Gilberto Rodríguez Orejuela era el capo del colombiano Cártel de Cali. Hace un año lo extraditaron a Estados Unidos. Mini jet norteamericano fue especialmente por él. Casi sesentón. Canoso. Excelente corte de cabello. Ceja negra. Rasuradito. Cutis blanco bien tratado. Ojos azabaches. Soldados como si fueran a la guerra de Irak iban sentados con él. Otros de pie. Dedo en el gatillo de la ametralladora. Rodríguez Orejuela según las crónicas ni habló. Cuando al fotógrafo de Associated Press le permitieron retratarlo miró fija y seriamente a la cámara. Traía un chaleco anti-balas. Overol anaranjado y brillante. Esposado. Reloj en la muñeca derecha. Nada más bajó de la nave y directito a prisión. Se cumplió así el reclamo de un juez federal de Miami. De eso hace un año pasadito. Al cuarto día de diciembre. Recuerdo lo publicó
El País de España.
A Rodríguez Orejuela le dicen “El Ajedrecista”. Le encanta el juego. Pero manejaba mejor sus piezas en el tablero del narcotráfico. En 1995 fue detenido y sentenciado a 10 años. Salió el 2002 por buena conducta. Luego andaba feliz de la vida. Tranquilo. Ni se la esperaba cuando fue capturado para extraditarlo. Su abogado José Quiñón presentó alegatos ante los tribunales. “Se retiró del narcotráfico enseguida de ser arrestado y encarcelado”. No le valió. Y ésa no sería la sorpresa para tan poderoso capo. Llegó a Miami el mismo 4 de diciembre. Dos días después estaba ante el juez. Le recibió con expediente muy detallado. Fechas y lugares cuando metió toneladas de droga a Estados Unidos. Unas veces cruzando las garitas y otras por mar. Le refrescaron la memoria cuando utilizó tanques de gas. Así contrabandeó una tonelada de cocaína en Houston.
Lo más dramático: A Rodríguez Orejuela debió ponérsele la piel chinita en la Corte Federal de Miami. Aparte de las acusaciones el juez le reclamó regresar a Estados Unidos 2,100 millones de dólares. Ese fue el cálculo oficial de sus ganancias por zambullir droga a suelo norteamericano desde 1990 hasta 2002. Aparte se metió la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Sacó la famosa Lista Clinton, que ordena evitar negocios de particulares o empresas con todo narcotraficante. Así parientes de “El Ajedrecista” no podrán comprar ni un boleto de avión para viajar a Miami. Menos visitarlo. Para acabarla: Luego de terminar su juicio le esperan iguales o peores acusaciones en Nueva York.
Vino otro golpe más: Su abogado José Quiñón no pudo defenderlo. El juez dictaminó que estaría financiado con las ganancias del narcotráfico. Por eso el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le negó licencia para litigar. Así la autoridad recomendó abogado de oficio. Norteamericano. No tenía conocimiento del caso Rodríguez Orejuela. Así es que no le quedó más remedio: Estudiar. Y mientras se ponía al corriente, los abogados acusadores ya le llevaban muchísima ventaja.
El Presidente Álvaro Uribe de Colombia tomó posesión igual que Fox: En 2000. Pero no se ha tentado el corazón para enviar mafiosos a Estados Unidos. Precisamente Rodríguez Orejuela fue el número 192 en diciembre de 2004. Nada de remitir chiruzas. Se apoyó en la Ley de Extradición de 1997. Esta regla se hizo válida cuando Rodríguez Orejuela estaba prisionero. Es muy clara: Prohíbe entregar colombianos a tribunales de otros países si cometieron delito antes de tal año. Pero al caso de “El Ajedrecista” el Presidente Uribe le encontró fácil salida. Confirmó que Rodríguez Orejuela pecó cuando estaba prisionero. Desde su celda ordenó asesinatos y mover droga. Así no hubo vuelta de hoja. El gobierno colombiano autorizó: “Que se lo lleven a Estados Unidos”.
Hay algo especial en el sistema norteamericano. Antes del juez fijar sentencia a los extraditados sucede como en las películas. El fiscal habla con ellos. Les sugiere “cooperar”. Si confiesan dónde está Fulano, a cuántos asesinó Zutano y cómo operan los cárteles les rebajan la sentencia. O puede darse otro caso y hay uno real: El tijuanense Everardo “El Kitty” Páez era compadre de Ramón y cerebrito de los Arellano Félix. Detenido por reclamo de extradición estuvo en “La Palma”. El día menos pensado se lo llevaron en jet especial. Cuando era juzgado traicionó al famoso cártel. Aceptó ser testigo protegido. Dijo todo cuanto sabía. Le perdonaron el acarreo de droga a Estados Unidos.
Hace días se anunció oficialmente: El Gobierno mexicano autorizó la extradición del sinaloense Jesús Héctor “El Güero” Palma. Se dio como un hecho. Pero no es así. De entrada, promovió juicio de amparo contra el traslado. Tardará. Y bajo el supuesto de perder tiene dos sentencias, no pueden sacarlo de prisión hasta cuando las cumpla. El caso “Güero” Palma es más o menos parecido al de Joaquín Guzmán Loera. Los dos enfrentaron acusaciones en los tribunales. Normalmente elaboradas hasta lo débil por torpezas o valor entendido de la Procuraduría General de la República. Cuando “El Chapo” supo que en su último proceso “le daban palo” se entristeció. Javier Camberos, “El Chito”, empleado del penal le animó a fugarse. No es cierto que hubo una telaraña de cómplices para ayudarle. Ese fue el pretexto de la autoridad para endosarle la culpa a otros y cubrir lo vergonzoso para la autoridad: Sólo un hombre ayudó a la fuga. Ya lo escribí hace años con detalles. “El Chito” le compró carro Volkswagen usado en un lote de Guadalajara. Hasta teléfono celular. Su hijo le esperó a las puertas del penal. Los detenidos por tal escapatoria son inocentes. Y “El Güero” Palma también ganó todos sus juicios. A punto de liberarlo le inventaron intento de fuga y haber ayudado a “El Chapo”. Otra mentira. Por errores oficiales uno está prófugo y a otro no lo pueden extraditar ya.
Francisco Rafael Arellano Félix no tiene tanto problema para enviarlo a Estados Unidos. Cumplió su sentencia. Está preso por petición de Estados Unidos mientras lo envían para allá. Pero se amparó y el juicio todavía no se resuelve. Es curioso: “El Güero” está en situación legal más dificultosa y ya concedieron oficialmente su extradición. Pero no la de Francisco Rafael. El otro día escuché a Vicente Fox: “Esperamos mandar a todos los capos a Estados Unidos”. Pero de inmediato no le veo la forma legal. Ya dio un paso con el fallo de la Suprema Corte sobre la cadena perpetua. Así abrió la puerta a extraditar. Ahora sólo falta saber cómo le hará para pasarse por encima de amparos y sentencias. Tal vez un lance inesperado como el Presidente Uribe de Colombia. Pero indudablemente a un precio muy alto: La venganza.
Escrito tomado de la colección “Dobleplana” de Jesús Blancornelas, publicado por primera vez en diciembre de 2005.