Un libro fascinante de apreciación del repertorio clásico y el jazz es “Música, sólo música” de Haruki Murakami y Seiji Ozawa, publicado originalmente en japonés en 2011 y traducido al español en 2020 por el sello Tusquets, por obra de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara, donde el escritor entrevista al célebre director de orquesta.
Murakami (Kioto, 1949) sabe de música clásica, se nota en sus preguntas, pero Seiji Ozawa (Shenyang, 1935) es el gran maestro oriental de la música occidental que en 1959, a la edad de 24 años, ganó el Concurso Internacional de Directores de Orquesta en Francia. Lo demás es historia: Ozawa fue director de la Orquesta Sinfónica de Boston durante 30 años, así como de la Filarmónica de Berlín, Orquesta Sinfónica de Toronto y Orquesta Sinfónica de San Francisco, entre otras.
“Entre noviembre de 2010 y julio de 2011, y en diferentes lugares (Tokio, Honolulú, Suiza), tuve la oportunidad de realizar las entrevistas que componen este libro… Las entrevistas que conforman este libro no tienen como objetivo profundizar ni cincelar un retrato de Seiji Ozawa. Tampoco se trata de un reportaje ni de teorizar sobre qué convierte a una persona en lo que es. Mi único propósito como amante de la música era hablar con toda franqueza de música con un músico llamado Seiji Ozawa. Mostrar cómo cada uno de nosotros (de forma muy distinta, como es obvio), nos entregamos a ella. Ese fue mi propósito original y me gustaría pensar que de algún modo lo he logrado”, advierte Murakami en su papel de entrevistador.
En total fueron seis entrevistas de largo aliento, donde los títulos lo sugieren todo: “Primera conversación: en esencia, sobre el ‘Concierto para piano y orquesta no. 3 en Do menor’ de Beethoven”; “Segunda conversación: Brahms en el Carnegie Hall”; “Tercera conversación: ¿Qué ocurrió en los sesenta?”; “Cuarta conversación: Sobre la música de Gustav Mahler”; “Quinta conversación: Las alegrías de la ópera (la ópera es divertida)”; y “Sexta conversación: No existe una única forma de enseñar. Uno la inventa a medida que avanza”.
En alguna parte de las conversaciones, Ozawa confiesa a Murakami: “Cuando estudio música me concentro en las partituras. No sé si será por eso, pero lo cierto es que no le doy demasiadas vueltas a otras cosas. Solo pienso en la música tal cual es. Nada más. Como si confiase ciegamente en lo que hay entre la música y yo.
“El propósito último no es memorizarla, sino entenderla. Cuando uno se da cuenta de que al fin ha comprendido una determinada obra, siente una enorme satisfacción. La capacidad de comprender es mucho más importante para un director que la capacidad de memorizar. Después de todo se puede leer la partitura mientras uno dirige”, sentencia el director de orquesta.
En “Música, sólo música”, el gran Seiji Ozawa da cátedra a Haruki Murakami y a los lectores que deseen conocer más sobre música clásica y jazz.
A continuación, ZETA comparte con sus lectores un fragmento del libro “Música, sólo música” (Tusquets), © 2020, de Haruki Murakami y Seiji Ozawa, traducción de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara, cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.