solicitar una visa humanitaria y tener una vida mejor en ese país.
“Cada que vamos a Migración nos dicen ‘vuelve’ y vamos, pero nunca hay una cita para nosotros, y este momento es muy difícil, y estar sin empleo… El 90% de los haitianos no están trabajando porque en cada lugar que buscamos trabajo, nos dicen si tenemos residencia permanente y tenemos la de visitante; nos dicen que no podemos trabajar, es difícil trabajar porque está vencido, todos los que tenemos el documento de visitantes está vencido. Entonces, estamos sin empleo, no sabemos si el Gobierno de México nos puede apoyar para que nos den el documento”, expresó.
Aunque ni él o alguno de sus compañeros cercanos ha resultado contagiado de la COVID-19, se han enfrentado a la crisis económica que ha impactado en la ciudad por culpa de la pandemia, y ante la falta de empleo, “estamos pasando momentos difíciles por comida”, reconoció Ronnie.
“ESTO ES UNA CRISIS MIGRATORIA”: WILNER METELUS
En entrevista con este Semanario, el presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, Wilner Metelus, lamentó la precariedad en que se encuentran sus connacionales haitianos en Baja California y que los tres órdenes de gobierno no se preocupen por mejorar su situación.
“En tiempos de pandemia la situación de los migrantes afrodescendientes haitianos está muy complicada, están sufriendo muchísimo, no solamente los migrantes afrodescendientes, sino de otros países. Tienen muchos problemas, de alimentación principalmente y de salud. Me preocupa mucho porque son seres humanos, no tienen fuente de trabajo y no están recibiendo apoyo de las autoridades”, declaró.
En su opinión, el gobierno mexicano debe entender la situación de los migrantes afrodescendientes, ya que la mayoría de ellos tienen más de cuatro años en Baja California, “son personas que están participando en el desarrollo de dicho Estado, no representan una amenaza para nuestros hermanos bajacalifornianos.
“Por la forma como está la situación en Estados Unidos, ellos no tienen intención de cruzar la frontera, el objetivo de ellos de quedarse en nuestro país, pero cualquier ciudadano que vive en un país necesita tener un documento para identificarse por su seguridad. Yo me pregunto: ¿Por qué las autoridades en nuestro país no quieren dar residencia permanente a nuestros hermanos haitianos?”, cuestionó.
Metelus calificó de inhumano que los tres niveles de gobierno no se preocupen por la vulnerabilidad de la población migrante más allá del discurso, “están viviendo con la pandemia y no tienen posibilidad de trabajar, tienen casi ocho meses, viven en sus casitas, sin recibir un salario, a algunos los despidieron en su trabajo porque algunos patrones no quieren darles aguinaldo. Sería bueno que haya un programa integral de emergencia para ayudar a la comunidad afrodescendiente que se encuentran en Tijuana y Mexicali”, sugirió.
Ejemplificó el caso de del albergue Embajadores de Jesús, Little Haiti, el cual se encuentra sin recursos, al no recibir apoyo por parte de ninguna instancia gubernamental. Su poco ingreso proviene de algunas donaciones de ciudadanos estadounidenses y bajacalifornianos que los conocen y aportan alimentos o productos en especie.
“Hablé con los migrantes afrodescendientes y haitianos, ahorita tienen bastantes problemas, no tienen dinero y a veces pasan dos o tres días sin comer, me parece injusto, ellos tienen niños y niñas, entonces, es una situación muy difícil. Para mí eso es una crisis migratoria, porque la verdad, el gobierno de nuestro país hoy en día no están ayudando a los migrantes”, denunció el activista.