La Casa del Migrante de Tijuana mantiene desde 2018 en desarrollo el proyecto del Centro Scalabrini de Formación para Migrantes (Cesfom), en el cual capacitan a las personas en contexto de migración en materia de oficios que puedan ayudarles a mejorar su condición de vida.
Fue el pasado mes de enero que de manera simbólica se colocó lo que sería la primera piedra de un edificio de tres pisos, donde se impartirán múltiples cursos y talleres como idiomas, carpintería, instalaciones eléctricas y jardinería, así como instrucción para mejorar su salud emocional.
La coordinadora del Cesfom, Laura Barba, compartió con este Semanario que la inauguración se tenía contemplada para antes de finalizar este 2020, pero por cuestión de la pandemia se tuvo que retrasar un par de meses. Además que los cursos también se están impartiendo de manera reducida.
“En mayo de 2018 se destinó un salón, aquí dentro de la Casa del Migrante, como aula para iniciar con las actividades del Centro. Las primeras clases que se tuvieron fueron de computación”, informó.
También por cuestión de las medidas sanitarias para la prevención de contagios de COVID-19, tuvieron que suspender las clases, reanudándolas apenas el pasado mes de septiembre con grupos reducidos a 10 alumnos cada uno. Barba comentó que los ingresos a la Casa se vieron limitados; la mayoría de los cursos son dirigidos a sus mismos inquilinos, aunque aceptaban a activistas e integrantes de otros albergues en sus capacitaciones.
El programa del Cesfom cubre cuatro ejes; el primero de ellos es el educativo que contempla los cursos de idiomas (inglés y español), alfabetización, así como la conclusión de los estudios básicos de primaria o secundaria. El segundo eje es la capacitación en oficios, donde se contemplan instalaciones eléctricas, instalación de aires acondicionados, paneles solares, plomería y un módulo sobre emprendimiento.
Hay un tercer eje enfocado en capacitar a los activistas e integrantes de otros espacios que reciben y atienden a los migrantes, con talleres de primeros auxilios, atención psicológica y resolución de conflictos. El último y cuarto eje es sobre el desarrollo personal, con talleres de yoga y meditación, así como charlas integrales para mejorar la salud emocional de los migrantes.
“Estos cursos son para los migrantes adquieran nuevas capacidades y tengan mejores oportunidades de vida, incluso que emprendan un negocio, que sean autosuficientes y puedan reiniciar su vida en México; muchos de los migrantes que hemos atendido en los últimos años son deportados, con años residiendo en Estados Unidos, y vienen a su país a iniciar de cero”, puntualizó.
Hasta el momento, más de 100 han sido los migrantes que se han beneficiado con estos cursos; entre los casos de éxito cuentan desde los extranjeros que aprendieron el idioma español y hoy están integrados en la sociedad, hasta los deportados que tienen su propio negocio y brindan empleo a otras personas que han pasado por la misma experiencia migratoria.