Dicen que detrás del regreso de Arturo González Cruz a su cargo como presidente municipal de Tijuana, están dos hechos contundentes: primero, que así le fue sugerido vía Morena/Ciudad de México, al asegurarle que su nombre será incluido en la encuesta que a partir del 15 de noviembre se realizará en Baja California para determinar a quien será candidato de ese partido al Gobierno del Estado en la elección de 2021. No había razón, pues, para dejar la silla municipal. Y segundo, que ante su ausencia, los bonillistas pretendieron servirse con la cuchara grande los cargos y la nómina, con la intención de hacer del Ayuntamiento de Tijuana una extensión del Gobierno del Estado, como gusta proceder el mandatario Jaime Bonilla Valdez. Ya había funcionarios del Estado en labores y fueron del Municipio. Por ejemplo, Adalberto González, quien fuera secretario de Hacienda con Bonilla, ya estaba despachando en Oficialía Mayor, luego que la síndico “oportunamente” suspendió a la oficial mayor designada por González Cruz. Así que a este le recomendaron regresar a la alcaldía, sacar a los bonillistas y retomar el control de la administración de la ciudad. Ahora sí que la gente de Bonilla es buena para los manotazos, pues ya se estaban apropiando de las oficinas municipales. Por supuesto, al regreso de González, fueron corridos.
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